“Ahora somos machistas, por comodidad”
The Feliuettes estrenan en el Maldà 'Akelarre. Dones que fumen i canten', una genuina y original reivindicación feminista a ritmo de cabaret
Laia Alsina, Maria Cirici y Laura Pau, tres actrices, cantantes y fans incondicionales de Núria Feliu (de ahí el nombre de la compañía y de su primer espectáculo, en 2015: The Feliuettes) hablan de su día a día. Es el verano pasado y están en París, donde representan Hop!era, de Jordi Purtí y Toni Albà. Y cuando tres mujeres (o tres hombres... tres personas, vaya) charlan de la actualidad, el tema cae, inexorablemente, hacia una cuestión concreta, el feminismo: que si la Manada, que si lo de ser madres, que si la copa menstrual, que si el porno femenino, que si el trabajo en casa, que si los hijos… “Decidimos entonces que el próximo espectáculo que haríamos tendría que hablar de estas cosas nuestras”, dice Laura Pau, una de las tres intérpretes y autoras de Akelarre. Dones que fumen i canten, un cabaret ‘gamberro’, feminista, crítico y divertidísimo que se ha estrenado en el Maldà este miércoles y que estará en cartel hasta el 13 de abril.
Las tres protagonistas, acompañadas por el también autor Gerard Sesé al piano, convierten la coqueta sala de la calle del Pi en este cabaret original, irreverente y satírico. Viene a ser una sucesión de canciones, textos y coreografías de una hora y media, casi, que plasman anécdotas vividas y compartidas por las actrices o experiencias vitales y universales. Es una creación colectiva: "Hicimos una especie de carta a los Reyes, pidiendo una directora, una serie de autores, de compositores...", dice Laura. Se debían de haber portado bien, porque los Magos de Oriente no las obsequiaron precisamente carbón: detrás de Akelarre encontramos nombres como el de Míriam Escurriola, que dirige el espectáculo; o los de Cristina Clemente, Xavi Morató, Mireia Giró o Clàudia Cedó, que firman el libreto; o los de Ariadna Cabiró, Arnau Tordera y Clara Peya, en la composición musical. Por supuesto, las mismas Feliuettes también han participado en la creación.
El espectáculo tiene un ritmo frenético. Desfilan por él la Sireneta, Yasmín o la Bella durmiente, destripades con crueldad; mujeres que se declaran machistas por comodidad; señoras hablando de pecados como por ejemplo vestir a un bebé (niño) de azul (¡hay que romper las reglas y vestirlo de rosa!); el señor Ramon que "empaita les criades" y que, al final, va a resultar que no es un viejecito entrañable; películas porno donde no hay que decir que las mujeres no quedan muy paradas; tres viejecitas (estas sí, entrañables y muy cubaneras: "La Cubana son las maestras del humor catalán", proclama Laura Pau) diciendo verdades; una copa mentrual, una compresa con alas y un tampón exaltando las propias virtudes...
El trabajo sobre el escenario (donde una cortina resulta ser, discretamente, la Gran Vagina) es intensísimo y muy exigente. Se mezclan géneros musicales como el pop, el rap, el cuplé, el jazz, el cabaret... y el canto: las tres voces superan con nota el reto de combinar este atrevido popurrí de ritmos. Igualmente, hay una mezcla de lenguajes que juega con el metateatro, rompe la cuarta pared (sin incomodar, en ningún momento, al público), con la performance e, incluso, incorpora a algún personaje insospechado, como el pianista, que toma protagonismo más allá de las teclas blancas y negras.
Todo ello hace que en Akelarre haya un trabajo muy delicado para no caer en el tópico: "Para evitarlo, lo que hacemos es reírnos de nosotras mismas", dice Laura. El humor, de hecho, está marcado a fuego en el sello de esta compañía, que también pasó por la Muntaner con Cobi, Curro y Naranjito, en 2017, en un regreso musical a los 80 y 90... "Este espectáculo también es comedia, aunque tiene un giro dramático, a la fuerza. El humor es la mejor arma para desarmar". En resumen, las Feliuettes nos ponen ante un espejo que nos hace reflexionar sobre una sociedad que nos hace reír... por no llorar.
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