Santiago Rusiñol, a través del dogma y la libertad, en el TNC

Santiago Rusiñol sabía dónde poner el dedo para presionar las llagas que más incomodaban a la sociedad catalana de su tiempo. Su mordacidad, agudeza, y, sobre todo, su “compromiso crítico contra la invención de verdades colectivas y su instrumentalización política” lo han convertido en el epicentro patrimonial de la nueva temporada del Teatre Nacional de Catalunya (TNC). A través de su figura y los conceptos de dogma y libertadse vertebra la programación 2018/2019, que pretende ser una “una reflexión esencial sobre la libertad artística” y contra la actual situación política que “utiliza la creatividad para servir al adoctrinamiento”, explicó Xavier Albertí, director artístico del TNC.

El espectáculo que inaugura la temporada en la Sala Gran será precisamente la obra de Rusiñol Los Juegos Florales de Canprosa, bajo la dirección de Jordi Prat. Esta parodia de los Jocs Florals, provocó un gran escándalo en su estreno a principios del siglo XX, por su crítica hacia este evento literario que se había convertido en un vehículo propagandístico del nuevo catalanismo.

La lectura ideológica está servida. El procès sobrevoló la presentación y al final salió a colación: “todos los espectáculos hablan de alguna manera del momento político que vivimos”. Las ventas, en cambio, no se han visto perjudicadas por el contexto y el número de espectadores crece (el de espectáculos también, de 24 a 27), debido a la “mirada ideológica sobre la realidad al servicio del público” que propone el TNC con su programación, según Albertí.

Destaca la presencia de la compañía de “moda” Peeping Tom gracias a una coproducción entre el TNC y el Grec. Su espectáculo Kind, la tercera parte de la trilogía sobre la familia que comenzó con Madre y Padre, se centra ahora en los hijos a través del lenguaje corporal. La danza también está presente con NOM, de Cesc Gelabert, y Bach Project de Mal Pelo, que continúan “su dinámica de reflexión en torno a la música de Bach”. La propuesta se centra en la obra musical del pianista de jazz Dan Tepfer, que propone combinar las Variaciones Goldberg con sus improvisadas variaciones.

La hasta ahora conocida como Trabajos de amor perdidos, una de las comedias más tempranas de Shakespeare, pasa a ser Afanes de Amor perdidos bajo la dirección de Pere Planella. Con esta obra se celebra el 50 aniversario de labor creativa de este director, uno de los fundadores del Teatre Lliure y de Zitzània Teatre.

Otros de los clásicos programados son la obra de Antón Chéjov, El jardín de los cerezos, con Carmen Machi y dirigida por Ernesto Caballero y la de Bertolt Brecht, La buena persona de Sezuan, “un maravilloso cuento filosófico alrededor de la figura de una prostituta dirigido por Oriol Broggi”, según Albertí.

El auto sacramental de Calderón de la Barca El gran mercado del mundo es el espectáculo que mejor representa el concepto de dogma. El propio Albertí es quien dirige la obra en castellano: “Decidí viajar a través de un género dramático sobre el que no tengo la más mínima idea de articular escénicamente y esto me hace una cierta gracia”. La respuesta de Calderón a la contrarreforma articula la pieza, pero en ella descubriremos a un autor “mucho menos contrarreformista de lo que la historia dice”. Otro de los platos fuertes será Sergi Belbel que estrenará Kassandra, una potente obra política interpretada por Elisabet Casanovas.

La financiación recibida de la Administración para la temporada es la misma que en la pasada porque los presupuestos están prorrogados, según la directora ejecutiva del TNC, Mònica Campos. Sin embargo, los precios de las entradas, que ya están a la venta en la web del teatro, han incrementado ligeramente después de varios años intactos.