El Sónar hackea al Ayuntamiento
Una instalación de luz y sonido de Edwin van der Heide da inicio al festival
Quiasma es un término utilizado en medicina para indicar el cruce en forma de equis de dos estructuras anatómicas. La prestigiosa crítica de arte Rosalind Krauss lo utiliza para hablar de la mutua transitividad entre la obra y el espectador y es precisamente a esta relación que hace referencia Chiasm, la instalación audiovisual que Edwin van der Heide ha creado para celebrar el 25 aniversario del festival Sónar. “Chiasm alude a las interrelaciones íntimas entre los cuerpos y el espacio en el que cohabitan, gracias a una interacción tridimensional de luz y sonido”, explica ayer el artista holandés en Barcelona para la inauguración del festival. Tras tres ediciones arrancando con el proyecto de la Fundación Sorigué, conocido como Sònar Planta, este año el festival da el pistoletazo de salida con un torbellino de luz y sonido, emplazado en el patio interior del Ayuntamiento de Barcelona, justo debajo del Saló de Cent.
“Hemos querido situar el festival en el corazón de la ciudad para felicitar al Sònar su aniversario y felicitarnos como ciudad por haberlo cobijado. El mundo cambia rápidamente y las instituciones deben dejarse contaminar de la misma forma que esta obra hibrida ciencia, arte, tecnología y sociedad”, afirmó la alcaldesa Ada Colau en la presentación de la instalación, flanqueada por el ex alcalde Xavier Trias y la presidenta del grupo municipal de Ciutadans, Carina Mejias.
Detrás de los políticos el comisario de la instalación, Arnau Horta, controlaba que las máquinas de humo, que permiten crear la sensación de luz sólida, fueran perfectamente calibradas. El humo que da espesor a los juegos de luces coloreadas de los cuatro proyectores láser consigue transformar completamente el espacio histórico bastante anónimo del patio surgido de la reforma de 1927, dejando el público trastornado y sin las habituales referencias espaciales. “La luz juega con la arquitectura existente y es sorprendente cómo consigue sacar el carácter brutalista de este lugar”, destacaba Horta.
El público, unas 40 personas máximo, podrá acceder desde la calle Font de San Miquel cada 15 minutos (de las 15 a la 20.30 horas), para participar en una sesión de luz y sonidos de 13 minutos. Toda la ciudadanía está invitada y no hace falta adquirir la entrada del festival. La presencia del público es imprescindible porque al moverse interactúa con la luz creando sombras y modificaciones en las superficies creadas por el humo. “Las obras sonoras sitúan músicos y espectadores a la distancia que impone el escenario, en cambio, Chiasm sumerge los visitantes y los convierte en parte de una experiencia colectiva que permite oír la luz y ver los sonidos”, explicó Edwin van der Heide, uno de los artistas fetiche de Sònar, que le ha invitado por cuarta vez.
“Ha estado en Sonarmàtica hace más de 10 años con un brazo robótico que producía sonidos tan potentes que podían ser hasta agresivos. También estuvo sobre el escenario con la Sensor Band y en 2014 con Spectral Diffractions participó en el programa paralelo que organizamos en la Fundación Mies van der Rohe”, recordó Enric Palau, una de las tres almas de Sònar con Ricard Robles y Sergio Caballero.
La pieza que refleja la influencia del célebre artista Anthony McCall, pionero en la creación con luz sólida, incluye una banda sonora compuesta por el propio Edwin van der Heide. “Es mucho más dinámico, caótico e incluso provocativo de McCall, se aleja de su minimalismo para introducir colores fuerte y llenar todo el espacio de estímulos visuales”, concluye Horta.
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