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El provocador Carles Santos y su magia vuelven al Lliure

Un homenaje al músico fallecido en diciembre reunirá este sábado a 43 artistas

Carles Santos durante una actuación en 2008 en Barcelona.
Carles Santos durante una actuación en 2008 en Barcelona.JOAN SÁNCHEZ

Carles Santos podía dirigir la ópera Ricardo y Helena con la misma normalidad con la que años más tarde bajaría La Rambla tocando su querido piano de cola con dos bailarines subidos encima, provocando la evidente perplejidad entre los paseantes. El artista valenciano, fallecido el pasado 4 diciembre a los 77 años, era así: imprevisible y también "de lo más tradicional", como se describía asimismo en alguna entrevista.

Discípulo del poeta y artista Joan Brossa, el músico de Vinaròs empezó a explotar su creatividad polifacética a finales de los años sesenta motivado, sobre todo, por la sugerente frase que le dijo el maestro: "Ya sabes tocar el piano. ¿Y ahora qué?". Esta insinuación le persiguió toda la vida durante una carrera marcada por su intento de darle una vuelta de tuerca a todos sus espectáculos teatrales, musicales o plásticos. 

Santos inauguró en 2001 el Teatre Lliure de Montjuïc con la ópera El adiós de Lucrecia Borja. Este sábado la esencia del creador volverá a impregnar la sala en un homenaje al compositor, después de que un cáncer apagara una de las voces artísticas más provocadoras de los últimos años. "Era el artista más libre haciendo teatro", recordaba este jueves el director del Lliure, Lluís Pascual, en la presentación de Un Santos (sin el Santos), un espectáculo en el que participarán artistas como la coreógrafa Sol Picó, el actor Francesc Orella o la mezzosoprano Claudia Schneider. Así, hasta 43 intérpretes, dramaturgos y cantantes.

Un artista excéntrico

En el escenario Carles Santos dejaba atónito al público cuando en una de sus funciones, alguien cortaba parte del escenario con una sierra o cuando el compositor sacaba la cabeza al escenario y Montse Colomé bailaba a su alrededor. "Algo impensable ahora", reflexiona la bailarina, en alusión a las "normativas teatrales" actuales. "Te obligaba a traspasar los límites", recuerda entre la artista, entre risas, una época "en la que nadie hacía producción y ocupábamos los escenarios con lo que llevábamos".

Santos continuó sus estudios musicales en París con Février o Casadesús y en 1968 se impregnó, en Estados Unidos, del arte de vanguarda del pianista John Cage. Dos años más tarde fundaba el Grup Insturmental Català (GIC) con Josep Maria Mestres-Quadreny. Vinculado al Lliure desde de los inicios en 1976, colaboró estrechamente con Cesc Gelabert y Frederic Amat. Sus composiciones musicales en el teatro (Hamlet, Tirant lo Blanc o La meua filla sóc jo) le valieron hasta 13 premios Max de las Artes Escénicas.

Formado en el Conservatorio de Música Clásica del Liceo, Santos era un apasionado de Johann Sebastian Bach. "Las matemáticas de la música", definió el artista a una de sus máximas inspiraciones, de quién llegó a decir: "Es tan bueno que deberían prohibirlo". El músico no se separaba de su amado piano, con el que mantenía una curiosa relación, parecida al que alguien puede tener con su pareja. Con él interpretó Asdrúbila, La Grenya de Pascual Picanya o La pantera imperial.

Una de las personas que entiende mejor la mente del genio es quizá Anna Llopart, colaboradora habitual de Santos desde sus inicios en sus provocadores espectáculos. La directora teatral destaca la "huella" que el artista ha dejado con todo aquel con el que trabajó, "a quién siempre exigía un poco más", siguiendo la provocación de Brossa.

Llopart y la bailarina Montse Colomé, que compartió proyectos con Santos desde sus inicios, han preparado este homenaje "huyendo de lo protocolario, como si Santos estuviera aquí", señala Colomé, que justifica su enfoque explicando que sus obras "estaban en continúo movimiento, siempre actualizándose", apuntaba la bailarina, quién compartió proyectos con el creador desde sus inicios.

Para Llopart, el artista multidisciplinar "es músico por encima de todo". La directora agradece la lección "más interesante" que recibió del artista valenciano: "Te hacía entender que lo importante en el teatro es el ritmo y que el teatro también es música", observa la artista de un creador, que recibió la Creu de Sant Jordi en 1999 y el Premi Nacional del Teatre.

Entre la larga lista de compañeros, amigos y conocidos de la "familia Santos" que actuarán, estará Pep Cortés, el primer actor con el que trabajó el compositor y al que "impresiona" ver, según la directora de escena, que explica que después de varias décadas el actor aun conserva los movimientos y gestos del pianista. "Es como viajar en el túnel del tiempo", dice.

Este sábado, el Lliure recordará a un personaje único con un escenario vacío "que se llenará del contenido, de la música y palabras de Santos", como señalaba Llopart. Durante la presentación de su homenaje, las preguntas insistentes de los periodistas no lograron desvelar gran cosa del contenido. Carles Santos nunca explicaba sus obras en las ruedas. El artista decía: " La obra la presentaremos cuando la estrenemos". Le tomamos la palabra.

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