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La Universidad de Vic descarta nuevos convenios con centros israelíes

Cinco años después, los convenios han expirado sin que hayan dado fruto alguno

Cristian Segura

La Universidad de Vic (UVic) firmó en 2013 dos convenios con centros académicos israelíes que presentó como estratégicos para la Facultad de Medicina. Cinco años después, los convenios han expirado sin que hayan dado fruto alguno, según admite la UVic. El acuerdo con la Universidad de Haifa ha finalizado este noviembre y su portavoz, Ilan Yavelberg, avanza que quieren renegociar el convenio, aunque la UVic lo descarta.

Protesta de la plataforma Complicitats que Maten en 2014.
Protesta de la plataforma Complicitats que Maten en 2014.

El concejal de la CUP en Vic Joan Coma afirma que la presión de la plataforma Complicitats que Maten para cancelar los convenios ha influido en la decisión. El exrector de la UVic Jordi Montaña suscribió los convenios durante la visita de Artur Mas a Israel de noviembre de 2013. El acuerdo más importante, con el Campus de Salud Rambam, expiró en 2016 sin que se materializara ningún proyecto. “El Campus Rambam se convierte en el socio internacional para la consecución de uno de los proyectos estratégicos de la facultad de Medicina”, publicó la UVic en su revista corporativa. El acuerdo con la Universidad de Haifa tenía que aportar iniciativas en investigación e intercambio de estudiantes.

La firma de los acuerdos generó una ola de críticas desde la izquierda que cuajó en un manifiesto con más de 400 adhesiones, entre ellas las de la CUP, ICV, EuiA, las juventudes del PSC, las de la senadora de los Comunes Sara Vilà y la del diputado también de los Comunes Joan Mena, del abogado Julià de Jódar o la del concejal de ICV en Vic Arnau Martí, entre otros. Los firmantes denunciaban que “las instituciones académicas israelíes no son ajenas al desarrollo y mantenimiento de este sistema de control institucionalizado y fragmentación territorial a los que se ve sometido el pueblo palestino. Son parte necesaria e imprescindible”. El texto advertía sobre la Universidad de Haifa que “patrocina, conjuntamente con el ejército, un programa académico que forma a futuros oficiales de inteligencia y se lleva a cabo en una base militar en el mismo campus universitario”, y añadía que Haifa “da preferencias a los estudiantes que han servido en el ejército asignando las plazas de residencia para sus estudiantes, un criterio abiertamente discriminatorio contra los estudiantes arabo-palestinos”.

Reunión con el rector

La UVic subraya que los movimientos de boicot a Israel no han tenido ninguna influencia en la decisión. Coma y otro firmante del manifiesto, el dirigente de ERC Isaac Peraire, son vocales de la Fundación Universitaria Balmes, el ente titular de la UVic. El concejal de la CUP explica que centros como Rambam o Haifa son más potentes que la universidad catalana: “El único interés que tienen para establecer acuerdos con la UVic es para legitimar la acción del Estado israelí”. Coma está convencido de que “si no hubiésemos presionado, la universidad habría potenciado más los acuerdos”. Coma y otros representantes de Complicitats que Maten se reunieron este noviembre con Joan Masnou, rector en funciones. Masnou, según Coma, les transmitió que “la universidad no tenía especial interés en firmas más convenios con Israel”. Una portavoz de la UVic comenta que el rector se reúne con representantes de múltiples ámbitos, discrepen o no. Masnou reitera que en aquella reunión transmitió que "la UVic valora los acuerdos con universidades si aportan mejoras en docencia, investigación e internacionalización, independientemente del Estado al que pertenezcan". La UVic confirma que el contrato con la Universidad de Haifa, “se ha extinguido tras 5 años sin materializarse ningún acuerdo. No forma parte de nuestras prioridades renovarlo una vez que ha vencido”.

“Siguiendo nuestros procedimientos habituales, prevemos iniciar una negociación con la UVic para renovar los acuerdos”, explica Yavelberg. El portavoz de la Universidad de Haifa destaca que el boicot académico a Israel “es contrario al espíritu académico, a la promoción de un diálogo cultural constructivo, y al libre y democrático intercambio de ideas”.

La campaña internacional Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), promotora de las acciones contra los acuerdos con la UVic, tiene un apartado dedicado a las movilizaciones contra las universidades israelíes. BDS presentó un manifiesto en 2014 contra la cooperación con universidades israelíes firmado por 1.200 catedráticos, profesores e investigadores académicos de España, con nombres como la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, Joan Subirats, Arcadi Oliveres o el ya fallecido historiador Josep Fontana. BDS ha destacado este año por sus acciones contra la presencia en Cataluña de la selección femenina de waterpolo de Israel, y contra la participación del equipo Israel Cycling Academy en la Vuelta Ciclista a Cataluña: “El equipo invitado está patrocinado por el Ministerio de Turismo israelí, y financiado por el millonario canadiense Sylvan Adams, que declaró que 'una de las misiones del equipo es hacer de embajador de Israel' […]Esto es un apoyo explícito de las instituciones catalanas a la normalización de un Estado racista y de apartheid que utiliza el deporte y la cultura para limpiar su imagen”, según BDS.

“Antisemitismo puro y duro”

Andreu Lascorz, presidente de la Asociación de Relaciones Culturales Cataluña-Israel (ACCI), cree que la campaña de BDS es “antisemitismo puro y duro”. “Yo soy crítico con cosas que pasan en Israel, pero me los creeré cuando boicoteen a universidades de regímenes como China”, dice Lascorz. El presidente de la ACCI opina que no querer colaborar con universidades israelís limita la capacidad de conocimiento de los centros catalanes. Lascorz, que es representante en España de la Universidad Ben Gurion, comenta que a raíz de unos convenios suscritos entre esta institución israelí y la Universidad Rovira i Virgili, la UVic le contactó de forma reiterada para establecer vínculos con la Ben Gurion. “Nunca se concretaba nada y, de repente, dejaron de estar interesados”, recuerda Lascorz.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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