Dos violonchelos hacia el futuro

Éxito apoteósico de 2Cellos en su primera visita a Barcelona. Las entradas se habían agotado con varias semanas de antelación y las más de dos mil trescientas personas que abarrotaban las gradas ante el Palacio Real se lo pasaron en grande la noche del sábado durante dos horas aplaudiendo, cantando, bailando y agitando las luces de sus móviles.

Sobre el escenario dos solistas de violonchelo de la antigua Yugoslavia acompañados por una orquesta de cuerda. Eso sí, nada que ver con un concierto de cámara al uso: ¿clásica para heavies o heavy metal para clásicos? Ni una cosa ni la otra o, como suele decirse, ambas al mismo tiempo. Ni lo que salía con una potencia atronadora del escenario ni el público que lo recibía eufórico encajaban con ninguna etiqueta: muchos jóvenes sin pinta de metaleros que probablemente tampoco frecuentan los ciclos clásicos pero mantienen su contacto con el mundo a través de Internet. Y 2CELLOS son un producto de Internet, más concretamente de YouTube. Su primigenio (antes de grabar su primer disco) Smooth Criminal (de Michael Jackson) ha sumado ya más de 30 millones de visitas y temas posteriores como el Thunderstruck de AC/DC han pasado ya de los 86 millones... Y esos son solo dos ejemplos de los múltiples videos colgados del dúo en esa plataforma. Al mismo tiempo, son una de las demostraciones más palpables de que los nuevos medios de difusión sirven también para airear cosas no solo originales sino de auténtica calidad.

Lo más interesante del dúo serbocroata es que no se trata de un producto manufacturado por y para la Red sino una idea sólida para crear una música terriblemente contagiosa que trasciende grupos sociales o tribus urbanas. Funciona sobre un escenario, puede gustar a mucha gente... y gusta.

En Barcelona, para romper su imagen de duros roqueros armados de violonchelos eléctricos comenzaron su concierto con el recurso de la suavidad, incluso un poco empalagosa, y varios temas de películas acompañados por una orquesta local y un contundente batería. Interpretaciones exquisitas y buen humor, pero su público quería algo más intenso. Incluso Luca Sulic tranquilizó al personal al tocar un tema de Gladiator: “Es la última lenta de la noche”, quiso dejar claro. Una toque de alerta porque llegaron Smooth Criminal y Thunderstruck y las gradas se vinieron abajo: todo Pedralbes en pie y en movimiento.

A partir de ahí, la fuerza escénica de los dos violonchelistas, su potente tratamiento del instrumento, su indiscutible virtuosismo y su perfecto y estudiado concepto del espectáculo arrasaron con merecimiento. El público cantó Highway to hell y Satisfaction y no dejó de moverse intentando llegar al escenario (cosa que impidieron los servicios de seguridad). Stjepan Hauser se paseó con un violonchelo inalámbrico colgado al estilo de un guitar hero y el dúo hasta demostró como la obertura del Guillermo Tell de Rossini puede transformarse con naturalidad en una canción de Iron Maiden. Noche redonda.

Realmente 2Cellos ha sabido encontrar todo lo que el violonchelo tenía escondido en su interior durante varios siglos y darle una vida nueva proyectándolo hacia el futuro.