La fantasía y el terror nunca mueren
El festival Nocturna, ideado por fans, celebra su quinta edición y programa una treintena de cintas del género
Durante las épocas de crisis —económica, social, global— las películas de fantasía y de terror brillan. “El cine fantástico es evasivo: ayuda a evadirse de los terrores cotidianos. Siempre ha sido así”, opina Sergio Molina. Lo hace con conocimiento de causa. Por un lado, porque lleva mamando celuloide de género desde que nació: es el hijo del actor, guionista y director Paul Naschy, uno de los hombres lobo más famosos de la historia. Por otro, es aficionado al género y director de Nocturna, el festival de cine fantástico de Madrid que este año celebra su quinta edición (hasta el domingo; www.nocturna.com) con más de 30 películas, varias mesas redondas, master class (como una de efectos especiales de maquillaje) y grandes nombres del género.
El primero de esos nombres es Chicho Ibáñez Serrador. El genial cineasta español es el principal homenajeado en esta edición de Nocturna, que anteriormente rindió tributo, entre otros, a John Landis, Vicent Price o a Tobe Hoper. “Ayer [por el miércoles] fue uno de los días más emotivos del festival”, resume Molina el homenaje a Ibáñez Serrador. Entre el público estaban también el director Don Coscarelli, creador de Phantasma la saga de finales de los ochenta, y la actriz Caroline Munro, icono de finales de los setenta y ex chica Bond, en La espía que me amó.
“Icono es la palabra más extraordinaria que me han dedicado. Yo me considero una actriz trabajadora”, dice Munro. A pesar de su humildad, fue una sex symbol y la única actriz en tener un contrato a largo plazo con la respetada productora Hammer, especializada en cine de terror. “No termino de entender la pasión que despierto, pero lo siento. Es muy agradable. Que el público haya disfrutado tanto de mi trabajo como para que años después sigan viéndolo me hace sentir muy halagada”, continúa la artista, que ha visitado varias veces Madrid. Una de ellas, hace décadas, para grabar escenas del exitazo de 1973 El viaje fantástico de Simbad.
“Munro es la primera mujer que homenajeamos en el festival y es algo que tenemos que fomentar”, dice Molina, “hay grandes directoras y actrices en el género”. Munro, Ibañez o Coscarelli son nombres que dan relumbrón a un certamen que año tras año se ha ido consolidando.
“En realidad esto es un festival hecho por fans y para fans” apunta Molina. “Es una inicativa privada de La Cruzada Entertaiment. Contamos con recursos limitados, pero somos muchos enamorados del género, que invertimos tiempo y esfuerzos en sacarlo adelante”, resume Molina.
Tras el cierre de los cines Palafox —sede de Nocturna hasta ahora— el certamen se celebra este año en las dos salas de los Cinesa Proyecciones (Fuencarral, 136) y en la Cineteca de Matadero Madrid (plaza de Legazpi, 8). “Teníamos una asignatura pendiente con el Ayuntamiento de Madrid”, cuenta el director Molina, “contábamos con su apoyo, pero es la primera vez que podemos programar en sus instalaciones”.
En estas salas se podrán ver algunas películas premiadas en Sitges: Revenge, una historia de violación y venganza que es el debut de la francesa Coralie Fargeat (premio a la mejor dirección); la comedia negra Matar a Dios, de los catalanes Pintó & Caye (premio del público) o RIP, también de Pinto & Caye, (mejor cortometraje) y que relata las vicisitudes de una mujer por enterrar a su marido en un pueblo de mala muerte.
Otros títulos que no han pasado por el festival catalán, desfilarán por alguna de las secciones del certamen: Nocturna Oficial Fantástico Competición, con todo tipo de variantes del género; Cortometrajes, homóloga de la anterior con cortos; Oficia Dark Visions Competición, dedicada a propuestas más innovadoras y transgresoras; Panorama, centrada el terror y Nocturna Classics, con cintas legendarias, donde se incluyen las dos de Chicho Ibáñez.
Pero no solo Nocturna pone el cine fantástico y de terror en auge. El pasado verano, la nueva cinta de It, basada en una historia de Stephen King y dirigida por el argentino Andy Muschetti, ha reventado la taquilla global de este año. Casi a la vez que el terror costumbrista de Verónica, dirigida por Paco Plaza, hacía lo propio en los cines de España. “Muschetti vivió en Madrid mucho tiempo”, apunta Molina, “creo que algunas propuestas están seduciendo al público general con cine de género”. “No sé si es por las crisis, por la renovación del público o porque el terror y la fantasía nos fascina, pero el cine de género es cíclico”, añade Molina. Es como Freddy Krueger o Jason Voorhees que nunca mueren y siempre vuelven.
Chicho: la leyenda sigue viva
Narciso Ibáñez Serrador (Montevideo, 1935) se encuentra en un delicado estado de salud, lo que obliga al creador, que insufló vida y genialidad a la arcaica televisión española de finales de los años sesenta y los setenta, a moverse en una silla de ruedas. Por eso, el premio que le entregó Nocturna hace dos días tenía aires de cita inolvidable.
Y sí, fue impresionante ver a Chicho, que como bien apuntó Sergio Molina, director del certamen, dirigió dos obras maestras del cine español: La residencia (1970) y ¿Quién puede matar a un niño? (1976). Pero más impresionante fue ser testigo de cómo revivía aquel excelso narrador, de inflexiones de voz meticulosamente medidas al estilo Hitchcock. Durante décadas, Ibáñez Serrador no ha recibido reconocimiento suficiente ni por su labor televisiva (que pasa del Un, dos, tres... a Historias para no dormir o Tras la puerta cerrada) ni por su cine. Nocturna recupera sus dos obras maestras y su mediometraje El hombre que vendió su risa, con el que en 1962 viajó —literalmente, lo llevaba en una caja— de Buenos Aires a Madrid para abrirse camino. Ahora, las nuevas generaciones reconocen su talento.
Tras empezar con un “no sabía que tenía que hablar”, Chicho desgranó como un cirujano el concepto del terror. “Casi toda mi vida se ha basado en el terror, y en las cosas que han servido de base para historias para no dormir”. Ahí cayó en una pausa dramática que agitó a la audiencia. Y en un hábil giro, soltó: “Esto es precioso”. El público estalló en aplausos: “Me refería al silencio”. Y Chicho, el maestro, comenzó su disertación: “El silencio es el prólogo del aullido. No hay gritos si antes no ha habido silencio. Esta noche, cuando durmáis pensad en el silencio, y veréis cómo empiezan los miedos”. Después, Chicho se fue. Había entrado como un venerable anciano en una silla de ruedas. Salió como un Hannibal Lecter al que atar a una silla ante la posibilidad de que se comiera los corazones del público. Algo que, en cierta forma, hizo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.