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“Nunca copiaría un tatuaje aunque un cliente me lo pida”

A Debora Cherrys lo que más le gusta dibujar en la piel son mujeres con mucho color, que tatúa con tintas veganas

Lucía Franco
Debora Cherry en su estudio de tatuajes en Getafe.
Debora Cherry en su estudio de tatuajes en Getafe.INMA FLORES

A Debora Cherrys (Madrid, 32 años) lo que más le gusta dibujar en la piel son mujeres con mucho color. Imágenes que tatúa con tintas veganas. Junto a su pareja, creó el gabinete La Mujer Barbuda, en Getafe. Estudió Bellas Artes en la Complutense y hace seis años empezó a grabar dibujos sobre piel. No quiere dejar de hacerlo nunca. Sus obras se fijan en cuerpos y en las redes: tiene 100.000 seguidores en Instagram.

En la era de lo efímero, ¿qué representa el tatuaje que, a priori, es para siempre?

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Soy una romántica empedernida y quiero pensar que el tatuaje sigue siendo para siempre, aunque existan métodos de eliminación.

¿Qué pensaría si viera ahora el primer tatuaje que hizo?

Estuve dos años de aprendiz sin tocar una máquina. Adrián [su pareja, también tatuador] me pidió que le hiciera uno y le hice unas cerezas (cherrys), de ahí mi nombre artístico. Así que lo veo casi a diario y me gusta.

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¿No es más fácil decir tradicional que neotradicional?

Lo mío no es old school, que sería la base del tatuaje. El neo coge esas bases e incorpora volumen para dar más detalles, más colores y difuminados.

¿Tolera que le digan lo que tiene que pintar?

No permito una idea demasiado fija de alguien que diga: “Quiero esto”. Tiene que darme libertad para representarlo. Si no, no quedaría nada de mí.

¿Es el tatuaje un arte?

Muchísima gente opina que no, pero lo es. Además de tener que estar muy preparada: necesitas un título higiénico sanitario; toca aprender a dibujar y en varias técnicas... Es arte, pero con una condición: no puedes cometer errores.

¿Sigue habiendo prejuicios sobre con los tatuajes?

En mi mundo no. En otros, puede ser. No me parece bien que se discrimine: se deberían valorar a la gente por sus cualidades y no por lo que lleva.

¿Alguna vez se ha sentido discriminada por llevar tatuajes?

Alguna vez, viajando a algunos países. La gente se puede sorprender o extrañar, pero no me preocupa demasiado lo que puedan opinar de mí.

¿Qué odia escuchar como tatuadora?Sobre todo muestras de falta de respeto y de confianza.

¿Qué le piden más: tribales o símbolos del infinito?

Hay muchas modas y en el tattoo también. Muchas están marcadas por las redes sociales. Cada persona debería tatuarse un dibujo que represente algo en su vida

¿Qué opina de los filtros en las fotos de tatuajes? No sé si es una aberración, pero me parece que es vender humo: estás enseñando algo que nunca podrás hacer.

¿Hay demasiados tatuadores?

Creo que el tatuaje es un mundo que ha evolucionado muy rápido. Como todo lo que crece tan rápido, ahora vivimos el proceso contrario. Tiene que haber una selección natural: no hay tantos clientes para tantos tatuadores. Solo lo van a conseguir los que sean realmente buenos.

¿Dónde duele más tatuarse?En cuello, costillas y manos. Además, son las zonas más complejas de tatuar.

Qué es lo más raro que le han pedido...

Un compañero de profesión me pidió que le dibujara un aspersor y que pusiera golden shower [lluvia dorada]. Pero lo que me parece más raro es la gente que lleva solo un mes con su pareja y se tatúa algo juntos, en común.

¿Hay quien le pide repetir en ellos una obra original que haya visto en otro cliente?

Muchas veces y jamás lo haría. Lo primero que me enseñaron en este mundillo fue la palabra respeto y creo que se ha perdido. Para ser un artista hay que respetar a la persona que estás tatuando y al artista que lo hizo. Copiar un tatuaje no entra dentro de la palabra respeto.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.

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