Para reconquistas, la de ERC
Por vez primera desde la Segunda República la mayor representación catalana en las Cortes serán los republicanos independentistas
Cuando la tensión política sube y los electores acuden en masa a votar sucede casi siempre lo mismo en Cataluña: los resultados indican que esta es una sociedad progresista, inclinada claramente a la izquierda. La suma de los votos recibidos el domingo por los tres partidos de la izquierda llega al 62%. Obtuvieron 34 de los 48 escaños en juego. Es un electorado abierto, tolerante y partidario del diálogo. Por eso las derechas que han apostado por el maximalismo, la intransigencia y la crispación han sido barridas en Cataluña.
Y, sin embargo, durante los 37 años transcurridos con el actual régimen constitucional de autonomía, la izquierda solo ha conseguido gobernar la Generalitat en la etapa 2003-2010, siete años en total. Cuando en el debate político-electoral se ha cruzado la cuestión nacional, Cataluña se ha escorado hacia el centro derecha en la mayoría de ocasiones. Puede objetarse que esta inclinación se ha debido durante más de dos décadas a la potencia excepcional del líder nacionalista que ha dominado la escena catalana durante más de la primera mitad de este periodo, Jordi Pujol. De la retirada de Pujol hace ya, sin embargo, demasiados años como para pensar que su figura sigue proyectándose sobre el comportamiento actual de los electores. Y más si se tiene en cuenta que su autoridad moral fue destruida en 2014 al revelarse su fraude fiscal.
El comportamiento de los electores catalanes en las elecciones legislativas se ha inclinado a la izquierda. La estabilidad terminó en 2011, cuando el ganador dejó de ser el PSC y el centro-derecha de CiU fue la fuerza más votada. Las cinco últimas elecciones legislativas han sido ganadas en Cataluña por cuatro partidos distintos: en 2008 por el PSC; en 2011 por CiU; en 2015 y 2016 por En Comú Podem y en 2019 por ERC. En esta última ocasión ha ganado otra vez la izquierda, sí, como había sucedido casi siempre, pero esta es la primera vez en la que ganan los independentistas. Nunca desde 1977 los independentistas habían tenido la representación catalana más numerosa en el Congreso de los Diputados. Para encontrar una situación similar habría que remontarse a los años de la Segunda República
Con Junqueras preso y Rovira en Suiza, Esquerra ha sido el primer partido en aceptar que no es posible la independencia en estas circunstancias
Esta novedad incorpora elementos políticos relevantes. Esquerra Republicana es, desde su nacimiento en 1931, un partido muy singular en el panorama histórico español. Sus líderes han proclamado dos veces la república catalana. Uno de ellos, el presidente de la Generalitat Lluís Companys, fue fusilado en 1940 por el franquismo. En 1977 no se le permitió a ERC presentarse con su nombre a las primeras elecciones democráticas, en las que solo logró un escaño. Este único diputado no participó en el consenso constitucional y votó en contra del proyecto de la Constitución Española de 1978, después de una apasionada defensa del modelo republicano de Estado. ERC fue uno de los pocos partidos que luego mantuvieron el rechazo al proyecto en el referéndum constitucional. En fecha mucho más reciente, el año 2006, la dirección de ERC rechazó los recortes introducidos por el Senado en el proyecto de nuevo Estatuto de Autonomía y dio a sus electores la consigna de no votar a su favor en el correspondiente referéndum.
La actuación de ERC en la actual crisis política catalana ha sido también singular. Los republicanos han actuado durante estos años, junto con los antisistema de la CUP, como impulsores o avaladores de las posiciones más radicales, entre ellas la de llevar a cabo la proclamación retórica de una república catalana el 27 de octubre de 2017. Pero desde entonces, con su presidente Oriol Junqueras en la cárcel acusado y juzgado por rebelión por el Tribunal Supremo, y con su secretaria general Marta Rovira refugiada en Suiza, ha sido el primero en adaptarse a la derrota, aceptar que la independencia de Cataluña no es posible en las actuales circunstancias, abandonar la idea de la unilateralidad que otros sectores del independentismo siguen acariciando y mostrarse abierta a un diálogo político con el Gobierno del PSOE. Súbitamente, se han invertido los papeles representados por el centro derecha nacionalista, tradicionalmente moderado, y la propia Esquerra, orgullosa de su vena radical.
La victoria republicana del domingo pasado abre un dilema apasionante para el propio partido. De rebote, dada su relevante posición, también para toda Cataluña. Por primera vez desde la Segunda República, el republicanismo independentista vuelve a ser la más numerosa e influyente representación de Cataluña en las Cortes españolas. ¿Qué hará? ¿Se mantendrá en los principios o se inclinará por el pragmatismo?
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