La deuda del hospital de Reus desata una crisis en Salud
El Departamento de Salud ha destituido al director territorial
Los déficits que año tras año acumula el hospital Sant Joan de Reus y las negociaciones para implantar un nuevo modelo de gestión que enjuague los números rojos han desatado una crisis de poder en el centro hospitalario y en la cúpula sanitaria en Tarragona. El Departamento de Salud ha destituido al director territorial, Roger Pla —que apenas llevaba dos años en el puesto—.Óscar Ros, director del hospital también ha abandonado el cargo. Con el reemplazo de estos cargos se busca allanar el camino para formalizar un consorcio que de al Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) el control del centro sanitario.
El hospital Sant Joan encadena años de déficit. En 2016, el balance se cerró con un agujero de 8,4 millones de euros. El ejercicio pasado, las pérdidas superaron los tres millones, una barrera que, este año, ya se había rebasado en junio. Para parar la hemorragia, el año pasado el exconsejero de Salud, Antoni Comín, anunció que el CatSalut pasaba a poseer un 55% de la propiedad del controvertido y deficitario centro sanitario. “Estamos ante una gran noticia para Reus y para todo el sistema de salud en Cataluña”, subrayó Comín.
Antes de lanzarse a los brazos de la Generalitat, Sagessa —la empresa municipal que gestiona el hospital y que es investigada por corrupción en el marco del caso Innova—, había tratado de plantear distintas estrategias de viabilidad. Pero esas alternativas no pasaron de ser meros parches, insuficientes para mantener el coloso a flote.
El diseño del Sant Joan es su principal lastre. Josep Prat, excerebro del holding Innova y antiguo presidente del Instituto Catalán de la Salud (ICS), hizo sus primeros pasos en la gestión sanitaria asumiendo, en el año 1985, la gerencia del antiguo Hospital Sant Joan. Con el tiempo, su influencia y sus maniobras fueron claves para impulsar el faraónico nuevo edificio: 93.000 metros cuadrados y un coste de 170 millones de euros. En septiembre de 2010, durante la inauguración de la megaobra, el entonces president José Montilla puso de relieve que el Sant Joan iba a ser un centro de referencia “para toda la demarcación de Tarragona”.
Fracasado el modelo, el director territorial, Roger Pla —un cirujano de 63 años— se había convertido en una persona incómoda para algunos cargos políticos de Reus que tienen silla en el consejo de administración del hospital. El alcalde Carles Pellicer (PDeCAT) se apoya en los independientes de Ara Reus y en ERC para gobernar, y son los republicanos, a través de Noemí Llauradó, quienes comandan la red que pende del Grup Salut Reus. Las tesis de Pla, partidario de aligerar de servicios al desproporcionado Sant Joan y de potenciar una alianza con el Hospital Joan XXIII de Tarragona, generaba ojeriza en el consistorio reusense, contrario a perder competencias sanitarias y autoridad sobre los destinos del hospital.
Pla pretendía que, agrupando el Sant Joan y el Joan XXIII, fuese el ICS el principal gestor de la oferta hospitalaria de la región. El Ayuntamiento de Reus acepta que, con el consorcio, la Generalitat asuma mayor peso en la gestión del hospital local. Pero se niega a perder capacidad de intervención. Las presiones ejercidas por el consistorio de Reus han impulsado al departamento a relevar a Pla.
En paralelo, el que hasta ahora era director del hospital, Óscar Ros, también ha sido relevado del cargo. Ros, médico internista, llevaba más de veinte años en el Sant Joan. Fuentes próximas a la dirección apuntan que el relevo de Ros agilizará la toma de decisiones para formalizar el consorcio. Oficialmente, Ros, natural de Alicante, deja la dirección por motivos personales y tras aceptar una oferta para asumir la dirección médica de dos centros hospitalarios que la compañía Vithas tiene en Alicante.
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