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Joan Miquel Oliver: “No me gustaría ser considerado un compositor de ocurrencias”

El músico mallorquín presenta 'Elektra', un disco que ahonda en la senda de sus dos álbumes precedentes

El compositor Joan Miquel Oliver.
El compositor Joan Miquel Oliver.Juan Barbosa

Es insaciable, y cuando no escribe novelas, la última de este mismo año, compone discos. Tanto en un registro como en otro, Joan Miquel Oliver (Sóller, 1974), es capaz de crear universos pautados por una mirada muy personal que parece ocultar los significados más explícitos, de manera que ironía, un cierto aire surreal, onirismo y sentido del humor acaban armando su carrera artística. Pero eso puede convertirle en un artista percibido por su ocurrencia o ingenio, algo que no le satisface. “Son definiciones un poco superficiales que no me satisfacen aplicadas a mi obra. Cada persona es capaz de valorar si lo que yo compongo se queda en el terreno de la ocurrencia o va más allá”, dice al presentar Elektra, un último disco en el que conviven junto a la heroína las mamás, niñas que siempre pasan frío, viajes que comienzan en un portal y acaban en el Polo o miradas distantes hacia los pijos.

En este disco, que como ha sido costumbre no ha grabado solo, sino con sus músicos de directo, Jaume Manresa y Xarli Oliver, continúan teniendo peso canciones cortas que hacen pensar en sus pasiones literarias, que ponen el énfasis en los escritores que no economizan para expresarse, “es que es cuestión de irse quedando con lo esencial: de joven bebía ron con Coca-Cola, luego sólo ron con hielo y ahora ron en chupitos, sin hielo”. Y Tolstoi ¿qué es?, “ja ja, Tolstoi es una comida completa con vermut, postre, café, copa y puro, pero es un escritor de otra época, de los que hacían obras magnas destinadas a acompañarte durante largo tiempo para poder saborearlas”. Y si como usted declaro a Laura Fernández —EL PAÍS, 23 mayo 2018—, los escritores son capaces de ver más allá que los demás, ¿qué son los músicos?... “pues alguien capaz de restar carga simbólica a una música que la industria nos hace creer significa algo, que sería como decir que Tchaikovsky escribía para las persecuciones en coche de las pelis de acción. Yo creo que el verdadero músico le quita significado a la música. Después el resultado puede ser una música poco humana o un poco frívola, como la de Zappa por ejemplo, pero creo que la música auténtica es así. La música pura y dura tiene algo de frívola”. ¿Frivolidad como finalidad, pues? “no completamente, pues si quieres llegar a la gente no puedes frivolizar del todo. Por ejemplo, me decían que las emociones sirven para escribir canciones y yo creo que es al revés, es la música la que te debe emocionar. Por lo tanto, hay que ir con medida”, concluye.

Al margen de trabajar en equipo, otra diferencia con trabajos anteriores es que en la presentación promocional de Elektra, se explica de qué va cada canción, antes impensable en un artista que jugaba con los significados y los sentidos “no sé, no he pensado por qué, aunque en realidad es cierto que antes pensaba en que no cabían las explicaciones y ahora creo que alguna pista para situar al oyente puede resultar útil. Como en todo has de saber administrar, en este caso el grado de información que transmites”. ¿Se ha sentido quizás incomprendido?, “no, simplemente he afinado el nivel de spoiler que puedes ofrecer sobre ti mismo”. Siempre sabiendo, se puede añadir, que escribir canciones es una forma más de escapar del mundo “sí, hace años que lo tengo claro, porque este mundo es aburrido, está desordenado y no tiene sentido, mientras que mi música es bonita, ordenada y con sentido”, asegura sin reprimir una risa, divertida compañera de su nada frívolo ingenio.

Por cierto, Joan Miquel sostiene que Elektra cierra una trilogía comenzada con Pegasus, que hablaría sobre el paisajismo, continuada por Atlantis, que versaría sobre la sociedad y cerrada con Elektra, que hablaría en primera persona, aunque no siempre el protagonista sería el mismo. Para explicarlo habla de Hegel y de Aristóteles, de la tesis, síntesis y antítesis, pero conociendo a Joan Miquel nunca se sabe si esto es un invento de última hora o si de verdad conceptuó a sí sus tres últimos discos.

Lo evidente es que no cree que el término se use bien: “El Señor de los Anillos no es una trilogía, sino una obra partida en tres partes. Lo mío no, es una verdadera trilogía”, asegura docto como un profesor de filosofía que parecería sólo teme una cosa “no tanto envejecer, que no es agradable, sino quedarme sin tiempo para escribir todo lo que tengo en la cabeza, y que al igual que cuando escribo narrativa, refiero sean historias inventadas que no historias vividas por mí mismo. Resulta mucho más divertido y enriquecedor”.

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