Los mejores de China contra los mejores de Madrid
El Guangzhou Evergrande, gigante asiático, invierte 6,5 millones en la creación de una liga paralela de fútbol
En los campos municipales de La Dehesa, situados casi pasada la localidad madrileña de Cobeña, no pasa un alma. Por la mañana, el restaurante ubicado en el interior de las instalaciones está cerrado, igual que las escuelas deportivas. Alejados de miradas indiscretas y de curiosos, un grupo de jugadores cadetes (15 y 16 años) del Guangzhou Evergrande abandona los campos en autobús camino de la residencia y del Liceo donde, tras una comida ligera, desarrollarán su jornada lectiva. Desde el terreno de juego llega ya el eco de instrucciones entremezcladas que se dan en inglés, en español y en chino.
En mitad de un grupo de novatos (infantiles de entre 13 y 14 años) llegados hace apenas un par de meses, Rubén de la Red se afana en explicarse a través del lenguaje más universal: gestos y ejemplos. “¡Levantad la cabeza! ¡Dad los pases tensos!”, grita, y acto seguido otea el panorama y clava un pase de 30 metros en el pie de uno de sus pupilos. Lección aprendida. Los jóvenes jugadores del Guangzhou se pasarán la siguiente hora y media sometidos a ejercicios de pase y control de máxima intensidad.
“Bueno, al final, la oferta consistía en entrenar, que es lo que a mí me gusta”, explica De la Red, una vez acabada la práctica, sobre los motivos que le llevaron a aceptar la propuesta del Guangzhou a principios de año. “Lo que tienen estos jugadores es que son muy disciplinados. Esto es bueno y es malo a la vez. Ejecutan las instrucciones, pero tienen problemas para ser creativos e improvisar. Y en el fútbol tienes que hacer las dos cosas”, explica el exjugador, canterano del Real Madrid y campeón de la Eurocopa con España en 2008. Tras pasar unos años entrenando en el club blanco, hoy prepara a los mejores jugadores del Guangzhou para que algún día den el salto al fútbol profesional, a ser posible en las mejores ligas europeas. Mientras los jugadores estiran, exhaustos, tras acabar la práctica, De la Red los observa y lanza su pronóstico: “De aquí saldrán ocho o nueve jugadores para la selección de China. Seguro”.
Una inversión estratégica
La contratación de técnicos del máximo nivel como De la Red es solo una parte más de la agresiva estrategia formativa del Guangzhou. Desde hace cuatro años, tienen establecida en España una escuela a la que mandan cada temporada a sus 100 mejores jugadores, escogidos de entre los 3.000 futbolistas que componen la mayor cantera del fútbol chino. Dado que la FIFA impide que jueguen partidos oficiales al tratarse de menores de edad, este año los dirigentes del Guangzhou decidieron dar un paso decisivo al organizar su propio torneo, el Evergrande Madrid Championship, que reúne a las mejores canteras de la capital (incluidos Real Madrid, Leganés, Getafe y Unión Adarve, por ejemplo) y ha supuesto para el club chino una inversión total de 6,5 millones de euros, según explicó a Efe el vicepresidente ejecutivo de la Escuela de Fútbol Evergrande, Wang Yai, tras presentar el torneo.
Polémica en Torres de la Alameda
No todos en Torres de la Alameda ven con buenos ojos el encaje de horario a que ha obligado el torneo. “Han antepuesto los intereses de una empresa a los chicos del pueblo, que ni siquiera pueden jugar el campeonato”, argumenta Clara Torres, presidenta del PP de Torres de la Alameda. La agrupación inició una campaña a través de las redes sociales contra el evento e, incluso, llevó la cuestión al pleno del Ayuntamiento del pasado día 31 de enero. “Pedimos a la gente comprensión. Es una inversión que nos viene muy bien”, explica el alcalde, el socialista Carlos Sáez, quien pone además en valor el hecho de que todos los partidos del torneo se puedan ver por streaming a través de un canal de youtube creado para ello.
“Están poniendo todos los recursos en esto”, confirma Roberto Fresnedoso, director deportivo de la escuela del Guangzhou en España. “Madrid es la ciudad ideal por el clima y, sobre todo, por el increíble nivel de fútbol que hay concentrado en un radio de apenas 40 o 50 kilómetros. En China, para jugar contra equipos de nivel, muchas veces tienen que coger un avión”.
El proyecto, explica Fresnedoso, gira en torno a la planificación, y la planificación gira en torno a la competición. Desde Asia llegan instrucciones de ganar cada partido, pues las expectativas de los dirigentes son máximas. La prisa del Guangzhou choca con algo que los españoles han descubierto tras muchos años de fracasos en mundiales y eurocopas: una gran selección nacional no se arma en un día. “En China poco a poco se va entendiendo la importancia del proceso. A veces, dando muchos saltos rápidos hacia adelante, terminas dando dos hacia atrás”, explica el director técnico.
La urgencia del Guangzhou se deja notar en todos los detalles. “Saben lo que quieren, y lo quieren ya”. José María García es presidente del Atlético Torres, equipo de la localidad madrileña de Torres de la Alameda. Pasado el día de Reyes, un emisario del Guangzhou se puso en contacto con él con una propuesta fuera de lo común: ser una de las sedes de su nuevo torneo. A cambio, las instalaciones municipales, que no tienen una reforma en profundidad desde que se inauguraron en 1995, recibirían una remodelación por valor de 26.600 euros. Solo ponían una condición: debían organizarlo todo en seis días.
Sede única
Dada la entidad de la oferta, García puso en contacto al equipo con el Ayuntamiento y, poco después, el Guangzhou varió la oferta al quedarse Torres de la Alameda como única sede. El equipo chino actuó como suele ante los obstáculos: puso sobre la mesa el doble de dinero. El acuerdo final, alcanzado entre el club y el Consistorio, recoge que, a cambio del alquiler de los campos y la instalación de vallas publicitarias propias, el Guangzhou se compromete a invertir 52.300 euros en cambiar toda la iluminación del campo por bombillas led (que reducirán el consumo y la factura de la luz a la mitad), cambiar las redes y arreglar el videomarcador, entre otras mejoras.
Ajenos a toda gestión, Ma Junchi, lateral izquierdo de 14 años, y Wang Houlin, central de 13, van ya camino del autobús que los debe devolver a la residencia tras el entrenamiento. “Los españoles juegan muy rápido, nunca pierden el balón”, explican con la ayuda de un traductor. Tienen claro su horizonte: “Nuestro objetivo es ser más intensos, leer mejor los partidos y volvernos más fuertes de lo que lo seríamos en China”. Ambos sueñan con llegar a vivir del fútbol y, si pueden, jugar en alguna liga europea importante. Por ahora, su futuro se fragua entre Torres de la Alameda y Cobeña.
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