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“No puedes decir que una máquina nunca va a fallar”

Jesús López-Terradas forma parte del equipo de relojeros que vela por que nada falle durante las campanadas

Jesús López-Terradas, uno de los relojeros de la Puerta del Sol.
Jesús López-Terradas, uno de los relojeros de la Puerta del Sol.Samuel Sanchez

Como cada Nochevieja, la Puerta del Sol volverá a ser hoy el centro de todas las miradas. Millones de personas se tomarán las uvas y recibirán el 2019 mientras las cámaras de televisión enfocan al centenario reloj que preside uno de los enclaves más tradicionales de Madrid. Al otro lado, sin la atención de los focos, Jesús López-Terradas (Madrid, 73 años) formará parte del equipo de relojeros que velará por que nada falle durante esos segundos que mantienen en vilo a todo un país.

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¿Cuántos años lleva trabajando en Nochevieja con el reloj?

Con este van a ser ya 22 años. Se dice pronto. Para mí ya no es un trabajo, es como una tradición.

Pero no estará solo

Para nada, estoy muy bien acompañado. Arriba solemos estar tres o cuatro personas. Hay que tenerlo todo muy bien atado.

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¿De qué se encarga cada uno en el equipo?

Uno está pendiente de si suenan los cuartos, otro del sonido, el otro del movimiento. Cada uno tiene una función. Está todo muy bien organizado para que no haya ningún problema.

¿Les da tiempo a comerse las uvas mientras trabajan?

Imposible. Ponte en situación. Día 31, cada uno en su sitio, y ya solo faltan cuatro o cinco minutos. Escuchas el ruido que hay en la Puerta del Sol. Ahí eres consciente de que no te puedes equivocar. Estás a lo que estás, a que caiga la bola, a que nada falle y a que todo salga perfecto.

¿Qué se hace diferente el día 31 con respecto al resto del año?

La bola solo funciona ese día. Cuando llega esta época tienes que probarla, engrasarla y ver que funciona todo bien. Con la megafonía pasa lo mismo. Solo se pone para esta noche, y luego se quita. Sin megafonía y al estar la plaza llena, no se oiría nada.

¿Serían posibles unas campanadas sin ustedes?

Por lo menos, sin nosotros la bola no caería. Eso es algo que solo ocurre una vez al año y de lo que se tiene que encargar alguien. No sé si serían posibles o no, pero sin nosotros las campanadas no serían igual, eso seguro.

¿A qué hora llegan para estar junto al reloj ese día?

Lo normal es que estemos aquí a las 23.00. Escuchamos el reloj a esa hora con la megafonía y dejamos todo preparado para ver que funciona bien y, luego, estamos vigilando que todo vaya bien hasta las 00.00.

¿Hay alguna posibilidad real de que algo falle en el último momento?

Nunca puedes decir que una máquina no te va a fallar, porque al final una máquina es una máquina, pero las posibilidades de que algo falle son prácticamente nulas. Y si no, para eso estamos aquí. En los más de 20 años que llevo nunca ha ocurrido nada, pero eso no significa que haya que dejar de vigilar las cosas.

Después de tantos años. ¿Se pone nervioso cuando llega el momento?

Tanto como nervioso no, pero sí eres consciente de la responsabilidad que tienes en ese momento. Sabes que no puedes fallar porque millones de personas están pendientes de lo que tú estás haciendo.

¿Se enteran de todo lo que ocurre abajo?

Lo oyes todo. Cuando estás aquí antes de bajar la bola es un escándalo, una alegría… Escuchas esa expectación, ese barullo, hasta que empieza a funcionar el reloj, que se hace un silencio sepulcral. Y cuando da la última campanada, hay una explosión de alegría tremenda. No vemos nada, pero lo sentimos todo.

Cuando ven que todo ha salido bien. ¿Qué sienten?

Cuando escuchas esa última campanada sientes un gran alivio, porque eres consciente de que todo ha funcionado, de que la gente está contenta, y al final eso a nosotros nos da una gran alegría también.

¿En casa no le echan de menos en una fecha así?

Ya se han acostumbrado. Además, la noche del 31 es muy larga. Acabas con esto, y te vas con tu familia y con tus amigos, y hay tiempo para disfrutar. Llegas a casa a la 1.00 o a las 2.00 y te acuestas a las 6.00. Es una noche distinta a todas las demás, en la que el reloj no avanza.

Este año volverán más tarde

Sí, este año hacemos también las campanadas canarias. No hay ninguna diferencia. Cuando lleguen las 00.15, retrocederemos el reloj una hora, a las 23.15. Repetiremos el proceso y cuando llegue la 1.15, lo pondremos todo a su hora. Lo único que ocurrirá es que el reloj estará una hora retrasado.

También les ha surgido competencia en Malasaña.

Durante estos años siempre hemos visto cómo fulanito o menganito han organizado campanadas alternativas. Pero al final la gente quiere las campanadas de la Puerta del Sol. Estas son las que de verdad gustan en Madrid, en Toledo, en Guadalajara, y en todos lados.

Más de 150 años funcionando

“Al 99% es el original, y funciona como el primer día. Este nos va a enterrar a todos”, confiesa López-Terradas mientras señala el mecanismo del reloj. Fabricado por Jesús Rodríguez Losada, relojero español afincado en Londres en el siglo XIX, fue inaugurada el 19 de noviembre de 1866 por la reina Isabel II. Según confiesa el relojero, en todos estos años se ha mantenido prácticamente intacto, ya que solo ha habido que cambiar una rueda de escape y una pala.

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