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El asesino de los dos agentes rurales dice no recordar los disparos

Ismael Rodríguez asegura en el juicio que tiene lagunas mentales y ve “imágenes de personas y oye voces” desde que era pequeño

Ismael Rodríguez (segundo por la izquierda), en el juicio de este lunes.
Ismael Rodríguez (segundo por la izquierda), en el juicio de este lunes.javi martín

El acusado de haber asesinado a dos agentes rurales el 21 de enero de 2017 en el coto de caza de Aspa (Lleida) ha asegurado en el juicio, que ha comenzado este lunes en la Audiencia de Lleida, que “no recuerda haber disparado” cuatro tiros a los agentes ni haberlos rematado a corta distancia, como indican los informes forenses y de balística. El hombre ha afirmado que solo oyó que le daban los buenos días y le pedían que descargara el arma.

Ismael Rodríguez, vecino de Vacarisses de 30 años, ha explicado que padece una epilepsia crónica y que desde pequeño ve “imágenes en relieve de personas”, “oye voces” ininteligibles y que puede llegar a “desconectarse y tener lagunas” durante 7 horas sin saber lo que ha hecho, pero que nunca le ha pasado cazando. En el primer encuentro que tuvo con la doctora del centro penitenciario ha reconocido que no le manifestó estos episodios de “desconexiones” que dice tener desde niño. Sí lo hizo sin embargo a los dos meses después de estar recluido.

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Sobre el día de los hechos, el acusado ha aseverado que sintió "miedo" y que se asustó al oír unas voces que le hablaban. “No escuché ni pasos, ni portazo, ni nada. De repente me dijeron 'Hola, buenos días. Somos los agentes rurales, descargue el arma'. Vi el escudo, me quedé en blanco y ya no sé lo que hice”, ha abundado Rodríguez, quien ha añadido que lo único que recuerda es verlos en el suelo y dirigirse al coche. Durante las dos horas que ha durado su declaración, el acusado ha admitido que ese día era consciente de que “iba mal”, que no disponía de la licencia del arma porque le había caducado. De hecho, por ese motivo había puesto la escopeta a nombre de su compañero, Miguel Ángel F.S., que también se ha sentado en el banquillo este lunes por un delito de cooperador necesario en el delito de tenencia ilícita de armas.

Tras los disparos, cuando fue a buscar a sus compañeros de caza ha sostenido que “no sabía si los agentes estaban muertos”. Sin embargo, cuando llamó al 112 aseguró que “estaban muertos”. Avisó a emergencias 40 minutos más tarde, que según el acusado "le pasaron volando".

La defensa, que sostiene que padece una patología mental, entre crisis y crisis de epilepsia, que le hizo “tener un impulso, una explosión incontrolada”, ha sostenido que se trató de dos homicidios porque “la actuación no le pasó por su conciencia, fue un hecho involuntario”. Por ello pide la absolución o que, en caso de ser condenado a prisión, que ingrese en un centro psiquiátrico.

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El procesado, para quien las acusaciones solicitan penas de entre 40 y 51 años de cárcel por dos delitos de asesinato, uno de tenencia ilícita de armas, y otro contra la flora y fauna, ha sido sancionado en la cárcel por vender los ansiolíticos que le recetaban, y no se tomaba, y traficar con tabaco.

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