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Un museo lleno de autobuses

La Empresa Municipal de Transportes restaura cuatro vehículos para incluirlos a su exposición

Pablo León
Interior del museo de la EMT, en la calle de Mauricio Legendre (Fuencarral).
Interior del museo de la EMT, en la calle de Mauricio Legendre (Fuencarral).

En un hangar de La Elipa, frente al cementerio de La Almudena, luce un flamante autobús rojo de la Empresa Municipal de Transporte (EMT). Aunque el ejemplar, que hacía la ruta 61 a Narváez, se lanzó a recorrer las calles de Madrid en el año 2000, brilla como si estuviera nuevo. Lo acaban de restaurar, junto a otros tres vehículos, para que entre a formar parte del Museo de la EMT, un proyecto que lleva más de una década fraguándose y que el año pasado abrió sus puertas al público.

“Igual este bus no llama tanto la atención actualmente, pero dentro de diez o veinte años -cuando los autobuses sean eléctricos, de hidrógeno, espaciales o redondos-, la gente verá esto como una reliquia”, cuenta Guillermo Deike, responsable del museo en el que se relatan casi siete décadas de historia de los vehículos que han conectado la capital. “Tenemos los primeros vehículos de la era EMT, que son autobuses ingleses de dos pisos, de los años cuarenta”, relata Deike, “también hay modelos de los años cincuenta y sesenta”.

Las nuevas incorporaciones son un Scania Omnicity, un MAN NL263F (el que está en La Elipa), un Iveco Cursor y un MAN NG313F articulado. Para los más profanos, la descripción de los modelos puede no decirles nada. Para los apasionados en la materia, el modelo y el año son claves. Estos cuatro vehículos se dieron de alta en la flota de la EMT entre los años 2001 y 2002 y, tras casi 15 años de servicio, causaron baja a finales de 2016. “En este caso, la labor de restauración no ha sido muy costosa”, explica el director del museo. “Se ha realizado un mantenimiento del motor y de las piezas mecánicas así como el reciclado de algunos asientos, mejoras en el suelo y la carrocería”, añade, “restaurar un ejemplar así puede costar unos 6.000 u 8.000 euros, que básicamente se invierten en compra de materiales”.

La mano de obra la realizan los mecánicos y trabajadores de la EMT -muchos de ellos apasionados de los vehículos que llevan cuidando toda una vida- cuando sacan un rato libre: “Buscamos huecos para que una pareja de operarios se ponga a trabajar con el autobús y lo restauren de manera prácticamente artesanal”, dice Deike. De ahí que tarden unos 5 o 6 meses en ponerlos a punto. El modelo que hacía la ruta 61 estaba en muy buen estado; el mayor trabajo ha sido repintarlo y devolverlo a su color rojo original. Hasta 1994 los autobuses madrileños eran colorados, pero luego pasaron a ser azules. Cuando se produjo el cambio de color, algunos dijeron que era un reflejo del cambio político en el Ayuntamiento (Álvarez del Manzano, del Partido Popular, entró en la alcaldía en 1991). “Fue porque a partir del 94 se empezaron a comprar coches de gas, que fueron pintados de azul para diferenciarlos de los otros. En un momento dado, la mitad de la flota era azul, la otra roja y había algunos amarillos. Se homogenizó en el azul”, cuenta Deike.

Con los vehículos más antiguos, los trabajos de restauración son más duros, “pero más entretenidos; es como un reto”, dice uno de los trabajadores que ha estado pendiente de la recuperación del autobús que está en La Elipa. El reto de los ejemplares más vetustos consiste en realizar una investigación por desguaces y talleres para encontrar las piezas que faltan.

El director del museo, Guillermo Deike, en uno de los autobuses reparados y reformados para el museo.
El director del museo, Guillermo Deike, en uno de los autobuses reparados y reformados para el museo.kike para
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Con las nuevas incorporaciones, la colección de vehículos históricos del Museo de la EMT alcanza las 34 unidades, entre las que destacan, además de los ingleses de dos plantas, bastantes buses de la marca Pegaso; el primero de piso bajo; el primero de gas; microbuses… “El museo se empezó a gestar en el año 2005. Desde entonces, la Asociación de Amigos de la EMT y la propia empresa han ido mimando el proyecto”, cuenta Deike, que reconoce envidiar el cuidado museo londinense relacionado con el transporte (el London Transport Museum).

El año pasado el museo abrió al público en la nave de Fuencarral (calle de Mauricio Legendre, 38-40; visitas los sábados; entrada general 3 euros; www.emtmadrid.es/museo/). “En el museo se puede ver la historia del transporte en Madrid desde mediados del siglo XX”, cuenta Derik”, “pero no solo hay autobuses sino también otros elementos relacionados con la empresa como mobiliario; maquinas de los talleres; asientos antiguos; trajes de época…Es la historia de todos los madrileños”.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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