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Arte con la luz de la Sagrada Familia

La Sala Parés expone las acuarelas de Joan Vila Grau, autor de los vitrales del templo diseñado por Antoni Gaudí

Cristian Segura
Vitrales de la Sagrada Familia.
Vitrales de la Sagrada Familia. Sagrada Familia.

Nebulosas de colores que pasan del papel a los ventanales de la Basílica de la Sagrada Familia. Movimientos entre los azules que se iluminan en las naves de Levante, con el amanecer y el nacimiento de la vida, y los cálidos rojos del lado de Poniente, simbología del clímax y el fin que sigue. El autor de los vitrales de la iglesia más icónica de Barcelona, Joan Vila Grau (Barcelona, 1932), expone hasta el 3 de diciembre en la Sala Parés una compilación de acuarelas que muestran su proceso de creación y la culminación de una larga carrera artística.

A Vila Grau le fueron encargados en 1999 las vidrieras de la Sagrada Familia. En 2010, cuando el Papa Benedicto XVI dedicó la basílica, solo se habían instalado el 45% de los cristales; hoy ya están todos en su lugar excepto el de la fachada de La Gloria, que está pendiente de finalizarse la construcción. “Lo que he hecho es una sinfonía de colores, un concepto que Gaudí utilizaba y que yo asumo, que se adecua a un espacio atemporal y ahistórico”, explica Vila Grau sobre su trabajo en el templo: “Lo que hemos querido mostrar en la Sala Parés es aquello que se queda en el estudio, que la gente vea que el trabajo es un proceso dubitativo”. Su nieto, el crítico de arte Joan Vila Boix, que es quien eligió en primer término las acuarelas, añade que en la Parés han querido exponer cómo es el proceso de exportar la idea de los colores en la mente del autor a los ventanales de la iglesia, “con una voluntad, más que didáctica, de ofrecer las acuarelas con una lógica de arte contemporáneo”.

Gaudí dejó pocas instrucciones sobre cómo tenían que ser las vidrieras de la Sagrada Familia y sobre los temas que debían abordar. Una idea concreta era que los vitrales superiores, los que iluminan las bóvedas, tenían que ser blancos, incoloros, como símbolo del Todopoderoso. Un ejemplo de la combinación de las ideas de Gaudí son los vitrales dedicados a las palabras de Jesús “yo soy el agua viva: en la parte superior, azules intensos que surgen de la claridad que es Dios y que, descendiendo a las profundidades de la iglesia, se transforman en otros colores y formas vida". Las acuarelas de la Sala Parés, instaladas de forma circular, generan una sensación de ciclo y eclosión de la existencia que podría evocar al espectador los primeros veinte minutos de la película El árbol de la vida de Terrence Malick: del big bang, la conformación de las galaxias, la aparición de los océanos en la Tierra a la familia protagonista. Vila Grau no ha visto el film y solo puede decir que su trabajo se ha adaptado a la concepción de Gaudí: “El sentido religioso de Gaudí es enorme y lo engloba todo”.

La torre de Vila

Vila Grau recibe a EL PAÍS en su estudio, en la torre de la calle Ganduxer esquina con Vía Augusta donde reside con su mujer, Núria, pero también dos hijos, también artistas consolidados. Es una de las pocas torres antiguas que quedan en la zona. La finca fue adquirida en 1930 por su padre, el artista Antoni Vila Arrufat. El padre de Vila Arrufat, Joan Vila Cinca, también fue un pintor célebre, fundador de la Academia de Bellas Artes de Sabadell. En el comedor, alrededor de la chimenea, hay colgados retratos de los Vila, todos de una semejanza física extraordinaria. Gabriel Jackson publicó sobre ellos el libro Los Vila (Meteora). Vila Grau conoció a Núria porque eran de la pandilla de críos del barrio, cuando la urbanización de la zona era mínima. El padre de ella alquiló a Vila Arrufat unos sótanos colindantes a la torre para que pintará allí los murales que hoy decoran la catedral del Santo Espíritu de Terrassa o el Santuario de la Madre de Dios de la Salud de Sabadell. Desde la torre de los Vila se extiende físicamente su mundo artístico, en las iglesias de San Gregorio Taumaturgo y de la Mare de Déu de la Pau, ambas en Ganduxer, los vitrales son obra de Vila Grau. Él mismo sugiere que a quien le guste la obra expuesta en la Sala Parés puede disfrutar de su trabajo en la iglesia de la Mare de Déu de la Pau: aquí los cristales forman una evolución de azules, como un río que surca un banco de nubes blancas, etéreas.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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