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Plan de choque en la Fundación Miró para superar la crisis

Marko Daniel dice que no habrá más despidos tras la salida de siete personas el 14 de enero

José Ángel Montañés
El comisario Zeuler Rocha Lima, junto a los dibujos de Bo Bardi en la Fundación Joan Miró.
El comisario Zeuler Rocha Lima, junto a los dibujos de Bo Bardi en la Fundación Joan Miró.J. Á. M.

La Fundación Joan Miró de Barcelona vive “una situación económica muy delicada”, explicó ayer su director Marko Daniel. Tanto, que se ha visto obligado a despedir a siete personas y no renovar el contrato a una octava el pasado 14 de enero, creando una situación nueva en los más de 40 años de esta institución cultural única. Daniel, después de un año en el cargo tras sustituir a Rosa Maria Malet, ha tomado una serie de iniciativas “un plan de viabilidad” para revertir la situación que se ha producido.

Entre ellas la reducción de gastos de infraestructura, equilibrando el presupuesto anual a 7,5 millones de euros; el cambio de horarios de apertura de la Fundación desde el día 1 de enero, el mismo día en el que subió la tarifa de entrada, pasando de los 12 euros a 13 euros por persona. También, el aumento de las campañas de comunicación y marketing para atraer más visitantes y nuevos proyectos de itinerancia dentro del edificio, que ya están implementados.

Según Daniel, la situación se ha producido, entre otros factores, por “la caída de visitantes progresiva en los últimos ocho años, pasando de 583.883 en 2011 a 352.903 el año pasado, con una caída muy importante de visitantes en 2017 respecto al año anterior de 45.299 personas”. Esta caída, como no podía ser de otra forma, “ha afectado directamente a los ingresos, ya que el 80% del presupuesto de la Fundación se cubre con recursos propios que provienen de la venta de entradas y de la tienda y de la librería”.

Otro de los factores de la crisis que ha llevado a la situación actual ha sido el déficit acumulado que Daniel cuantificó en un total de 458.575 euros. “En 2018 fue de 655.000 euros, reducido a 290.000 después de que el Ayuntamiento de Barcelona realizara una aportación extraordinaria de 365.000, mientras que el año anterior fue de 199.447 euros, gracias a otra aportación extraordinaria del Ayuntamiento de 400.000 euros”.

Esto, unido a la menor demanda de exposiciones itinerantes de Miró, “que han pasado de cinco muestras en 2014 a ninguna en 2018", unas muestras que también generaban importantes ingresos y el déficit acumulado. "Hay que trabajarlas más. Tenemos una colección magnífica y hay mucho interés en el artista en todo el mundo, pero para producir una buena itinerante hay que trabajar como las exposiciones en la sala”, explicó el director tras decir que “cuesta mucho conseguirlas, pero no por ello hay que dejarlas al margen”.

Daniel, en un acto en el que participó un buen número de trabajadores de la fundación (58 personas) lamentó los despidos y aseguró que no habrá más. “La decisión de despedir ha sido la última de las acciones previstas, aprobada por el patronato y con asesores externos”, hijo. “Ha sido una medida totalmente excepcional condicionada por el momento financiero, que requería actuar con urgencia y enfrentar una posibilidad mucho peor. Es una fase que ha terminado”, remachó.

La intimidad dibujada de la arquitecta Lina Bo Bardi

Achillina Lina Bo Bardi (Roma, 1914-São Paulo, 1992) se graduó en Arquitectura en una Roma dominada por el fascismo, régimen del que renegó, pero no olvidó. Años más tarde, ya instalada en el Brasil que la acabó acogiendo para siempre, criticó los enormes edificios que construía Óscar Niemeyer en la capital Brasilia. "Para ella el monumento era símbolo de fascismo", explicó ayer el también arquitecto Zeuler Rocha Lima, comisario de la exposición Lina Bo Bardi. Dibuja, que abre sus puertas en la Fundación Joan Miró hasta el 26 de mayo, para analizar el papel del dibujo en la vida y obra de la arquitecta. Pese a ser una desconocida para el público barcelonés, Bo Bardi fue una de las más destacadas del siglo XX. Unos dibujos que permiten, "conocer la vertiente más íntima de la arquitecta", según el comisaria.

“El dibujo fue su lenguaje, la prolongación de su pensamiento y el vehículo para su mente”, dijo Rocha, que considera que para ella, hacer esbozos era “la forma más genuina que tenía de explorar, sentir y relacionarse con el mundo”. “Bo Bardi basó su lenguaje en el principio de la simplificación”, apuntó el director de la fundación, Marko Daniel. “Y eso lo acerca a Miró que también generó un buen número de dibujos, una práctica cotidiana que ninguno de los dos abandonaron nunca”.

La exposición, dividida en cuatro ambientes: el espacio como escenario para vivir y ver; las pequeñas realidades cotidianas; las plantas como atrezo, y las personas como protagonistas de los espacios, remarca la concepción del espacio museográfico que tenía la arquitecta.

A pesar de que solo un número reducido de sus proyectos fue ejecutado, Bo Bardi fue muy prolífica en el campo del mobiliario, el diseño gráfico, la escenografía y el diseño de exposiciones. Sin embargo, su gran obra, el Museo de Arte Contemporáneo de Sao Paulo de 1958, se convirtió en un proyecto emblemático de la arquitectura moderna de Brasil. La Miró ha reproducido la escenografía de ese museo innovador, sin muros para exponer las obras, colocando unos puntales de hierro, de suelo a techo, donde se han colocado la gran mayoría del centenar de dibujos de la arquitecta con las cartelas detrás.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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