Que luego no digan que no salgo
El Pichi Fest es una feria de fanzines organizados en el espacio sociocultural liberado autogestionado EKO.
Una semana ajetreada. Venía de Huesca y lo único que quería era tumbarme en el sofá, comerme unos macarrones con tomate Orlando directo desde el cazo y ponerme Sabrina para ambientar lo que quedaba de un Halloween cada vez más invisibilizado por el ruido, los calendarios de adviento y las ansias de las Navidades que, por año que pasa, más largas se hacen (el anillo del nibelungo de las festividades). Y en esos momentos en el que te encuentras arropado con todas las mantas tienes en tu casa y las persianas bajadas, te llama tu amiga para recordarte que prometiste acompañarle en su puesto de fanzines en el Pichi Fest.
El Pichi Fest es una feria de fanzines organizados en espacios auto gestionados de Madrid lejos de las instituciones que, para esta edición se dio lugar en el espacio sociocultural liberado autogestionado EKO.
Me resulta difícil describir lo que es un fanzine debido a su complejidad. Según el Pichi Zine, los fanzines son publicaciones totalmente independientes (de pocas tiradas), que se crean y se compran directamente desde y al autor, sin pasar por ningún filtro. Es una expresión y un gesto político que está al alcance de todo el mundo, tanto para adquirirlas como para hacerlas. Dando un paseo por los puestos te haces una idea de sus intenciones contraculturales, el espíritu DIY y la carga política del sitio.
Folios grapados, fotocopias en blanco y negro donde dan lugar a los universos de sus creadores, que tratan temas tan variados como la migración, el queerness y la infancia o conversaciones troll con Justin Bieber por Facebook.
La personalidad de los fanzines se hace eco en el espacio. Una de las organizadoras expresó la importancia que dieron para que fuera un espacio seguro. Me hablaron sobre la lucha para que fuera accesible, como la de buscar a una intérprete para las conferencias. También destacaron que limitaron la convocatoria para que el festival tuviera una escala más humana y más íntima y que no perdiera ese carácter comunitario.
Un espacio donde se protege al creador y a su obra, donde la motivación no reside en el interés capitalista de querer llegar a más público ni vender más tiradas, sino fomentar la red contracultural de los fanzineros y sus seguidores, y preservar la autenticidad y la sinceridad de los mismos. Siendo artista DIY, me parece importante que existan espacios en Madrid donde posibiliten y motiven la exposición de las creaciones de personas que auto produzcan sus contenidos. Estos son sitios donde está el arte vivo y fresco, donde no sólo vas de espectador, sino que invita a hacer cosas. Invita no esperar a que una editorial te pague cuatro duros, o que una revista te publique, puedes dibujar y escribir lo que te dé la gana, por ti mismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.