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Los vecinos del Raval advierten de 20 pisos de venta de droga

La policía ha desmantelado 14 viviendas en el barrio en lo que va de año

Alfonso L. Congostrina
Consumidores de heroína en la calle d'en Roig.
Consumidores de heroína en la calle d'en Roig.

Al portal del número 22 de la calle d’en Roig —una pequeña travesía peatonal que une las calles de Hospital y del Carme, en el corazón del barrio del Raval— le falta algo: la puerta. “Cuando vinieron los okupas lo primero que hicieron fue eliminarla”, explica un vecino que prefiere el anonimato. Dentro, un estrecho y desvencijado portal. Tras subir diez escalones de la finca, un individuo expulsa a los desconocidos. Detrás, un joven que no es capaz de detectar que alguien le está hablando.

Los vecinos de la calle tienen claro qué ocurre en el interior del inmueble: “Venden heroína”. No es un caso excepcional en el Raval. Sostienen que hay cerca de 20 pisos en la zona donde se vende droga. Siempre son pisos ocupados y normalmente pertenecen a bancos. Los traficantes se cuelan en el interior y organizan allí su punto de venta. Los vecinos se quejan de las molestias de los consumidores inyectándose la heroína en plena calle y, de postre, dicen, peleas, gritos e inseguridad.

Con todo, ninguna cifra oficial certifica un incremento del consumo de heroína, estancado en los últimos años. Además, hay agentes de salud en la calle, que hacen intervenciones en los lugares de más riesgo, como estas zonas donde se ha detectado que hay puntos de venta.

El fenómeno de la ocupación de pisos para convertirlos en puntos de venta de droga se extiende por el laberinto del Raval. También tienen pisos detectados en las calles de Riereta, Carretes, Vista Alegra y Picalquers. Algunos vecinos informan de que la papelina de heroína ha bajado de 15 a 7 euros. “Venden por micras y hay días que vemos a más de 200 compradores”, remarca un empresario de la calle d’en Roig.

Los Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana de Barcelona trabajan juntos para erradicar la venta de drogas pero su trabajo no es fácil. En lo que va de año, han desmantelado 14 pisos en el barrio, cuatro el pasado junio. Pero los movimientos de los vendedores en el Raval son siempre iguales. Una vez detenidos los traficantes, muchos consumidores toman su relevo y se instalan en los mismos pisos ocupados por lo que siguen llegando compradores. Los agentes se topan de bruces con la burocracia judicial ya que no puden cerrar la propiedad privada. Por otro lado, una portavoz del Consistorio admitía ayer: “Tenemos problemas para encontrar a los propietarios y más si son entidades bancarias. En el caso de las ocupaciones delincuenciales, para hacer cualquier actuación es necesario contar con una orden judicial”. La misma fuente asegura que comenzarán a tomar medidas para que los propietarios se encarguen de sus inmuebles y “empiecen a actuar”.

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