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Garrido tramó su venganza contra Casado en Semana Santa al ver postergado a su equipo

El expresidente madrileño presionó hasta el lunes para colocar a su gente en las listas del PP, según un dirigente de la formación

Ángel Garrido y Pablo Casado se saludan en diciembre. En vídeo, Ciudadanos da un golpe de efecto sumando candidatos de PP y PSOE a sus listas.Foto: atlas | Vídeo: KIKE PARA
Juan José Mateo

La venganza de Ángel Garrido se fragua en Semana Santa. Mientras las procesiones recorren España, el expresidente regional llega al punto culminante de sus negociaciones para incorporarse a las listas autonómicas de Ciudadanos. Ignacio Aguado y César Zafra, hombres fuertes del partido en Madrid, ya tienen el acuerdo avanzado. Llaman a José Manuel Villegas, el número dos de su formación, para cerciorarse de que tienen el visto bueno de la dirección nacional — "Si podéis, cerradlo", les dice—. Y entonces aceleran un diálogo que se precipita entre el domingo y el miércoles, cuando Garrido certifica que sus colaboradores más cercanos no figuran en las listas del PP, o van en puestos que considera mejorables. El lunes, el expresidente llama a Aguado por teléfono. Dos días después, ficha por las listas regionales de Ciudadanos y abandona las europeas del PP. Sus colaboradores se quedan “en shock”.

Garrido "es muy frio", según uno de los consejeros de su Gobierno. "No expresa lo que siente", añade sobre un político que durante semanas tuvo los resortes de la Administración —y todos sus secretos— tras saber que el PP no le quería como candidato. Tres meses después de que Pablo Casado elija a Isabel Díaz Ayuso como aspirante, el hombre que sustituyó a Cristina Cifuentes deja su partido por sorpresa. Cuando las sacudidas del terremoto empiezan a remitir, en la sede del PP analizan qué pudo fallar para que nadie detectara la traición. En el entorno de Casado recuerdan entonces que el 1 de abril ya se supo que Aguado supuestamente preparaba un golpe de efecto coincidiendo con el final de la campaña electoral. Y a la luz de los acontecimientos, reparan en ausencias que pasaron desapercibidas.

Lunes 22. Garrido tiene un acto en Ávila. Aunque ese mismo día firma el documento con el que acepta su inclusión en las listas europeas del PP, según la formación conservadora, no acude al encuentro con los votantes. Alega que está enfermo. Lo mismo ocurre el martes 23, cuando el expresidente se ausenta de otro compromiso en Guadalajara pese a que visita la sede del PP en Génova, también según la formación conservadora. Ayer, cuando tiene cita en Ciempozuelos, vuelve a excusarse con su equipo. "Gastroenteritis", les dice a unos. "Cólico", a otros. Minutos después de cancelar la agenda del día por la enfermedad del jefe, sus subordinados ven asombrados que Garrido sale por la tele. Está en la sede de Ciudadanos. Acaba de cambiar de partido. ¿Qué ha pasado entre el domingo y el miércoles, los días clave para la decisión?

"Garrido estuvo presionando hasta el lunes para colocar a su gente en las listas del PP", cuenta un dirigente de la formación.

"Hasta el último momento protestó por el puesto en el que iban algunos de los suyos, pese a que el partido respetó sus compromisos", afirma una fuente del equipo de Casado, que recuerda que cinco de los nueve consejeros de Garrido han entrado en las listas de la formación conservadora.

Estigmatizados en las listas

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"El ninguneo ha sido constante, el menosprecio ha sido evidente", opina uno de los colaboradores de Garrido. "En las listas, a su gente la han estigmatizado", añade. "Y no han incluido a consejeros como Rosalía Gonzalo o Enrique Ruiz Escudero", sigue. "Además, en alguna ocasión le han dicho claramente que no fuera a actos del partido o de campaña".

Hoy se cumple un año de la dimisión de Cifuentes como presidenta. Los cambios que ha vivido el PP de la región desde entonces ayudan a contextualizar el progresivo distanciamiento entre Garrido —que apoyó a María Dolores de Cospedal en las primarias del PP— y Casado —que venció en esas elecciones internas—.

La salida de Cifuentes dejó la organización de Madrid en manos de una gestora, donde Pío García Escudero y Juan Carlos Vera no han apostado por los fieles de Garrido ni para la Ejecutiva ni para las listas. Aun cuando todavía soñaba con ser candidato, el nuevo fichaje de Ciudadanos afeó en público a Casado la derechización del PP —diagnosticando una "voxización"— y reclamó en público que la formación ocupara el centro derecha. Y la apuesta por Díaz Ayuso dejó una herida abierta en Garrido que no ha cicatrizado. El desenlace momentáneo llega en pleno esprín de la campaña para las elecciones generales. Justo cuando más daño le puede hacer al PP en la lucha que mantiene con Ciudadanos por convencer al electorado conservador.

Garrido deja el número 4 de las listas europeas del PP por el 13 de las regionales de Ciudadanos. Ese desdoro, que no le limita en nada si Aguado gobierna, encierra un mensaje: para el expresidente, cualquier cosa es mejor que estar en el partido de Casado.

"Es de los dirigentes limpios que hay en el PP", dice uno de los principales consejeros de Rivera. "Le hemos buscado cosas durante cuatro años y no le hemos encontrado nada. Aporta experiencia de gobierno sin conflictos ideológicos con lo que defiende Ciudadanos", añade. ¿Se incorporará alguien más del PP a las listas? "No se ha puesto ningún nombre encima de la mesa, pero a este proyecto se está incorporando gente de todos los ámbitos".

Garrido es el último. Su cambio culminó ayer, pero empezó antes: algo se rompió cuando Casado no le eligió como candidato.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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