La reforma de plaza de España empezará en febrero y costará 62 millones
Las obras incluyen un cruce transversal como el de Shibuya en la esquina con la Gran Vía que tendrá bolardos con luces para controlar el tráfico
La renovación de la plaza de España, la gran obra de la legislatura de Manuela Carmena junto con la Gran Vía, arrancará el próximo mes de febrero y durará 21 meses, hasta el final de 2020. Aunque la mayor parte de la reforma se inaugurará con el equipo de gobierno que salga de las elecciones de mayo, el Ayuntamiento espera que antes de esa fecha esté terminada la peatonalización del lateral de la plaza junto a la torre Madrid, la ampliación de aceras en la continuación de Gran Vía y el paso de peatones transversal entre Gran Vía y plaza de España. El Consistorio adjudicado las obras por 62 millones de euros (IVA incluido), 36 millones menos de los 98 presupuestados pero 16 más de lo que estimaban los ganadores del concurso ganador en los Presupuestos Participativos (46 millones).
El proyecto incluye alargar el túnel de Bailén hasta Ferraz, ampliar las aceras de la cuesta de San Vicente (que perderán carriles para los coches) y peatonalizar el tramo de Bailén que une plaza de España y los jardines de Sabatini, así como plantar 1.500 árboles. El Gobierno municipal espera que en mayo puedan verse ya algunos de los cambios, como el nuevo paso de peatones transversal en la esquina con la Gran vía (que permitirá cruzar en todas las direcciones), la peatonalización del lateral de la plaza junto a la torre Madrid (donde ahora hay tres carriles para coches y un túnel) y la ampliación de aceras en el lateral que enlaza las calles de Princesa y la Gran Vía (para dar continuidad a la reforma de esta última).
Más adelante, se prohibirá el giro para los vehículos desde Gran Vía a la cuesta de San Vicente, mientras que los vehículos de no residentes que bajen por Princesa deberán girar en Quintana en lugar de hacerlo por la cuesta de San Vicente y no llegarán hasta la plaza.
El hecho de que la iniciativa se iniciara con un proyecto participativo —que los madrileños votaron en febrero de 2017— y la complejidad de los distintos aspectos arquitectónicos a desarrollar han retrasado el inicio de los trabajos, que se ha ido desplazando varias veces desde principios de 2018 hasta febrero de 2019. Fernando Porras-Isla, uno de los coautores del proyecto, considera que “lo importante no es cuándo se inaugure, sino que es una obra que va a transformar profundamente la ciudad”.
Otro de los motivos para que las fechas se hayan alargado son las dudas técnicas que planteó la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, que cuestionó varios aspectos del planteamiento inicial: el derribo del muro que separa los jardines de Sabatini de la cuesta de San Vicente, el giro del monumento a Cervantes en 180 grados y un segundo túnel (“un retúnel”) bajo el actual subterráneo de la calle de Bailén.
Los arquitectos ganadores del concurso votado en los Presupuestos Participativos, el Estudio Porras La Casta Arquitectos y el Estudio Guadiana, modificaron el proyecto para atender los requerimientos del departamento que dirige Paloma Sobrini, con lo que el proyecto final no construirá dicho retúnel, no girará el monumento a Cervantes ni derribará el muro de Sabatini.
Peatonalización
En cuanto a los cambios que podrán disfrutarse en un primer momento (quizá en mayo pero puede que un poco más adelante), uno de los más destacables es la transformación que sufrirá el lateral de plaza de España junto a la torre de Madrid: allí hay ahora un continuo trasiego de coches por sus tres carriles, pero en unos meses se convertirá en un paseo peatonal (donde solo podrán entrar los coches que vayan a los garajes) con un carril bici y nuevo arbolado. La idea es conectar así con un gran paseo la calle de Ferraz con Princesa. Esta actuación supondrá, además, clausurar el túnel para coches que hay en esa vía, y que enlaza a los vehículos que vienen de Princesa con la autovía de Extremadura (A-5) y la calle de Bailén.
Respecto a los costes, la adjudicación se hace por algo más de 51 millones de euros, a los que hay que añadir el IVA, que asciende a otros 10 millones: en total, 61.999.546 millones de euros. Las dos empresas adjudicatarias son Fomento de Construcciones y Contratas y Pacsa, Servicios Urbanos y del Medio Ambiente, que se constituirá como unión temporal de empresas para llevar a cabo esta reforma. El proyecto Welcome mother Nature estimaba el coste de la reforma en unos 46 millones, mientras que el Ayuntamiento había reservado 98 millones (81,4 más IVA) para las obras a falta de conocer el precio de adjudicación.
“Como ya se dijo en su momento, el presupuesto definitivo se conoce cuando se licita la obra. Ya podemos decir que es de 51,2 millones, inferior en un 37% al presupuesto del proyecto de ejecución de 81,4 millones y cifra muy próxima a la establecida en el presupuesto del concurso votado por los ciudadanos, que fue de 46 millones”, explica una portavoz del Área de Desarrollo Urbano Sostenible.
Un paso de peatones como el de Shibuya
La intersección entre Gran Vía y plaza de España tendrá un paso de peatones transversal que permitirá cruzar la calzada en todas direcciones, incluso en diagonal, al estilo del que puede verse en el barrio de Shibuya (Tokio). El nuevo paso de peatones, tal y como adelantó EL PAÍS, no tendrá semáforos para los viandantes, sino bolardos semafóricos, un tipo de elementos urbanos de algo más de un metro de alto coronados por una luz que cambia del rojo al ámbar y de ahí al verde. Cuando los 16 bolardos se pongan en verde, los caminantes podrán cruzar en todas las direcciones. Hasta ahora, había que esperar al menos dos semáforos para llegar a la esquina contraria.
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