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Mujeres gitanas para revolucionar la sanidad pública en Madrid

La Comunidad lanza un programa piloto de mediadores para mejorar la atención preventiva a un colectivo de 90.000 personas

Jornada en el Hospital Santa Cristina sobre el reto de la salud en la población gitana. En la imagen, Juan Carlos Diezma, responsable de salud pública, con mediadoras y responsables de la red Gitana Artemisa.
Jornada en el Hospital Santa Cristina sobre el reto de la salud en la población gitana. En la imagen, Juan Carlos Diezma, responsable de salud pública, con mediadoras y responsables de la red Gitana Artemisa.KIKE PARA
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Gypsy women in Spain poised to start a health revolution

“Estamos haciendo una revolución silenciosa: promover el desarrollo del pueblo gitano a través del empoderamiento de la mujer”. La frase es de Ana Vázquez, de la asociación de mujeres gitanas Alboreá, y resume cómo se intenta que los casi 90.000 gitanos de Madrid accedan al sistema sanitario en las mismas condiciones que el resto de la población: convirtiendo a las gitanas en el principal interlocutor de los cinco mediadores culturales que impulsarán en 2019 un programa piloto de la Comunidad. ¿Su objetivo? Evitar que una alimentación poco adecuada, el tabaquismo, la escasa prevención y el rechazo a los tratamientos médicos acaben por provocar una esperanza de vida hasta 15 años menor entre los gitanos, como se desgranó ayer en las jornadas Atención a la población gitana. Un reto para el sistema sanitario.

“Creemos que falta una conexión entre el sistema sanitario y la comunidad gitana”, explica Juan Martínez Hernández, director general de salud pública de la Comunidad de Madrid. “Puede haber problemas de continuidad asistencial, por personas que abandonan tratamientos; problemas con actividades preventivas, como el de las mamografías, las vacunaciones o los cribados; y necesitamos alguien que las motive, las traiga y las acompañe, y que intervenga en los problemas de interculturalidad, que a veces acaban en conflicto, aunque no sea la norma”, razona. “Es necesario intervenir ya”, continúa. Y subraya: “Son las mujeres las que están cambiando la realidad del pueblo gitano”.

"Las mujeres somos la piedra angular para el avance de nuestro pueblo”, argumenta Ana Vázquez,  de la asociación de mujeres gitanas Alboreá. “Desde siempre a la mujer dentro de la cultura gitana se le ha dado un papel muy especial, el de transmisora de la cultura y de los valores a las nuevas generaciones”, prosigue. “Y se está aprovechando ese papel para también transmitir los cambios. Estamos haciendo una revolución silenciosa: promover el desarrollo del pueblo gitano a través del empoderamiento de la mujer”.

Los cinco mediadores que como máximo podrá contratar el programa piloto en 2019 operarán principalmente en centros de salud de Vallecas o Villaverde, donde se concentran el mayor número de los casi 90.000 gitanos de la región. También se desplazarán para participar del día a día de esta población. Su misión es formar parte del cambio cultural reforzando la idea de que acudir al médico es un derecho; informando de las diferencias entre la atención médica y la social (para aclarar que los médicos no conceden subsidios ni prestaciones); y mediando cuando haya situaciones de posibles conflictos (como un exceso de familiares en zonas de acceso restringido, según explican desde el Gobierno regional). Y para ello lo primero es lograr la complicidad de las gitanas, según los expertos.

Acompañar y sensibilizar

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“Llevamos tiempo planteando esta figura del mediador, sea gitano o no, aunque siempre será mejor que lo sea, para informar y facilitar que los pacientes entiendan la enfermedad que tienen, o con qué se cura”, explica Eduardo Conejo, director territorial adjunto de la Fundación secretariado gitano en Madrid. “Esa es una labor del mediador: entender. Luego hay otra: el acompañamiento, sensibilizar a la propia población gitana, especialmente a las mujeres, de la importancia de tener un control de la salud en su familia, o de la alimentación, empoderándolas”, sigue. “En la población gitana está claro que el motor, el agente fundamental para los cambios, es la mujer gitana”.

La partida para los mediadores, incluida en el proyecto para los Presupuestos de 2019, asciende a 150.000 euros. El resultado de las elecciones de mayo determinará si el compromiso gubernamental de aumentar la financiación en próximos ejercicios mantiene su impulso. En paralelo, el Ejecutivo regional aprobó el año pasado el Plan de inclusión social de la comunidad gitana de la Comunidad de Madrid, que cuenta con 219 millones de euros para impulsar 59 medidas estratégicas entre 2017 y 2021. La Fundación secretariado gitano pide claridad en la ejecución presupuestaria del proyecto y recuerda que la sociedad gitana es compleja y variada, por lo que no hay que caer en generalizaciones ni tópicos. 

Matrimonios entre adolescentes

Escolares que abandonan la escuela antes de los 14 años y matrimonios entre adolescentes son ahora dos de los graves problemas que tiene esta comunidad. Carla Santiago Camacho, presidenta de la Federación Artemisa, cree necesario modificar el sistema de enseñanza para evitar que empiecen en primaria 300 niños y terminen titulados 5. “No podemos seguir siendo un pueblo analfabeto y seguir camuflados en la sociedad”, puntualiza.

¿Existe racismo? “Hay antigitanismo y eso nos obliga, cuando llegamos a entremezclarnos en la sociedad, a ocultar nuestro origen para evitar malas caras, miradas desagradables. Si en las escuelas conseguimos que no segregue a los niños y reducir el absentismo daremos un gran paso para que estos terminen los estudios y tengas trabajos más profesionalizados”.

“Está bien que se apueste por la mediación, pero creemos más en el desarrollo integral de la vida de las personas que componen el colectivo gitano”, argumenta Conejo. “Hay también problemas de inserción laboral, por lo que no salen nunca de la vorágine que les impide preocuparse de sí mismos y su salud; hay problemas de educación, para que los niños de hoy puedan ser referentes positivos para los próximos y estén a un nivel similar al del conjunto de la población; hay problemas de vivienda…”, enumera. “De lo que se trata es de cerrar la brecha que hay entre la población gitana y el resto de la población mayoritaria”.

Los gitanos, según la última Encuesta Nacional de Salud de la población gitana, no solo vive menos, si no que las enfermedades que padecen están muy por encima de la media española. En los hombres, la artrosis, diabetes o depresión. En las mujeres hay más incidencia en patologías como la tensión alta, artrosis, asma, diabetes, colesterol, depresión, problemas de salud mental, migraña y problemas relacionados con la menopausia.

Profesionales de la Medicina, asociaciones y mediadores intercambiaron ayer opiniones sobre las condiciones en la que el pueblo gitano aborda la Sanidad en una jornada que se celebró ayer en el Hospital Santa Cristina. Uno de los pocos gitanos que estudia para ser mediador reivindicó el papel de la mujer para acercar a los hombres a los servicios públicos. “Sin ellas no hubiésemos llegado a nada. Se habla de patriarcado en nuestro pueblo, pero son las mujeres las que dirigen. Lo he visto en mi madre y lo veo ahora en mi mujer”, señaló.

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