Un cuerpo insignificante y ubicuo

¿Dónde está Diana? La artista Diana Coca, vestida de riguroso negro, con taconazos y pasamontañas, como una sombra, como un ninja, como una terrorista misteriosa, como una Catwoman feminista, se fue a México y a China a estampar su cuerpo plástico contra los muros, contra las dureces del mundo. 

En la exposición Where is Diana?, mezcla de fotografía y performance (lo performático es lo que aparece en la imagen, esto es foto-performance), Coca coloca su cuerpo dislocado contra los límites físicos, a veces se encarama por el muro de Tijuana incluso cuando la marea sube, o lo enfrenta al óxido y al metal de una desesperante factoría china que parece alienígena. Ahí está el frágil cuerpo, como una araña, como el crudo, como un trapo contra las herramientas de control que se construyen alrededor. Luego lo libera en los verdes bosques.

Coca realizó este trabajo en la vía pública de grandes megápolis, donde el individuo insignificante y alienado no acaba de encontrar su acomodo, y con el rostro oculto con un pasamontañas, inspirado en el grupo ruso Pussy Riot, como forma de simbolizar el miedo al otro —al cualquiera—, que se extiende por el planeta coartando libertades civiles. Si las fronteras y la construcción de muros es otro de los objetos de su crítica, Coca muestra también, en algunos videos de making off, los arduos procesos para traspasar estos límites impuestos por el hombre, que incluyen papeleos e incluso análisis de sangre y de orina.

La profusa documentación, así como sus herramientas de trabajo, se muestran en una vitrina. Un documento amenaza con terribles consecuencias si la artista realiza en China alguna actividad sobre la que no haya informado. La exposición se puede ver en la sala La Fragua de Tabacalera (Embajadores, 51) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte hasta el 7 de septiembre.