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Torra asiste con el Rey a los Juegos Mediterráneos tras escenificar la ruptura

El presidente de la Generalitat acude al final al evento pero dice que no invitará a Felipe VI a ningún acto

Torra entrega los informes sobre el 1-O al Rey.Foto: atlas | Vídeo: JORDI BEDMAR | ATLAS

El presidente catalán, Quim Torra, finalmente compartió este viernes palco con Felipe VI en la inauguración de los Juegos Mediterráneos en Tarragona. Fue el colofón de cuatro días de dudas en los que el Govern intentó contentar tanto a los separatistas como a los organizadores del evento. Torra, que en las últimas semanas ha apelado al diálogo, escenificó horas antes que rompe relaciones con la Casa del Rey.

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El president, que es el máximo representante del Estado en Cataluña, llegó a Tarragona antes del inicio de la ceremonia de inauguración y se reunió con los manifestantes de las organizaciones independentistas ANC y Òmnium que protestaban contra la presencia del jefe del Estado. “Hoy era necesario fijar una posición de país”, dijo Torra entre gritos de “president” y “Ni un paso atrás”. Las manifestaciones pro monárquicas por un lado y en contra de la visita de Felipe VI por otro estuvieron lejos de ser masivas. Los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) reunieron a unas 200 personas fuera del estadio del Nàstic.

El Rey y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fueron recibidos con una mezcla de silbidos y aplausos en un estadio medio lleno. Lo mismo sucedió cuando sonó el himno de España. Sólo hubo un abucheo puntual, a Torra, cuando el alcalde de Tarragona Félix Ballesteros lo saludó al inicio del discurso.Torra y el Rey estuvieron separados por Sánchez. El diputado de la CUP Carles Riera aprovechó su presencia en la tribuna de autoridades para exhibir una pancarta con el lema “libertad presos políticos”, en referencia a los líderes independentistas que están en prisión preventiva por presunta rebelión, sedición y malversación de fondos.

"No hay un menoscabo para el Rey, es para Cataluña"

La portavoz del Gobierno central, Isabel Celaá, se ha referido en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros a la decisión del presidente Quim Torra de cortar relaciones con la Casa Real. "Si la Generalitat no desea tener al Rey y decide no invitarlo, no será un problema para el Rey, que no recibe ningún menoscabo, pero sí lo es para Cataluña", ha explicado.

Celaá ha recordado que "el Rey cumplió con sus obligaciones institucionales" el pasado 3 de octubre, cuando en una alocución se alineó con el entonces Ejecutivo del PP que decidió impedir por la fuerza el referéndum que el Tribunal Constitucional declaró ilegal. "Felipe VI reafirmó el poder de las instituciones españolas", ha añadido.

Para la portavoz, la decisión de Torra "significa que la Generalitat no representa a la totalidad de Cataluña".

Torra había solemnizado a mediodía su decisión de acudir al acto de la noche con una declaración institucional en la que alegó que había esperado “hasta el último momento” para dar margen al Rey para que “reflexionara [sobre su posición sobre Cataluña] o, como mínimo, quisiera escuchar”, dijo. Por un lado, el president justificó su asistencia a la ceremonia porque “sin el Govern los Juegos no se habrían hecho”. “Tarragona es nuestra casa y la presencia del Rey no condicionará nuestras decisiones, En Cataluña mandamos los catalanes”, afirmó. Por el otro, intentó escenificar un distanciamiento con Felipe VI al anunciar que ningún miembro del Govern participará a partir de ahora en actos convocados por la Casa del Rey y que no invitará al Monarca a ningún evento de la Generalitat.

El boicot a la Corona, sin embargo, tiene más de simbólico que de real. La mayoría de actos en los que han coincidido un president y Felipe VI en los últimos años han sido organizados por terceros, como los Premios Planeta, las inauguraciones del Congreso de los Móviles de 2017 (en la de este año no había Govern) o la entrega de los premios Fundación Princesa de Girona (FPdGi) del año pasado. El único gesto concreto de protesta de Torra fue la renuncia, formalizada el viernes por la tarde, a la vicepresidencia de honor de la FPdGi.

El president también subrayó que desde la Generalitat se han hecho “todos los esfuerzos” para concretar un diálogo directo con el Rey. “Pero los esfuerzos solo han venido de nuestro lado. No iré a hacerme fotos, no nos interesan las fotografías con los que avalan la represión”, dijo Torra, en referencia al discurso del 3 de octubre pasado en el que el Rey, dos días después del referéndum ilegal, señaló: “Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional”. La postura del Monarca, que no mencionó en su discurso a los heridos en las cargas policiales del 1-O, es criticada por el independentismo y también por Catalunya en Comú-Podem.

En el Govern tampoco sentó bien que La Moncloa atajara la intención de Torra y sus antecesores Artur Mas y Carles Puigdemont (fugado en Alemania) de entablar un diálogo directo con el Rey. La misiva suscrita por los tres esta semana fue respondida desde el despacho del presidente del Gobierno, que le recordó que las demandas de la Generalitat deben ser canalizadas a través del Ejecutivo. La decisión de Torra pone presión adicional al encuentro que sostendrá el próximo 9 de julio con Sánchez.

Cambio de posición

El entorno del president no tenía una posición monolítica respecto a si se tenía que asistir o no a Tarragona. Sí había una idea compartida: la de que, con políticos en prisión y huidos de la justicia española en varios países europeos, no se podía transmitir una imagen de normalidad en las relaciones con el jefe del Estado. La discrepancia residía en hasta dónde escenificar ese desacuerdo y si tenía que empezar por no ir a los Juegos.

Las variables sobre la mesa eran complicadas. Por un lado, el posible desaire a los ciudadanos de Tarragona y abandonar la reivindicación de la acción del Govern que implicó poner en marcha los Juegos. También entraba en juego cómo encajar el plantón en un momento en que la bandera del diálogo está izada tanto en la Generalitat como en La Moncloa.

El debate fue intenso y de ahí que, tras consultar también con el expresidente Puigdemont, se pasara en poco tiempo de la decisión de no —que explicaban fuentes de Presidencia este viernes por la mañana— a confirmar poco después que sí se compartiría palco con el Monarca.

El PDeCAT guardó silencio sobre la decisión de Torra. El vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, dijo: “Si las instituciones españolas, la Constitución y el Rey están tan cuestionados en Cataluña es porque hace años que han abandonado a la ciudadanía catalana”.

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