‘Trix’, la vieja reina de los tiranosaurios ruge en Cosmocaixa
El museo exhibe el esqueleto de T. Rex mejor conservado del mundo en una espléndida exposición interactiva
Le ha salido competencia a la exposición de Juego de Tronos y aquí el dragón es de verdad: un T. Rex, nada menos. Cosmocaixa ha inaugurado este viernes una espléndida y entretenidísima muestra (hasta el 18 de febrero) centrada en el esqueleto de Tirannosaurus Rex mejor conservado del mundo. El bicho, grande como un autobús y montado en una posición asombrosamente dinámica, como si estuviera corriendo, es una espeluznante preciosidad y reúne en sus huesos toda la fascinación de su especie, la más famosa y emblemática de la familia entera de los dinosaurios.
El fósil corresponde a una vieja hembra -tenía más de treinta años (vivían unos 28)- y el esqueleto revela numerosas heridas, entre ellas el mordisco de un congénere en la cara, y achaques, incluidas costillas rotas que sanaron. El animal ha sido bautizado como Trix, un nombre simpático que contrasta con lo que se siente cuando te colocas frente a sus tremendas fauces armadas de colmillos como puñales de 30 centímetros. Casi puedes sentir su aliento cargado de efluvios del Cretácico, carne podrida y… hambre.
El espécimen, descubierto en Montana (EE UU) en 2013, llega del Naturalis Biodiversity Center, el museo de ciencias naturales de Leiden (Holanda), que como todo museo del género se pirraba por conseguir su propio tiranosaurio, y lo logró. Trix, que mide 12 metros y cuyo esqueleto, de 67 millones de años de antigüedad, conserva un 80 % del volumen óseo original –de los miembros le falta solo la pata izquierda que ha sido reconstruida de manera fidedigna-, desembarca en Cosmocaixa rodeado de una entretenidísima exposición que contextualiza el fósil.
Los senderos de la bestia
T. Rex (la primera y más famosa de las 30 especies de tiranosaurios descubiertas), sin el que King Kong, Hace un millón de años o Jurassic Park no serían lo mismo, es el más icónico de los animales de todos los tiempos. ¿Por qué nos fascina tanto?, ¿por qué despiertan tanta atracción Trix, Sue, Stan, Tristan y los demás T. Rex famosos? "Lo poseen todo para estimular nuestra imaginación", responde Anne Schulp, paleontólogo (Anne es un nombre común de varón en el norte de Holanda) del museo Naturalis y que ha presentado en sociedad a Trix. "Son grandes, dan miedo y están convenientemente extintos. Son tan excitantes como los dragones y otras fantásticas criaturas de los cuentos y películas, y además existieron de verdad: puedes ir sobre el terreno y hallar sus huesos".
Al preguntarle qué le gustaría encontrar de los tiranosaurios, Schulp lo tiene claro: rastros de sus senderos. “Nos aclararían si viajaban en grupo, si cazaban en manada”. También querría que se descubrieran más fósiles con la impronta de su piel, “¡y si puede ser con marcas de plumas!”. Y puesto a pedir, “una cola completa del todo”
La muestra incluye ocho dispositivos interactivos que harán las delicias de los visitantes, grandes y pequeños. Uno de ellos permite saber si serías capaz de escapar de un tiranosaurio. Consiste en una bicicleta estática entre dos pantallas: la de delante muestra un camino de huida a través de la selva y la de detrás a un T. Rex persiguiéndote, lo que es todo un estímulo para pedalear de lo lindo (esa sí que es una buena prueba de esfuerzo). Si no sobrepasas los 20 kilómetros por hora que era la velocidad máxima del tiranosaurio (no demasiado, la verdad, Usain Bolt corre a casi el doble, pero hay que ver qué rápido parece cuando lo ves acercarse por el retrovisor que lleva la bici), pues te pilla, con las (malas) consecuencias imaginables. Durante la inauguración fueron varios los que probaron la tiranobike. Era tentador pensar que a alguno, como a Jordi Portabella, director del área de divulgación científica de la Fundación La Caixa, se le saliera la cadena…
Otro simpático dispositivo, una báscula, te permite saber cuánto tiempo aguantaría un tiranosaurio en ayunas después de comerte. Se calcula que necesitaban zamparse 50 kilos de carne al día. En su estómago cabía un niño de cuatro años entero, lo que ha de hacer más gracia a los pequeños que el que les cuentes Hansel y Gretel. Hay también otros interactivos menos morbosos, como el que permite pintar con pulverizadores electrónicos un tiranosaurio en una pantalla para imaginar el color de su piel. Una vitrina maravillosa, con huevos fósiles, permite asomarse al nacimiento de un tiranosaurio.
Entre sustos, diversión y pura magia, la exposición, a la que se ha añadido una sección de paleontología en Cataluña, vuelca infinidad de información científica sobre los tiranosaurios y los dinosaurios en general, incluyendo una buena puesta al día de lo que sabemos (y de lo que ignoramos aún acerca de T. Rex y sus congéneres). No se sabe con certeza, explica el coordinador de la muestra en Cosmocaixa, Alejandro Pérez Jiménez, si T. Rex concretamente tenía o no plumas, pero la exhibición se inclina por ponerle algunas en los codos y un ligero plumón en el lomo. Tampoco está claro cuánto había de superdepredador y de carroñero en su comportamiento, probablemente parte de ambos. Se ha hallado un diente de tiranosaurio en una vértebra de hadrosaurio que sobrevivió al ataque, así que es seguro que cazar, cazaban. El dimorfismo sexual es otro tema de debate. Parece que los tiranosaurios tenían una cloaca única por la que salía todo, como la mayoría de sus descendientes las aves, pero se ha especulado con que los machos pudieran disponer además de algún órgano de intrusión accesorio (!), como los patos y algunos de nosotros. En fin, de hecho, se considera a Trix una hembra solo porque sus huesos son más gruesos y se cree que ellas precisaban de más calcio para los huevos.
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