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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Unos nuevos e inéditos estudios universitarios

Un nuevo grado de Tecnologías Industriales y Análisis Económico empezará gracias a la colaboración público-privada

Entrada de una facultad de la Universitat Politècnica de Catalunya.
Entrada de una facultad de la Universitat Politècnica de Catalunya.Albert Garcia

Imaginad unos dirigentes con gran experiencia, al frente de empresas con un gran volumen de negocio, en parte gracias a su actividad fuera de España. Unas empresas con crecimiento sostenido y con la necesidad de dar empleo a un número importante de ingenieros. Imaginad que estos dirigentes empresariales detectan la necesidad de incorporar ingenieros con una formación sólida en materias básicas -la especialización no preocupa dado que se trata de algo de la etapa de los másteres y que, mejor que nadie, también la pueden ofrecer las propias empresas-, unos ingenieros que tienen que ser muy conscientes de la vertiente económica y que no pueden tener ningún tipo de obstáculo en cuanto al dominio del inglés. Imaginad que estos dirigentes empresariales están dispuestos a apoyar a las universidades públicas para conseguir que este tipo de profesionales que el mercado necesita pueda generarse a nuestro medio. Imaginad que están dispuestos a apoyar a las universidades públicas por la sencilla y nada trivial razón de disponer de profesionales con títulos oficiales, directamente homologables con los títulos que expiden las mejores universidades europeas. Pues nada de todo esto hay que imaginarlo, puesto que hoy es una realidad.

Acaba de ocurrir gracias a una colaboración inédita entre la iniciativa privada y dos universidades públicas, la Universitat Politècnica de Catalunya y la Universitat Pompeu Fabra. Efectivamente, el próximo curso académico empezará en Barcelona un nuevo grado denominado oficialmente “Tecnologías Industriales y Análisis Económico” (Industrial Engineering and Economic Analysis), un primer curso con 40 alumnos, unos estudiantes que iniciarán el grado con una nota de corte de 12,1, una nota entre las veinte primeras más altas de este año y que ostentan los dobles grados de Física y Matemáticas y la mayoría de carreras de Medicina con una altísima demanda. Una nota de corte, buena noticia, que expresa el interés que ha despertado de entrada la propuesta entre los jóvenes que empezarán estudios universitarios en Cataluña.

Son muchos los elementos que conviene destacar de esta iniciativa público-privada. Señalaría tres. Primeramente, que es un modelo que preserva la igualdad de oportunidades, no solo son los títulos, sino que también con la matrícula, que sale a precio público. Así pues, los estudiantes seleccionados serán los mejores de entre los que lo han deseado, independientemente de su procedencia social. En segundo lugar, algo inédito para las universidades -en estos tiempos de lamentables limitaciones-, en el sentido de que el riesgo financiero será inexistente dado que recibirán un apoyo económico sostenido del sector privado, dispuesto a financiar los costes totales del grado. Y en tercer lugar, el hecho de que la enseñanza será íntegramente en inglés, como sucede en otros -muy pocos- grados que también se imparten en Cataluña.

No ha sido sencillo llegar a este hito, que apenas es un inicio. El proyecto ha tenido que pasar por un proceso laborioso de comprensión por parte de la comunidad universitaria, pero exitoso, gracias al liderazgo de los rectores Enric Fossas, Jaume Casals y Francesc Torres. La Generalitat ha apoyado siempre el proyecto para que acabara con un formato oficial y, tan o más importante, el sector privado, que es el que hace la demanda, ha ido aclarando sus recelos mientras se ha dispuesto a financiarlo.

La cooperación publico-privada se hace desde la fundación BEST (Barcelona Education for Science and Technologies), entidad privada que preside el ingeniero Joaquim Coello, entidad que representa los intereses de las empresas y que canaliza la financiación a las universidades. BEST lo han creado las asociaciones Barcelona Global y Femcat y participa la UPC y la UPF y ahora se están incorporando las empresas comprometidas.

Quedan flecos pendientes, hay que formalizar una relación estable con una tercera universidad europea, hay que levantar más recursos para poder dar becas a los estudiantes (nadie puede quedar fuera por la carencia de recursos), pero si se ha llegado hasta aquí, el resto se prevé más sencillo. El gran atractivo es que se está ensayando una cooperación publico-privada inédita que se podrá hacer extensible a otras demandas razonadas del mercado.

Jordi Camí es catedrático en la Universitat Pompeu Fabra y vocal de la Fundación BEST.

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