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Un credo por bulerías

El Teatro Flamenco celebra la Semana Santa con tres misas musicales ofrecidas por la compañía de Tito Losada

De izquierda a derecha, los artistas Tito Losada, Lucky Losada, Iván Losada y Antonio Losada.
De izquierda a derecha, los artistas Tito Losada, Lucky Losada, Iván Losada y Antonio Losada.PAULA VALDÉS

El flamenco asimila y conjuga muchas músicas y culturas. Hasta la eclesiástica. Esta Semana Santa, el Teatro Flamenco (calle del Pez, 10) estrena el espectáculo Misa flamenca, los gitanos cantan a Dios durante los días 30 y 31 de marzo y 1 de abril a las cinco de la tarde, de la mano del guitarrista Tito Losada y su compañía. La puesta en escena, con nueve artistas a la guitarra, cante, baile y percusión, al estilo del góspel americano, incluye el Gloria, el Padrenuestro o el Credo arropados por palos como los tangos tientos, las bulerías, soleás o jaleos. “Es un espectáculo familiar y único que tardé tres años en escribir”, cuenta el propio Losada.

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La representación, de una hora de duración, se compone de nueve temas: el Padrenuestro se convierte en un martinete con percusión; el Gloria, en tangos flamencos; el Quirie, en una granadina, o el Santo, en un fandango de Huelva. “He visto cómo la gente repite. Es muy solemne, hay un silencio sepulcral y el público se emociona”, explica el guitarrista, que fundó su compañía en 1985. Losada, pionero en estas misas, ha recorrido desde 2004 escenarios de todo el mundo con este show, como la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, la Primada de Colombia o la Iglesia de San Marcos en Milán.

“El flamenco refleja prácticamente todo lo que existe en la humanidad”, explica Javier Andrade, director del Teatro Flamenco, cuya misión en este centro es la de “acercar este género a todos los públicos; desde aficionados a entendidos que quieran disfrutar de espectáculos no diseñados solo para turistas”. La misa flamenca es un género que “no se hace mucho”: “A veces hay misas tradicionales donde un cantador acompaña. Aquí Tito ha cogido la liturgia eclesiástica y la ha llevado a su terreno: una misa transformada en música flamenca”, señala Andrade.

El teatro acoge también la exhibición Emociones, que se representa en dos sesiones diarias de una hora de duración (de lunes a domingo, a las 18.30 y a las 20.15; entradas desde 25 euros), además de una programación variada con talleres, coloquios y representaciones especiales como La zambomba de Jerez la pasada Navidad. “La idea es hacer programación paralela y transformar este centro en un espacio que pueda acoger propuestas diferentes de todos los estilos de este arte, como misa, zambomba, solo de canto, guitarra... Captar a un público diferente al que iría a un flamenco puro porque es un estilo para todos los públicos”, dice el director.

Improvisación

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Para Losada, el verdadero flamenco murió en los años ochenta: “Hoy en día es un desmadre a todos los niveles y todo vale según la gente moderna, pero no existe la improvisación y sin ella no hay duende flamenco. La gente que esté en mi compañía tiene que saber improvisar, al igual que hacen bailadores como Antonio Canales o Farruquito”. Losada se lamenta de que la mayoría de compañías se apoyan en efectos de luz o visuales: “Eso no es flamenco. Yo estoy abierto a todo, pero en el baile ahora es a ver quién hace más ruido en menos tiempo. Los jóvenes deben escuchar y aprender de la raíz del cante y la guitarra”, reflexiona el artista.

El guitarrista, que comenzó su carrera artística muy joven en el tablao madrileño Los Canasteros, reivindica el trabajo y la apuesta que este teatro está haciendo por este género universal, reconocido por la Unesco como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. “Es un arte de España, pero para exponer este tipo de shows nos tenemos que ir fuera porque aquí siempre contratan a los mismos”.

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