De los lugares colombinos a los paisajes mineros

Para la cantante Argentina, Huelva suena diferente. En la canción que lleva este título, la describe como una “tierra que reboza luz, bañada por la bahía”. También como “la de las tres carabelas, la guapa, la más marinera”. A Huelva le han cantado artistas como Carlos Cano, Ecos del Rocío, Manuel Carrasco, Sergio Contreras y la propia Argentina, entre otros. Para Carrasco es una tierra “descubridora, llena de magia” y para Contreras está “llena de luz y de sal, sal de la mar”. Esos encantos de la provincia hechos canción atrajeron a más de un millón de visitantes el año pasado, un 4,4% más que el anterior, según un informe de la Consejería de Turismo. Seducidos, como canta Argentina, por la “magia de sus fandangos”, sus “orillas de encanto” y una oferta turística que va desde la de sol y playa a la gastronómica, cultural y de naturaleza.

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El poder de las canciones

Sol y playa. Desde Isla Cristina hasta Almonte, la provincia cuenta con más de 120 kilómetros de costa, de los que 80 son de playas vírgenes y protegidas. En ellas se puede practicar desde parapente hasta kite surf y windsurf, como en la playa de la Bota de Punta UmbrÍa, en pleno corazón de la Costa de la Luz. Esta localidad, en cuya punta de la Canaleta se puede ver uno de los mejores atardeceres, suma a sus playas y chiringuitos, como el Camarón y el One Beach Club, una herencia cultural fenicia, griega, romana y musulmana. Así, entre sus monumentos, se puede visitar el yacimiento romano de El Eucaliptal, donde se encuentran los restos arqueológicos de una pequeña aldea, y la Torre Umbría o Almenara del siglo XVI, construida bajo el reinado de Felipe III para evitar las continuas invasiones piratas.

Naturaleza. Sin salir de Punta Umbria, el visitante puede hacer senderismo y cicloturismo por el Paraje Natural de los Enebrales, en el que también realizar una ruta por la ría en canoa. Un tercio del suelo onubense es espacio natural protegido. Por eso, a este paraje se van sumando el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, los de las Marismas de Isla Cristina y de Odiel y, como no, el Parque Nacional de Doñana. El único humedal español declarado patrimonio mundial por la Unesco es un paraíso para los amantes de la ornitología. Ofrece un paisaje de marismas, dehesas de alcornoques, pinares, playas vírgenes de arena blanca, su ecosistema dunar, acantilados y complejos de lagunas que dan cobijo a más de 300 especies distintas de aves al año, europeas y africanas, marítimas y terrestres.

Minería. El verde que reina en Doñana va tornándose a tonalidades ocres, naranjas, amarillas y negras por la cuenca del Río Tinto. Y es que el pasado minero ha dejado su huella asemejando este paisaje con Marte. Además de un color característico, los materiales rojizos de estas tierras que impregnan el río han creado un ecosistema único. Entre otros puntos, merece la pena descubrir el paisaje lunar de Corta Atalaya, un enorme cráter de 335 metros de profundidad y más de un kilómetro de diámetro. Una experiencia obligada es un paseo de 22 kilómetros en tren con una locomotora de 1833 en el Parque Minero de Río Tinto, que alberga un museo. Sin olvidar visitar la mina de la Peña del Hierro y el barrio inglés de Bellavista.

Gastronomía. Los vinos de El Condado, el jamón de Jabugo, la mojama, la gamba blanca, la fresa,... Con esta suculenta enumeración cuesta resistirse a no sentarse a la mesa. Por algo, Huelva fue Capital Española de la Gastronomía de 2017, una promoción que la provincia aprovechó para sacar partido a su cocina y crear diferentes rutas. Entre ellas, la del vino de El Candado y la del jamón de Jabugo. La primera permite al turista visitar una docena de bodegas de la comarca para conocer el proceso de producción, desde la cepa hasta la copa, y ofrece 11 propuestas diferentes para adentrarse en el enoturismo. En la segunda, descubrirá los entresijos de la producción del jamón ibérico de bellota con un recorrido por las dehesas, los secaderos... La eficacia de la gastronomía como reclamo turístico quedó demostrada durante el año de la capitalidad gastronómica de 2017, en el que el sector hotelero registró una ocupación media del 70%, un 20% más que en los años anteriores, según datos del Ayuntamiento de Huelva.

Cultura y deporte. Del recinto amurallado del siglo XII de Niebla y el castillo almohade del mismo siglo de Aroche a la mezquita califal de Almonaster la Real y la Gruta de las Maravillas de Aracena. Huelva tiene una oferta de cultura milenaria, arqueología, castillos, romerías populares… en la que ocupan un lugar reseñable los lugares colombinos. Las fronteras entre la historia y la leyenda se unen en la localidad de Palos de la Frontera. Allí, está el monasterio de Santa María de La Rábida, donde Cristóbal Colón encontró ayuda en el confesor de Isabel la Católica para emprender lo que sería el encuentro con América. En este monasterio franciscano del siglo XV puede visitarse una antigua sacristía con frescos colombinos que Vázquez Díaz pintó en 1930 y una iglesia gótico-mudéjar que custodia Nuestra Señora de los Milagros (siglo XIII) y el Cristo de los Remedios (siglo XIV). El templo está rodeado de pinturas del siglo XV y del XVIII. A pocos metros, está el Muelle de las Carabelas, que acoge una reproducción a escala exacta y apta para navegar de las tres naves con las que Colón llegó a América: la Santa María, la Pinta y la Niña. Junto a esta oferta cultural, Huelva también mira hacia el deporte con sus ocho campos de golf, la mayor parte de ellos junto a espacios naturales. Y es que casi 200.000 turistas acudieron a la provincia para practicarlo el año pasado, según los datos de la Asociación de Campos de Golf de Huelva.