El PP se compromete a dar cargos a Vox en la Comunidad de Madrid
Esos términos son inaceptables para Cs, el tercer socio imprescindible para que la derecha logre el poder
El PP y Vox sentaron este martes las bases para negociar el Gobierno de la Comunidad de Madrid con un documento que abre la puerta a que el partido de Santiago Abascal tenga cargos en la Administración madrileña. Esos términos son inaceptables para Ciudadanos, el tercer socio imprescindible para que la derecha logre el poder. El partido de Albert Rivera se niega a compartir Gobierno con Vox o a facilitar un Ejecutivo en el que esté presente. Las discrepancias no impidieron que PP, Cs y Vox se coordinaran para hacer a Juan Trinidad (Cs) presidente de la Asamblea y facilitar un puesto en la Mesa a la extrema derecha.
Rocío Monasterio, la líder regional de (Vox), arrancó este martes, en que se constituía la nueva Asamblea (Parlamento autónomo) con dos reuniones por separado con los máximos representantes del PP, Isabel Díaz Ayuso, y Cs, Ignacio Aguado. En ambas presentó un documento que debía servir como base para una negociación global sobre los cargos en la Asamblea, la investidura del próximo presidente y la configuración del Ejecutivo. Díaz Ayuso se mostró de acuerdo. Aguado ni abrió el documento. Pese al final abrupto de esa segunda reunión, las tres derechas acabaron votando coordinadamente la elección de Trinidad como presidente de la Cámara, lo que allana el camino para que el PP mantenga el poder en Madrid, donde gobierna desde 1995 y ha protagonizado casos de corrupción como los de Gürtel, Lezo o Púnica.
“Hemos firmado un acuerdo con el PP que incluye las posiciones en la Mesa y por supuesto las posiciones de Gobierno, consejerías, entes, etcétera, en proporción a los escaños que tiene Vox, como es lógico”, dijo Monasterio en la Asamblea, donde su grupo tiene 12 diputados, frente a los 26 de Cs y los 30 del PP. “Luego ya veremos si Cs quiere sumarse a este acuerdo o no”, siguió. E insistió: “Vox, por supuesto, va a asumir áreas de Gobierno”.
El PP reaccionó a toda velocidad. Confirmó la existencia del documento, negó que recogiera explícitamente la entrada de Vox en un futuro Ejecutivo pero sí reconoció que menciona que la extrema derecha tendrá una representación en entes y presupuestos proporcional a su peso parlamentario. Una explicación que no satisfizo a Cs. “Yo no sé qué acuerdo tiene firmado Vox con el PP, yo sé lo que nosotros estamos dispuestos a firmar, y es un acuerdo única y exclusivamente con el PP”, afirmó Aguado.
El propio Rivera rechazó también formar un tripartito con PP y Vox. “Ni lo vamos a firmar ni lo hemos firmado. Tenemos un mandato de la ejecutiva que vamos a cumplir. Gobiernos como mucho con otra formación política, en este caso con el PP”, zanjó, informa Elsa García de Blas. Fuentes de las direcciones regional y nacional de Cs ofrecieron versiones contradictorias sobre si el partido extendería el veto a Vox a cargos intermedios de la Administración o solo a su presencia directa en el Consejo de Gobierno.
De todos modos, las tres fuerzas de la derecha ya lograron hacerse con el control de la Mesa de la Asamblea, donde redujeron a la izquierda a una representación residual. No hubo un pacto formal entre PP, Cs y Vox, aunque sí una especie de entendimiento tácito y un tanto enrevesado. El desencuentro matutino entre Aguado y Monasterio había rodeado de tensión una cita decisiva para la legislatura, porque la Mesa acelera o frena las leyes en función de los intereses de los partidos que la dominan. Todas las alarmas se encendieron en Vox, que debía prestar sus votos para investir presidente al aspirante de Cs sin tener ninguna garantía de que luego los otros dos partidos de derechas le apoyarían para lograr la vicepresidencia tercera. “Si uno se echa atrás en el último minuto de pactos acordados, se convierte en el único responsable de cualquier consecuencia de su incumplimiento”, llegó a advertir en Twitter uno de los principales dirigentes de Vox, Iván Espinosa de los Monteros.
Pero los votos llegaron. Vox apoyó al candidato de Cs para presidir la Asamblea y se hizo con la vicepresidencia tercera de la Mesa tras una laberíntica maniobra a tres bandas. Para evitar un apoyo directo a Vox, Cs le entregó 26 votos al aspirante del PP, que a su vez le prestó los necesarios al partido de Abascal. Las tres fuerzas de la derecha se hicieron con cinco puestos en la Mesa frente a solo dos del PSOE, el partido más votado el 26-M. Más Madrid, la formación de Íñigo Errejón, se quedó fuera pese a sus 20 diputados, frente a los 12 de Vox.
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