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El vacío de poder reactiva la protesta de los antisistema en Cataluña

Los Comités de Defensa de la República se reactivan tras la detención de Puigdemont y otros exconsejeros

Corte de la autovía A2, en Soses (Lleida), ayer. En vídeo, manifestación que obligó a cerrar parcialmente la estación de Sants.Foto: atlas | Vídeo: EFE | ATLAS

Los principales accesos viarios a Cataluña fueron bloqueados ayer, de manera intermitente y por tercer día consecutivo, por los comités en defensa de la república (CDR). Estos grupos, convocados a través de Internet y en su mayoría de la órbita antisistema, se han reactivado tras la detención de Carles Puigdemont, a quien reivindican como el president legítimo. Los Mossos intervinieron en varios puntos, como la autopista que conecta con Francia, para permitir el tráfico.

Los bloqueos más importantes se produjeron en la AP-7 a su paso por Figueres (Girona) y en la A-2, a la altura de Soses (Lleida). Los manifestantes gritaban consignas a favor de Puigdemont y de la liberación de los políticos independentistas que están en prisión preventiva. Durante más de ocho horas interrumpieron la circulación en ambos sentidos en la autopista hacia la frontera francesa. La policía catalana cargó después de intentar retirarlos de la calzada uno a uno. Al menos cinco vías se vieron afectadas y los comités de Barcelona también cortaron momentáneamente los dos principales accesos a la capital, las avenidas de Diagonal y Meridiana. Otro grupo, de unas 1.500 personas, intentó rodear por la tarde la estación de Sants.

Detrás de estas protestas, que generaron retenciones considerables, están los 300 comités de defensa de la república que hay por toda Cataluña. Si bien la mayoría de sus miembros están en la órbita de la izquierda radical anticapitalista, el perfil es amplio: estudiantes, jóvenes profesionales, jubilados... Estos grupos se organizaron a partir de julio pasado para garantizar el referéndum ilegal de octubre. Después se autoproclamaron defensores de la república, que dan por proclamada.

El Gobierno no tolerará más incidentes

El Gobierno, que coordina la acción de los Mossos en aplicación del artículo 155 de la Constitución, no tolerará nuevos incidentes en las calles catalanas.

“Ha habido incidentes que son muy de lamentar”, opinó ayer el portavoz gubernamental, Íñigo Méndez de Vigo. “Es verdad que brotes violentos o radicales en modo alguno favorecen la imagen de Cataluña”, siguió sobre los cortes de carreteras y las concentraciones frente a las sedes de las delegaciones gubernamentales. “Todo eso es algo enormemente negativo, sobre todo para los propios catalanes, que ven perturbada la paz social por estos grupos de violentos. De continuar sería una mala noticia”, añadió. Y subrayó: “El Gobierno está dispuesto a que eso no suceda así”.

En su núcleo principal estaban inicialmente, además de movimientos cercanos a la CUP como Arran, miembros de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium. Fueron los responsables de coordinar, siempre a través de las redes sociales y de aplicaciones como Telegram, la ocupación de los puntos de votación el 1-O. También estuvieron detrás de las acciones para ocupar infraestructuras en el paro independentista del pasado 3 de octubre.

En Barcelona, por ejemplo, estos grupos se organizan por barrios y deciden sus acciones en asambleas quincenales. Su estrategia, explica María, el nombre ficticio de una miembro del comité del Poblenou, es “detener el país, desgastar”, para “romper con la normalidad, porque lo que vivimos no es normal”, dice en referencia a lo que consideran un escenario de “represión de los poderes del Estado”. “A medida que tenemos más gente en la prisión y exiliada se reorienta la estrategia”, agrega. La detención de Puigdemont en Alemania tras la emisión de la euroorden por parte del Tribunal Supremo y el envío a prisión preventiva de otros líderes del procés ha reavivado la actividad de los comités.

Recaudar fondos

María explica que recaudan dinero por si algunos de sus miembros necesita asistencia jurídica. También dan talleres sobre la resistencia pacífica y charlas sobre la no violencia, donde recomiendan “no caer en provocaciones” y dan consejos sobre “autoprotección” en caso de detención. En la causa que instruye el Supremo, la Guardia Civil investiga los comités al considerar que estas actividades pretenden “evitar la disolución de manifestaciones e impedir el ejercicio de las funciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad”.

Aunque muchos de los militantes de la CUP integran los comités, este es un movimiento autónomo. Ayer, sin embargo, quedó patente que sus estrategias políticas están alineadas. “Hay que paralizar el país”, explicó ayer el portavoz anticapitalista en el Parlament, Vidal Aragonès. El diputado insistió en el compromiso de su formación “con la desobediencia civil no violenta” y evitó pronunciarse sobre los disturbios con que terminan algunas manifestaciones, como la quema de contenedores. “Hay que diferenciar entre verdugos y víctimas”, agregó, tras criticar lo que considera un abuso en la actuación policial.

En paralelo a las protestas, CC OO, UGT, la ANC y Òmnium, junto a otra decena de entidades sociales, presentaron ayer la plataforma Espacio Democracia y Convivencia que, entre otras cosas, pide “la liberación de los presos políticos”. Planean realizar una gran manifestación unitaria en abril y la celebración de foros para encontrar “una respuesta política” a la situación catalana. Los dos sindicatos mayoritarios, sin embargo, descartan convocar la huelga general que piden otras agrupaciones de trabajadores.

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