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El Ayuntamiento se acerca al sur con la remodelación del Mercado de Legazpi

El 4 de diciembre se adjudicaron las obras de rehabilitación del antiguo Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi, que albergará la sede de urbanismo, la Agencia Tributaria y la Oficina de Objetos Perdidos

Gloria Rodríguez-Pina
Una de las naves abandonadas del Mercado de Legazpi.
Una de las naves abandonadas del Mercado de Legazpi.SANTI BURGOS

El gran Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi se quedó vacío con la inauguración de Mercamadrid en 1983. Después de 25 años de abandono y de proyectos fallidos para recuperarlo, el Ayuntamiento adjudicó el pasado 4 de diciembre las obras para rehabilitar el espacio y acercar al sur dependencias municipales. Allí, en la orilla interior del Manzanares, se mudarán la sede del Área de Desarrollo Urbano Sostenible, la Agencia Tributaria y la Oficina de Objetos Perdidos, que convivirán con espacios para uso vecinal, una biblioteca y huertos urbanos.

La recuperación del mercado, que se extiende en una superficie de 29.000 metros cuadrados, ha estado sobre la mesa de los sucesivos gobiernos municipales. Alberto Ruiz Gallardón (PP) fue el primero que pensó en usarlo para albergar la sede de la Concejalía de Urbanismo y convocó un concurso en 2007 que planteaba construir dos edificios de oficinas y de apartamentos de lujo, de siete y 11 pisos, en un vértice de la parcela triangular. Una versión anterior del mismo proyectó la idea de erigir una torre de gran altura, de al menos 30 plantas.

La crisis rebajó la ambición de Gallardón. En 2012 se presentaron planes para que una parte volviese a ser un mercado y otra se convirtiese en intercambiador de transportes —que uniese las líneas interurbanas del sur con el Metro— y en aparcamientos, locales comerciales y una oficina de turismo. Aquella idea tampoco vio la luz. Después, Ana Botella (PP) estuvo a punto de colocárselo a un fondo de inversión para que este financiase una biblioteca y un centro deportivo a cambio de construir un gran centro comercial y de restauración.

Cuando Carmena llegó al poder, en 2015, paralizó el plan de Botella y anunció la que iba a ser una de sus grandes obras: la recuperación del mercado para crear un gran centro social vecinal, con instalaciones para los distritos de Arganzuela y Usera, y para alojar oficinas municipales. En 2016 se anunció que la rehabilitación estaría acabada en 2019, pero cuando se pusieron manos a la obra, se dieron cuenta de que la estructura del complejo tenía patologías que había que subsanar antes.

Finalmente, será en el primer trimestre de 2019 cuando entren las grúas, una vez finalizados los trabajos de reparación y justo a tiempo para las elecciones de mayo de 2019. Si nada se vuelve a torcer, estará terminado en 24 meses, ya entrado 2021. Los planos los firman el equipo de arquitectos Pesquera-Ulargui, el mismo que ganó el concurso de Gallardón hace una década, y la dirección del proyecto la llevan los arquitectos municipales Jimena Robles y Cleto Barreiro.

Las obras se adjudicaron el pasado 4 de diciembre por un importe de 42,2 millones de euros a la constructora Acciona. El mercado está protegido por su valor histórico y la remodelación respetará la configuración estructural del complejo,que tiene forma de triángulo con una base en el Río Manzanares y un vértice en la plaza de Legazpi. Es una construcción de 1935 del arquitecto Francisco Javier Ferrero Llusiá y del ingeniero Alfonso Peña Boeuf que destaca sobre todo por el uso a gran escala de hormigón armado.

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Uso vecinal

La rehabilitación afectará a 37.131 metros cuadrados construidos sobre rasante y otros 7.380 bajo rasante, con una dotación mínima para aparcamiento del personal municipal. El centro del triángulo que forman las tres grandes naves del mercado será para espacio público, libre y ajardinado, que se conectará a través de pasajes con los aledaños del complejo. Se potencian así las conexiones peatonales entre la plaza de Legazpi, las calles Maestro Arbós y el vado de Santa Catalina, Madrid Río y Matadero, como señala el Área de Economía y Hacienda, responsable del proyecto.

El uso aprobado para el inmueble es administrativo y de equipamientos, según el plan urbanístico de 1997. Las nuevas oficinas municipales estarán en los cuerpos longitudinales y en los dos vértices que dan al río se propone una biblioteca en uno, y locales para uso de los vecinos en el otro, donde se podrán instalar talleres, espacios de reunión, de crianza, para mayores, etc. Habrá más espacio para la ciudadano en las dos alas que dan a la plaza de Legazpi, una de las cuales ya aloja el Espacio Vecinal de Arganzuela (EVA). Las cubiertas se acondicionarán para la instalación de huertos urbanos.

El proyecto tiene un componente verde, más allá de la creación de espacios ajardinados en el patio y la cubierta. Se calentará mediante energía geotérmica, complementada por fotovoltaica, a través de la cercana Central Térmica de Matadero, que ya se ha reformado para ampliar su capacidad de producción. La jardinería, que supone el 1,1% del presupuesto, se reserva a centros especiales de empleo.

Seis millones de ahorro en alquiler

Los trabajadores del Área de Desarrollo Sostenible (DUS) están desperdigados entre varias sedes, en la calle Bustamante, la calle Barco, Cibeles y en Ribera del Sena. Este último era propiedad municipal hasta que la exalcaldesa Ana Botella lo vendió a la empresa Rilafe por un importe de 42.490.242 euros en julio de 2013, para, a continuación, alquilarlo por un periodo de 10 años. Desde entonces, el Ayuntamiento abona el alquiler a la esa corporación, 360.965,78 euros al mes. Al año, el ahorro solo por prescindir de esas oficinas será de 4,3 millones de euros.

El Ayuntamiento eleva hasta casi seis millones de euros al año lo que dejará de gastar en arrendamientos al sumar las otras oficinas de DUS, junto a las de la Agencia Tributaria que ahora está en la calle Antracita y las de la Oficina de Objetos Perdidos, que está en la calle del Molino, en Legazpi.

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