Cada turista contamina al día en Barcelona el equivalente a conducir 410 kilómetros
La principal fuente de emisiones de CO2 es el avión, según un estudio de la UAB
El turismo tiene un gran impacto económico en la ciudad, pero también un impacto ambiental. Un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona calcula por primera vez la emisión de dióxido de carbono (CO2) que genera cada turista en la ciudad. Son 96,9 kg de CO2 al día, una huella ambiental equivalente a dejarse una bombilla led de 6,4 vatios encendida durante cuatro años seguidos, o a conducir un coche durante 410 kilómetros sin parar. La gran parte de las emisiones corresponde al medio de transporte, especialmente el avión.
El estudio, realizado por investigadores del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la UAB (ICTA-UAB) a petición del Ayuntamiento de Barcelona, analiza las principales fuentes de emisiones contaminantes que utilizan los visitantes al emprender un viaje: transportes de ida y vuelta, alojamiento, ferias y congresos y transporte interno. El resultado es que cada turista produce al día una emisión de 96,9 kg de CO2.
El informe es el primero que calcula el impacto de la actividad turística en la ciudad de Barcelona. Por la capital catalana pasan cerca de 33 millones de visitantes anuales, tanto turistas que pernoctan como excursionistas que vienen a pasar el día. La huella de carbono total es de 9,6 millones de toneladas de CO2 al año. Los autores señalan que, si se comparan las emisiones de carbono nacionales con las emisiones que genera el turismo, esta actividad económica se convierte en la quinta fuente de polución en el mundo. Los expertos prevén que en 2035 este tipo de emisiones se doblarán con respecto a 2005.
La principal fuente de contaminación, que concentra el 96% de las emisiones que genera cada turista, es el transporte de ida y vuelta al destino, especialmente el avión. Este medio de transporte es el elegido por el 78% de los turistas, que para llegar a él usan mayoritariamente el taxi, el transporte público o el coche privado. El volumen de contaminación que generan los turistas depende de su procedencia. Un ejemplo es el de un turista que viene de Oceanía y vuelve: solo con el transporte emite 4.200 kilos de CO2.
En el caso de los excursionistas internacionales, que pasan un día o menos en la ciudad sin llegar a hacer noche, el 67% de las emisiones corresponden a los cruceros, con 66, 1 kilogramos de CO2 por día y excursionista. Los cruceros representan la mayor parte de las emisiones que generan estos viajeros, a pesar de que son pocos en comparación con el total de turistas que llegan a la ciudad. En 2017 llegaron 2,7 millones de personas en crucero, según las estadísticas de la Autoridad Portuaria.
Si el 96% de las emisiones las genera el medio de transporte, el 4% restante corresponde a alojamiento, ferias y congresos y transporte interno. La principal fuente de contaminación es la electricidad que se usa en los alojamientos. Los hoteles copan el 70,5% de estas emisiones, mientras que los apartamentos turísticos generan el 25,3% del impacto. El estudio muestra que cuanto más alta es la categoría del alojamiento, más impacto tiene sobre el medioambiente: pensiones, hostales y hoteles generan 2,9 kilos de CO2 por noche, mientras que hoteles de cinco estrellas tienen un impacto 7,5 veces mayor.
El doble que un residente
Sobre el transporte interno, el informe detalla que los viajes en metro y en taxi son los que más impacto ambiental generan (un 38,5% y un 22,3% respectivamente), por el volumen de viajes que tienen. Sin embargo, por desplazamiento, el metro y el tranvía son los dos modos de transporte con la huella de carbono más baja.
Por último, no todas las actividades turísticas tienen el mismo impacto. Según el estudio, las ferias y congresos implican la emisión de 5,9 kilogramos de CO2 por participante.El estudio compara los resultados en Barcelona con las demás ciudades, que también sufren las emisiones principalmente del transporte y del alojamiento. Además, los turistas llegan a duplicar la media de emisiones que genera un residente en la ciudad, con el alojamiento como elemento diferenciador.
El estudio propone una serie de estrategias para mitigar el impacto ambiental del turismo, que pasan por potenciar el transporte público, especialmente el que da acceso al aeropuerto, rehabilitar los edificios para conseguir mayor eficiencia energética, y campañas informativas.
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