La entrada al País de Nunca Jamás

1. Gofio. Soy adicta a este restaurante canario. Hay que probar el vino de plátano, pero con cuidado que te emborrachas fácil. También el tuétano, dentro del hueso, para untar en pan. Esto me recuerda a mi infancia, mi madre nos guardaba el tuétano y mi hermano y yo nos peleábamos por él (Lope de Vega, 9).

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2. Jardín del Príncipe de Anglona. Es un escondite dentro de la ciudad en el que me gusta refugiarme a leer. Lo descubrí por casualidad, en medio de tanto edificio y tanta urbe, de tanto cemento, no había nadie aquel día, me pareció como la entrada al País de Nunca Jamás (Plaza de la Paja, 6).

3. Teatro Pavón Kamikaze. Tiene mucha oferta y muy buena, he visto mucho aquí y creo que están haciendo algo revolucionario y diferente, dejando el listón muy alto con mucho trabajo. Aquí estamos con la obra El Amante. Después me voy a tomar algo al Café Pavón, en los bajos. (Embajadores, 9).

4. Amores eternos. La ropa es espectacular. Cristina, la artífice de esta tienda vintage, recupera prendas maravillosas desde los años cuarenta hasta los ochenta y se lo sabe todo sobre moda. Cuando voy tenemos buenas charlas. Procuro no comprar ropa nueva y reutilizar lo que ya existe, que ya hay mucha circulando (Santa Bárbara, 9).

5. Como en casa. María José y Teresa son dos señoras que te quieres llevar a casa, como mamás ideales, de catálogo. Regentan esta tienda biológica. No me considero vegetariana o vegana, pero no como carne e intento comer poco pescado, según me pide el cuerpo. Trato de que sea lo más sano y ecológico que se pueda. Aquí encuentro muchas cosas (Ruda, 9).

6. Enclave de libros. Una librería con una gran selección, encuentro cosas complicadas que no encuentro en ningún otro sitio. Leo de todo, me gusta Amélie Nothomb, últimamente leo también mucha historia y antropología. Recomiendo el ensayo Sapiens, de animales a dioses, de Yuval Noah Harari. En esta librería además se celebran presentaciones y otros jaleos (Relatores, 16).

7. La china mandarina. Ambiente agradable, trato amistoso y dan menús a medio día muy completos: te da a elegir entre varias cosas y te las colocan todas en un plato. Fusionan diferentes cocinas del mundo. Mucha gente va a trabajar, porque es tranquilo y puedes concentrarte (Plaza de Cascorro, 17).

8. Toga Restaurante. Es un restaurante argentino aunque la comida no es exclusivamente argentina, mezclan con otras gastronomías. La carne, por supuesto, está muy buena, y tienen un plato de tallarines con atún y salsa kimchi que está de llorar (Juanelo, 23).

9. Cines Ideal. Son un clásico. Me ha pasado de todo en esos cines: me he quedado dormida encima de la señora desconocida de al lado, agarrándola como si fuera mi madre. Otra vez, como me excito mucho viendo películas, en Quemar después que leer me puse a dar gritos completamente absorbida, como si estuviera en mi casa. Muchas veces me dan ataques de ver cine, y lo veo obsesivamente (Dr. Cortezo, 6).

10. Mamá Elba. Soy golosa a rachas. En esta heladería artesana, decorada muy bonita, y con helados increíbles, veganos, sin gluten, siempre están experimentando. A mí me gusta el de stracciatella (Ruda, 15).