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Imágenes que cuestionan la cultura de masas

Carles Congost expone en Fabra i Coats sus videocreaciones más recientes

Una imagen de 'Nova esplendor', de Carles Congost (2018).
Una imagen de 'Nova esplendor', de Carles Congost (2018).

En sus imágenes es fácil reconocer una realidad cotidiana y tangible, en la que acostumbra a haber algún elemento disonante que abre puertas a nuevos mundos. A Sense of Wonder, que viene a ser la capacidad de maravillarse, es la propuesta artística que reúne las obras más recientes de Carles Congost (Olot, 1970) y, como el mismo artista expresa, “un espacio donde se produce el extrañamiento a partir de la realidad” y provoca “momentos de suspensión del sentido”.

El misterio recorre la mayoría de trabajos de su nueva exposición: un total de ocho videocreaciones, realizadas entre 2010 y este año, que, partiendo de formatos y registros diversos, mantienen muchas conexiones temáticas y formales. Comisariado por David Santaeulària, el proyecto es una coproducción entre los centros de arte Bòlit de Girona y La Panera en Lleida y puede verse hasta el 22 de julio en el Centre d’Art Contemporani Fabra i Coats.

En la exposición permite comprobar la evolución de Congost con respecto a su antigua trayectoria, “más literal” y “directa”, según el artista, y más preocupada en el qué, “explicar ideas y conceptos temáticamente”, que en el cómo, “me importaba menos dónde estuviese la cámara”. Un cambio más centrado en la exploración de las posibilidades del lenguaje cinematográfico que en las temáticas. El mundo del arte, el paso de la adolescencia a la madurez, la sociedad de consumo y un sinfín de referencias a la cultura pop y de masas continúan siendo los referentes y las motivaciones que envuelven su obra mediante el humor y la ironía. Ahora, busca “la capacidad de sugerir sin una narrativa cerrada” para generar nuevas preguntas, porque sus creaciones no quieren ser “un manifiesto ni un panfleto”.

El giro estilístico ya se entrevé en Bad Painting Series, episodios con un final autoconcluyente “que beben de las ficciones televisivas de HBO a nivel de estética y lenguaje”, explica Congost, pero el viraje definitivo se produce con Paradigm, una historia de suspense sin diálogos, cuyas escenas nos remiten al imaginario cinematográfico de las producciones policiacas norteamericanas. “Me gustan los géneros y las cosas que están establecidas”, señala el artista, que en sus obras parte de estándares fácilmente reconocibles para conducirlos a la indeterminación y al extrañamiento. La cotidianidad de la escena policiaca se rompe cuando entran en juego un grupo de niños cantando una canción espiritual. Las constantes y oníricas referencias a David Lynch son fácilmente reconocibles en su obra.

Las siguientes creaciones de A sense of Wonder siguen la misma línea: vídeocreaciones que entroncan con el cine experimental, documentales que solo lo son en apariencia o conciertos filmados a modo de videoclip, como Nova esplendor. Tras una superficie liviana y equívoca, Congost esconde una crítica punzante a las contradicciones del primer mundo. En Simply the best crea una narración ficticia a partir de la vida de un bombero. En realidad, quiere hablar sobre “nuestra relación con el dinero y el trabajo”, una forma de “esclavitud moderna”, mediante aquellas características de la sociedad suiza que son extrapolables al mundo occidental. No exenta de sarcasmo, la última escena del filme consiste en la actuación de un coro góspel protagonizado por cantantes blancos cuyas letras, en lugar de “abordar la libertad”, cantan sobre cómo hacerse una póliza de crédito.

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