Música en forma de esculturas y grabados
'Gu-inno-vart' muestra la particular relación del artista con el jazz, la ópera y el cante jondo en el Auditori
Jazz, blues y cante jondo. Tres tipos de música que, según él mismo, eran los que más le inspiraban en el proceso creativo: “No puedo entender una obra sin ritmo, hasta lo exagero en las obras. El ritmo forma parte de mi mismo, puedo decir que soy, que tengo, que estoy obsesionado por el ritmo”, reconocía Josep Guinovart. Prueba de ello fue la importante obra del artista catalán— del que se celebra el Any Guinovart tras el décimo aniversario de su muerte, en 2007— estrechamente ligada a la música. Muchas son casi más piezas musicales que propiamente esculturas, grabados o pinturas. Pasa, por ejemplo, con Vomitant música: la silueta de una guitarra, hecha con retazos de partituras, vomita por su boca una cascada de notas que dan forma al mástil. Esa obra, de 2005, es una de las primeras con las que se encuentra el visitante de la exposición Gu-inno-vart en el Museo de la Música de Barcelona, dentro de edificio del Auditori. En un extremo del museo —que atesora una espléndida colección de instrumentos, algunos de ellos piezas únicas—y con una luz tenue, el universo musical de Guinovart casi que adquiere sonoridad.
La exposición está formada por 45 obras que abarcan un periodo muy amplio, desde la década de los 50 hasta el año de su muerte, 2007. Las técnicas también son muy variadas, pintura, escultura, carteles y obra gráfica. Comisariada por la Fundació Privada Espai Guinovart Agramunt, la muestra forma parte del conjunto de actividades programadas dentro del Any Guinovart, en este caso por iniciativa del Museo de la Música. Parte de las obras que se pueden ver han sido cedidas por la propia Fundación y otras son de particulares.
La conexión musical del artista le lleva a jugar con instrumentos que forman parte física en algunas obras, como en Dizzy Gillespie (de 1986), en homenaje a una de las figuras del jazz donde aparece con una trompeta girada hacia arriba. En Jondo, son los propios instrumentos, o secciones de ellos, los que componen la propia obra; partes de guitarras hechas con madera. En Guitarras Lorquianas (1998) ese instrumento representa el imaginario del poeta andaluz interpretado por Guinovart. Pese a que no se definía como melómano, la influencia de algunos autores de la música sinfónica y la ópera está presente en la selección de obras. A modo de partituras, sobre los atriles musicales descansan varios cuadros, de pequeño formato, con técnica mixta que incorporan collages con fragmentos de partituras. El mundo de la ópera y la mitología está presente en Tannhäuser de Wagner en un cuadro del mismo título —de 2007, año en el que falleció el pintor — en el que el poeta alemán se funde con partituras.
Homenaje de Carles Santos
Obras de formato considerable, como el Homenaje Alberta Hunter, — referente norteamericana del blues y el jazz— en la que la música parece brotar de un clarinete. Y por si la simbiosis entre arte y música no queda suficientemente clara en las piezas que recoge la exposición, el video Gui-no-vart evidencia hasta la musicalidad que se puede extraer de las sílabas que forman el apellido del artista. Una cantata compuesta por Carles Santos —fallecido en diciembre del año pasado— e interpretada por la Coral d'Avui al más puro estilo del compositor de Vinaroz: las tres sílabas del apellido del artista son la música —solo las voces de los integrantes de la coral— que a veces susurran y otras gritan, más rápido o con un ritmo más suave, en medio de un campo con un sol abrasador.
La muestra —que se puede ver hasta el 30 de septiembre— invita al visitante a sumarse al universo Guinovart. En el vestíbulo del Museo hay un piano y una reproducción de la obra del artista Constel·lacions. Se trata de sentarse al piano y tocar —no importa el conocimiento musical— lo que la pintura evoca. Una interpretación que se tiene que grabar en vídeo y subirlo a las redes sociales con la etiqueta #SonaGuinovart. Los tres concursantes con más likes serán evaluados por un jurado —en el que está la ESMUC y el propio Museo— , y el ganador será obsequiado con un grabado de la obra.
Una de las obras que muestra la evocación musical del artista Josep Guinovart. /JOAN SÁNCHEZ
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