“Estoy un poco hartito de tocarle ‘Viva la vida’ a los novios”
Luis Turina es violinista, cantante y director de orquesta
Se nos plantifica en la entrevista Luis Turina (Madrid, 1983) a bordo de una bici con casi más años que él, metáfora seguramente involuntaria de su personalidad: lo bastante alternativo como para abrazar la vida saludable y los medios de transporte ecológicos, lo bastante clásico como para no querer desprenderse de tan simpática antigualla familiar.
Violinista, cantante, director de orquesta y no sabemos cuántas cosas más, porque a Turi le faltan horas al cabo del día. Este joven vivaracho y arrollador es heredero de un apellido ilustrísimo (su bisabuelo y su padre son los compositores Joaquín y José Luis Turina), pero ha acabado especializándose en un apartado que no pocos intérpretes miran con desdén: la amenización musical de bodas. Al frente del Cuarteto Nonamé, una agrupación a la que ya pertenecen ¡33! músicos, ha endulzado el paso por juzgados o vicarías de 287 parejas, y muchas quedaron tan encantadas que ahora le consideran un amigo. Ah, chicas: Luis está soltero, pero si os gusta la idea de casaros al son de Amparito Roca, el célebre pasodoble de Dalmau, tenéis bastantes puntos para conquistarle.
¿Le han hecho muchas veces la gracieta de que usted es un músico BBC: bodas, bautizos y comuniones?
Muchísimas, pero el nombre está mal puesto. He tocado en infinidad de bodas y en unos cuantos funerales, pero nadie se gasta un duro en un bautizo, que se ventila en veinte minutos. Y mucho menos en una comunión, porque los niños, a esas edades, pasan de todo.
Habrá compañeros que le reprochen esta actividad, o que le digan que es poca cosa después de 15 años de Conservatorio...
Siempre hay quien te desprecia por algo y al que le gustaría pisarte la cabeza. Y si resulta que te marchan bien las cosas, generas envidia, por supuesto. Así funciona todo: la vida, la política y este país en general, donde somos enemigos de la meritocracia. Ni siquiera mi Real Madrid se salva. Explíqueme: ¿cómo es posible que siga siendo titular Marcelo?
Explíqueme mejor usted las claves de su éxito…
Somos muy profesionales y buenos amigos, por lo que ofrecemos servicios de máxima calidad y además nos lo pasamos bien. Ah, y no multiplicamos el precio por cinco, a diferencia de todo lo que acontece en torno a las bodas. La tarifa estándar por actuación es de unos 450 euros, igual que cualquier otro bolo.
¿Cuáles son las joyas de su repertorio?
Tocamos absolutamente de todo, incluso piezas de David Guetta o Avicii, pero nuestros greatest hits indiscutibles son el Canon de Pachelbel para la entrada de la novia, Gladiator para la llegada del novio y Viva la vida, de Coldplay, como despedida. Aunque estoy un poco hartito de tocarla, he de confesar: últimamente intento convencer a los novios de que la sustituyan por Starlight, de Muse, que es del mismo estilo pero mola mucho más.
Si su bisabuelo levantara la cabeza…
Jajaja. Es que no soy muy fan de la música de mi bisabuelo. Hace poco me pidieron unas notas sobre las Danzas fantásticas para un programa y respondí: vale, pero dejadme que las escuche antes, porque no podría tararear ni la primera… Y tampoco me interesa demasiado la obra de mi padre, que es compositor contemporáneo cuando yo soy anticontemporáneo. Menos mal que también ha escrito alguna cosa más melódica y soportable, y que no recurre a cuartos de tono y demás horrores. Es de agradecer.
¿Cómo se definiría entonces usted? ¿Clásico? ¿Ecléctico?
Yo soy un pelín hater, no se crea. Mi hermano es chelista barroco y voy a sus conciertos porque le quiero mucho, pero me aburro soberanamente. Y si quiero quedarme dormido, nada tan eficaz como la música de cámara de Brahms. ¡Insoportable!
¿Beatles o Stones?
Eso ni se pregunta: ¡Queen!
¿Y algún grupo español?
Me gustan mucho Ska-P y La Oreja de Van Gogh, y me da lo mismo que me ponga cara rara. Los primeros son unos musicazos e incluso se han atrevido a incluir algunas orquestaciones flipantes. Y en la primera Oreja, la de Amaia Montero, eran únicos para levantar al público con esas modulaciones de medio tono ascendente. ¡Fíjese, fíjese!
¿Existe algo más importante que dar un concierto?
Sí. Por encima del trabajo y de cualquier cosa está el baile. Desde que hace un par de años descubrí la salsa y la bachata, no me pierdo una clase por nada del mundo. Entré en la academia Madrid 47 pensando que era muy torpe, pero ahora me defiendo.
Al final, todo en su vida tiene que ver con la música…
Todo, no. También están el Real Madrid y pintar miniaturas. Y otro día le presento a Haplo, mi westie, que es un amor. El nombre lo saqué de El ciclo de la puerta de la muerte, unas novelas de fantasía que le dan mil vueltas a El señor de los anillos…
Rumbo a Jordania
Luis Turina y algunos de sus compañeros del Cuarteto Nonamé han establecido una importante alianza musical con Zade Dirani, un pianista y compositor jordano de 39 años que es un ídolo de masas en todo Oriente Medio y ha actuado ante el Dalai Lama o Nelson Mandela. "Nos conocimos por casualidad en Madrid y le maravilló no solo nuestro sonido, sino nuestro entusiasmo. Sobre todo el de Ana, la cellista. Ya le hemos acompañado en varias giras por Jordania y Líbano y yo le estoy escribiendo nuevos arreglos de cuerda para sus grandes éxitos", relata Turi.
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