Con tacones y a loco
La tradicional carrera en la calle Pelayo cumple su vigésima edición con un lleno absoluto
Dedos al aire, tacones con brillantes y unos pies de la talla 44 embutidos en unos zapatos de la 42, esta es la carta de presentación de Ángel Torres, el vencedor de la carrera de tacones que se celebra cada año durante las fiestas del Orgullo. En su vigésima edición, la estrecha calle Pelayo volvió a llenarse de centenares de personas que no pararon de animar a los corredores (alrededor de 40) que luchaban por permanecer sobre sus tacones y no tropezarse mientras corrían sobre un suelo de adoquines.
En un entorno adornado para la ocasión, con una línea de salida adornada con un pinta labios hinchable de tamaño gigante y muchos globos de color rosa, se preparaban los participantes de esta peculiar carrera. Plumas de indio, camisetas amarillo fluorescente o pelucas variadas eran algunos de los atuendos que lucieron. "No me he preparado mucho para esto porque yo en casa suelo andar con tacones", contó Alfonso, de 37 años. El madrileño tiene una talla 46 de pie y aseguró que se "dejó una pasta" en comprarse unos zapatos que no le quedaran pequeños. Otros, como Carlos, de 18 años, afrontaban la carrera con ilusión y también miedo, ya que afirmó que estaba seguro de que en algún momento se caería. El joven se entrenó para el evento ya que contó que fue a correr varias noches por la carretera para "controlar sus tacones a la perfección".
A las 18.00 se inició la primera semifinal en la que algunos participantes rezagados se fueron quedando atrás por las grandes dificultades que les suponía correr en tacones. Incluso algunos tuvieron que abandonar la competición porque sus zapatos se rompieron. Tras producirse la segunda semifinal, a las 18.30 se colocaron en la línea de salida los corredores de la gran final. En esta última fase el reto era mayor, ya que además de intentar ir lo más rápido posible, los participantes tenían que coger un vestido, una peluca y un bolso por el camino. Elementos que daba con mucha gracia y sobre unos tacones de infarto la popular drag Chumina Power.
Tras una carrera ajustada, Ángel Torres fue el ganador. El joven, de 27 años, hace dos años había quedado cuarto, y antes de competir se mostró muy confiado en sí mismo. "Espero quedar el primero, a pesar de que llevo los pies apretados en una talla 42 cuando uso el 44", contó entre risas. Además, para el madrileño esta carrera tiene un significado especial. "Corro en memoria de las personas transexuales y travestis que fueron perseguidas en Stonewall por ejemplo. Ellos no pudieron elegir correr o cómo hacerlo", explicó.
Aarón Marqués, de 19 años, consiguió alcanzar la segunda posición. El joven confesó "estar reventado" y reconoció que "llega un momento en que ya no sientes los pies". A pesar de los dolores, casi consigue la victoria el primer año que participa y además confirmó su asistencia al evento el año que viene.
Tras su hazaña, los tres ganadores (que recibirán más de 1.000 euros en premios), subieron al escenario situado en mitad de la calle Pelayo y allí bailaron y cantaron con Chumina Power, vitoreados por centenares de personas. No cabía ni un alfiler. "Tengo el corazón contento y lleno de alegría" o "no te quieres enterar, que te quiero de verdad, ye, ye", fueron algunos de los populares temas que cantó la drag en medio de la gran y multitudinaria fiesta en la que se convirtió la céntrica calle del barrio de Chueca. "Quiero un grito de libertad", gritó Chumina mientras muchos de los presentes se profesaban muestras de cariño y bailaban los primeros temas de una noche de WorldPride que se preveía larga, pero sobre todo, llena de personas "orgullosas".
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