“Los proyectos han de ganar a los recuerdos”
El artista renueva su compromiso musical con su nuevo disco ‘Geometría del rayo’
Manolo García, ese gran entusiasta. Acaba de publicar su séptimo disco, y escuchar sus argumentos, notar con el énfasis con el que lo defiende y percibir su ilusión resulta inevitable. Y sí, todos los artistas están contentos con sus nuevas obras, pero algunos lo parecen por rutina, mientras que García (Barcelona, 1955), o es un embaucador a la altura de Victor Lustig o realmente se inflama hablando de La geometría del rayo,"sí, el título es una licencia poética", responde a la última pregunta. De igual manera se puede intuir la respuesta sobre su visión de futuro: “El futuro son proyectos, las nuevas ideas. Sé que tengo ya más por detrás que por delante, pero creo firmemente en que las mejores canciones están aún por llegar. Los proyectos han de ganar a los recuerdos". Manolo en estado puro, "no quiero jubilarme nunca". Quizás por ser un hijo de la nada que lo ha alcanzado todo ahí sigue, ética proletaria por delante: "Ya me aseguré de escoger un buen camino en el que no podía fallar".
De entrada sorprende la cantidad de músicos con los que ha grabado el disco, un total de 19: ¿una forma de lograr un sonido con la calidad que no se había conseguido en otras épocas? Manolo sonríe antes de responder "hombre, algo de eso hay, pero también un no querer apoltronarse con un equipo estable que te haga el disco de memoria porque te conoce al dedillo. Si cambio tanto de músicos es porque no quiero dejarme llevar por la rutina" ¿Y siendo músicos que han tocado con grandes estrellones, nunca, ni la primera vez, se sintió pequeñito a su lado? "Nunca" responde raudo, "ni la primera vez. Este es un mundo de emociones y de egos y todos quieren ponerlos sobre la mesa. Los músicos huelen la inseguridad y entonces estás perdido. Yo tengo muy claro lo que quiero y pauto a mis músicos, lo que no obsta para que acepte puntos de vista, pero has de mostrarte muy seguro". Pero es de imaginar que a músicos como Jordi Sabatés, Toti Soler o Carles Benavent no les marcó de cerca."No, a ellos no, son artistas que siempre he admirado y les debo el respeto artístico y el de la edad. Están en el disco como un homenaje". Y hablando de edad, ¿ve sustitutos para los artistas de primera fila de su generación?, porque parece que de momento no los hay. "Hombre, alguien saldrá. La vida sigue y alguien aparecerá", responde Manolo en la única respuesta que parece tibia y prudente.
“Hay que abrir vías, buscar nuevos caminos, otras sonoridades, abrir ventanas”
Porque en Manolo siempre hay un deseo de no ofender, de evitar polémicas estériles. Incluso si se habla de la controvertida OT. "Yo respeto a quienes lo siguen y a los artistas que aparecen allí, me alegro por ellos, pero programas así no hacen bien a la música, yo creo que ya hay bastante con la emulación y debería primarse el talento creativo. No se lleva esto, pues lo acepto, pero me apeno". Al hilo de la creatividad, este disco de Manolo sorprende de entrada por un inicio con piano, un instrumento casi completamente ajeno a su cancionero. "Es que hay que abrir vías, buscar nuevos caminos, otras sonoridades, abrir ventanas, sorprenderse a uno mismo", dice antes de explicar la canción menos García del disco, Dime dónde estás: "Fue cosa de Jordi Sabatés, yo le indiqué más o menos el tono y él salió por ahí, me encanta, la verdad, no le invité para que tocase lo que yo quiero, sino lo que a él le salía". Hay más novedades, como por ejemplo un aumento considerable de medios tiempos y baladas, ¿cuestión de la edad? Manolo sonríe y busca un amable sinónimo. "Es cosa de los biorritmos, y ahora me apetece más ese registro que el guitarreo, que por cierto también lo hay". Cierto, pero abunda más la pausa que la velocidad,."Sí”, admite, “me siento más cómodo. Ya no me apetece dar saltos y correr como antes. Los medios tiempos llegan con los años"
Pero pese a todo, edad, biorritmos y como quiera que se llame esto de envejecer, aunque sea juvenilmente, el amor siempre está presente en las letras "Así es, pero no se trata de un amor pasional y juvenil, menos aún un amor de pareja… de trio o de lo que se tercie. Yo escribo relato corto y, en todo caso, sobre un amor abstracto, un amor a las personas en general, una pasión por todo con carga emocional y espiritual para complacencia del ánimo". Y también habla de ecología y hay letras sociales. "Pongo mi granito de arena para describir un mundo un poco marciano, digamos. Todo acaba fagocitado por el sistema, que sólo nos ofrece vacuo pan y circo para mantenernos flipados, pero al menos doy mi punto de vista, minúsculo, si quieres, pero ahí están mis cocecillas. De hecho cada vez cuesta más autogestionarte, llevar el control y evitar que te lleven al huerto". Aún con todo, el espíritu positivo de Manolo bulle en Si todo arde. "Sí, no hay que perder la esperanza ni pensar que todo va a peor, pese a que muchas cosas te desarbolen, no concibo otra manera de estar en el mundo, hay que resurgir, porque si el mundo arde, arderemos, pero una vez ardidos, volveremos a resurgir de las cenizas”.
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