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La Guardia Urbana desaloja un colectivo okupa del Raval

La concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, justifica la actuación policial por el riesgo para la integridad de los okupas que viven en el edificio

Alfonso L. Congostrina
Momentos después del desalojo.
Momentos después del desalojo.Eix veïnal d'en Roig Picalquers

La Guardia Urbana de Barcelona ha desalojado a primera hora de la mañana de este viernes el número 9 del pasaje Sant Bernat, en el barrio del Raval, donde desde hace un año diversos colectivos okupas habían creado la autobautizada Residencia de Estudiantes Autogestionada (REA).

El desalojo del inmueble de cinco plantas se ha desarrollado sin incidentes remarcables, según fuentes del cuerpo policial municipal. Horas antes de que una quincena de patrullas se presentaran el inmueble, la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, publicaba en las redes sociales el motivo por el que se producía el desalojo. Pin reconoce haber vivido una temporada como okupa antes de haber llegado al cargo municipal, pero justifica la actuación policial amparando en que existe riesgo para la integridad de los okupas que viven en el edificio.

“Hay decisiones que son difíciles de tomar”, comienza su escrito la concejal de Ciutat Vella. Pin reconoce que la okupación de Sant Bernat 9 es reivindicativa. El edificio es municipal y llevaba una década vacío. Al llegar BComú al gobierno municipal se encontró con que no localizaba la documentación, según la regidora, y los informes sobre la estructura del edificio. El equipo de Colau pidió que se realizara un nuevo estudio y anunció que el edificio se destinaría a la escuela de músicos del Raval. Poco después del anuncio, el inmueble fue okupado por un colectivo de estudiantes.

Pin ha explicado que “hablamos con ellos para que tuvieran conocimiento de cuál era el destino final del edificio y para fijar unas condiciones bajo las cuales se podían quedar hasta que comenzaran las obras”. Con el edificio okupado, los técnicos volvieron a analizar la estructura y el informe concluyó que actualmente “no puede ser utilizado como pública concurrencia y supone un riesgo evidente para las personas que realizan un uso cotidiano”. La regidora asegura que se explicó a los okupas la situación y se les pidió que abandonaran el inmueble pero estos se negaron. “No podemos tener un edificio con gente viviendo con riesgos de seguridad para las personas”, sostiene.

La concejal mantiene que se les aportó alternativas para que el colectivo realizara sus actividades y que incluso se les ofreció la posibilidad de que aportaran un informe paralelo. Pin concluye su escrito: “Nunca he escondido que hace años okupé, la okupación es una herramienta para denunciar la especulación, para hacer trabajo a nivel de barrio y para muchas acciones reivindicativas más, una herramienta para generar zonas temporalmente autónomas que decía Hakim Bey; una herramienta, no un fin en ella misma”.

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