El gasto público en la producción audiovisual cae un 79% en 8 años

Las ayudas a la producción audiovisual del Institut Catalán de Empresas Culturals (ICEC) en 2010 fueron de 17,3 millones de euros mientras que lo que destinó TV3 en producciones asociadas o en coproducción ascendió a 81,5 millones. Entre los dos, 98,8 millones. Para este año, el ICEC ha previsto 7,2 millones —está intentando buscar una línea de crédito extra— y la contribución de la Televisión Catalana se calcula en una horquilla que oscilará entre los 7 y los 12 millones de euros. Es decir, entre los dos la inversión se moverá entre y 15 a 20 millones de euros. Esa curva de gasto supone que en ocho años las aportaciones al sector han caído un 79%. Un descenso que empezó a notarse a partir de 2010 y que solo se logró revertir, en el caso de las aportaciones del ICEC, a partir de 2015 con la introducción de la tasa audiovisual que fue anulada por el Tribunal Constitucional el pasado verano. La tasa, un gravamen a las operadoras de telefonía de 25 céntimos por abonado, supuso una inyección de dinero para la administración catalana que empezó a recortar las ayudas al cine y otras producciones a partir de 2010.

Anulada esa posibilidad de ingresos y con una drástica reducción de lo que dedica TV3— el año pasado fueron 32 millones— los productores reclaman a la administración que reelabore el texto de la ley para evitar el veto del Constitucional y que en vez de cobrar 25 céntimos recaude el doble, 50 céntimos, lo que supondría poder ingresar 35 millones de euros por el citado gravamen. Todos esos datos los expuso el miércoles Raimon Masllorens, presidente de la asociación de Productors Audiovisuals Federats (PROA), en la 37ª sesión del Fòrum de la Comunicació que oganiza cada año el Consell de l'Audiovisual de Catalunya (CAC). Masllorens apuntó que el redactado alternativo de la ley de la tasa estaba "ya preparado" y que, ahora, con la formación segura del gobierno catalán era el momento de reactivarlo. Lo dijo ante la nueva consejera in pectore de Cultura, Laura Borràs, que asistió al debate.

Masllorens se apoyó en un gráfico que dibujaba una drástica reducción de la financiación para decir que el sector “está completamente parado después de toda una década de caída libre”. Una tendencia que contrasta con el crecimiento y expansión desde 1980 hasta la primera década del nuevo milenio. Un tiempo en el que la firma de convenios entre el sector privado y la Televisión de Catalunya fue la principal herramienta que impulsó el trabajo de las productoras que llegaron a ser 200 a mediados de los 2000. “Se consolidó un sector potente que, además, se internacionalizó. En los últimos años se ha sufrido un fuerte retroceso y no nos lo podemos permitir”, añadió.

No fue el único que aportó datos del preocupante panorama ya que el presidente del CAC, Roger Loppacher, subrayó que el peso que representa la creación audiovisual en el conjunto de la economía catalana no llega al 1% del PIB lejos del 2,6% que representa en el conjunto de países de la Unión Europea. En conjunto, en Cataluña hay unas 2.000 empresas que dan trabajo a 10.000 personas. Loppacher también se refirió a la importancia del papel de las televisiones públicas como “verdaderos motores” de la creación de contenidos en el conjunto de los países de la UE donde en 2017 se destinaron 18,8 billones de euros: “La televisión catalana tiene que asumir ese papel y está muy lejos de serlo”.