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Las artes escénicas exigen su lugar en el espacio público

La 38ª Fira de Tàrrega cierra con un 96% de ocupación en los espectáculos de pago

Un momento del espectáculo '5.102 m/s', de Joan Català.
Un momento del espectáculo '5.102 m/s', de Joan Català.NÚRIA BOLEDA

“¿Es el universo espacio público?”, se preguntaba uno de los carteles que colgaba en la Plaça Major de Tàrrega junto a esteladas y pancartas que pedían la libertad de los políticos presos. La 32ª edición de la feria de teatro que finalizó ayer comenzaba el jueves con la idea de releer el espacio público y experimentar la calle como “marco, prisión o espacio de resistencia” y las artes escénicas como “motor de cambio social, evasión o propaganda”.

 Durante esos cuatro días cualquier lugar del espacio público ha sido óptimo para la representación artística. O casi, ya que, exceptuando el traslado de la polémica ubicación del cementerio, la capital de L’Urgell ha visto espectáculos debajo de un puente, en el polideportivo municipal, en un garaje, en el museo o en medio del asfalto. Se han habilitado 22 espacios para acoger las 227 actuaciones de la programación oficial de 50 compañías (poco más de la mitad catalanas, el 30% españolas y un 18% internacionales). Con un presupuesto de 1.060.450 euros, se han ofrecido 30 estrenos y un cartel dividido entre espectáculos de entrada libre (54%), y de pago (46%), volviendo a hacer gala de una rica variedad de formatos, géneros y estilos para todos los públicos.

A pocas horas del cierre de una edición sin incidentes ni suspensiones, el director ejecutivo de la feria, Oriol Martí, aseguró que “las sensaciones son bastantes buenas”, con una previsión del 96% de ocupación de los espectáculos de pago (sin contar las ventas del domingo por la tarde). Solo en el acto de inauguración del jueves asistieron unos 4.000 espectadores. Las cifras, correspondientes a 12.000 entradas vendidas, siguen estables por tercer año consecutivo.

“Las artes de la calle existen, el público no es idiota y cuando trabajas con espectáculos de calidad responden”, señaló Martí. Por su parte, el director artístico, Jordi Duran, subrayó que “el espacio público tiene infinitas posibilidades artísticas y lo hemos querido respetar y empoderar desplegando este proyecto”, y ha cerrado su última edición al mando deseando “mejores presupuestos a la nueva dirección artística, porque en cultura se ha de invertir de forma decidida”.

Una de las obras que ha generado más expectativas ha sido 5.102 m/s, de Joan Català. Situado en la antigua fábrica de maquinaria agrícola Cal Trepat, el artista invitó a los asistentes a moverse por la nave libremente, “guiados por el sentido común y las luces... Esto no es un espectáculo, aunque pueda parecer espectacular; lo que veis es un espacio de trabajo”, avisaba antes de comenzar la performance. Las paredes de la nave lucían carteles con mensajes acerca de la simbiosis inevitable y necesaria entre el arte y la artesanía. No en vano, Català ha hecho del trabajo manual y artesano el motor de sus creaciones artísticas. Y en este caso, del hierro, que ha convertido en instrumento musical. De ahí el título: 5.102 metros por segundo es la velocidad a la que se transmite el sonido a través de este material. Dentro del improvisado taller, los cuerpos en constante movimiento de los bailarines jugaron y experimentaron con planchas de hierro, pletinas o poleas, queriendo reflexionar sobre las creaciones de arte contemporáneo.

 Las plazas del centro de la ciudad fueron también escenario de la danza reivindicativa de Les Impuxibles con Painbally su intención de volver a llenar de contenido la palabra Libertad. Las tres intérpretes generaron un espacio sonoro y un universo mediante el juego con pelotas de tenis y las notas de un piano de cola. En su primera pieza en la calle, las artistas encontraron en ese espacio “físico, simbólico y político” el lugar idóneo para expresarse.

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Estos espacios también fueron testigos del humor de We-ding de Los Moñekos, donde dos novias vestidas de blanco se disputaban el marido a ritmo de reggaetón; del inicio del recorrido literario sobre el escritor Manuel de Pedrolo con motivo de su centenario; la sorprendente puesta en escena circense de Mumusic Circus; el mensaje sobre el trastorno bipolar que Company Chamaleon transmitió en su danza; o el manifiesto sobre la escasez del agua que llevó a escena la compañía Nuc.

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