Los prestamistas ilegales del Casino Barcelona
Investigaciones de los Mossos destapan que miembros de la mafia china blanquean dinero con préstamos en la casa de juegos
Eran las cinco de la mañana. Wei estaba jugando a la ruleta y se había quedado sin dinero. Optó por llamar a su compatriota Xiangyang, que le prestó 300 euros más. Pero un “controlador” de la banda de Fujian lo vio. Se movían era territorio vedado. Tanto Wei como Xiangyang se fueron del Casino Barcelona para evitar problemas. Cuatro días después, tres personas esperaban a Xiangyang a la salida del metro de Sant Pau. Eran las cinco de la tarde. Se acercaron, sacaron chuchillos y trataron de apuñalarle en la cabeza y el pecho. No pararon hasta que varios testigos avisaron a la policía. Xiangyang acabó herido por haberse entrometido en el negocio de los préstamos en el Casino Barcelona de la Banda de Fujian, según los Mossos. Hace siete años que la policía catalana detecta a miembros de la mafia china prestando dinero en la casa de juegos de la ciudad.
A Xiangyang le atacaron a cien metros del burdel que regenta su mujer. “No, no, no. Era solo una broma que le estaban gastando, es que los chinos son muy ruidosos”, niega, sonriente, cuando se le pregunta por la agresión a su marido. Recogida en el quicio de la puerta del prostíbulo, que deja entrever un recibidor colorido y un espejo de fondo, improvisa otra respuesta: “Eso pasó hace 10 años”. Pero tanto ella como su marido denunciaron ante la policía el ataque, que ocurrió el 15 de agosto de 2016. “La paliza que le hemos dado no ha sido nada. Solo hemos utilizado cuchillos, la próxima vez le pegaremos un tiro”, declaró un testigo protegido que oyó decir a los implicados.
Ocho meses después, los Mossos detuvieron a 25 personas acusadas de tráfico de drogas y de compatriotas y explotación sexual. Entre ellos, los presuntos agresores de Xiangyang. Parte del dinero que ganaban con la marihuana y los burdeles lo usaban para dejar dinero en el casino, según la policía. Los préstamos, con intereses abusivos, en este caso de 100 euros diarios por cada 1.000 euros, no son un delito. Pero suponen una falta muy grave para la casa de juegos si saben que pasa y lo permiten. Está castigada con hasta 600.000 euros de multa. En el peor de los casos se puede decretar el cierre del local.
“Casino Barcelona no tiene constancia que suceda esto dentro del Casino”, alega su responsable de comunicación. En la investigación no hay ningún elemento que apunte a la connivencia del casino con los prestamistas. El Departamento de Vicepresidencia, Economía y Hacienda, quien inspecciona y sanciona, nunca ha multado ni al Casino Barcelona ni a ningún otro en Cataluña. “Nunca se han detectado estas conductas”, asegura una portavoz de la Generalitat.
El Casino Barcelona aparece en las investigaciones contra la mafia china de la policía catalana de forma recurrente. En 2010, los Mossos rescataron a un niño de 12 años que había sido secuestrado. Su madre tenía una deuda con prestamistas, que le dejaron dinero en el interior del Casino Barcelona. Como la mujer no pagaba, retuvieron a su hijo durante dos días. La madre simuló que iba a pagar el rescate y quedó con los secuestradores en la misma casa de juegos. Los Mossos lograron detener al cabecilla cuando salía del casino y rescatar al menor. Los autores fueron condenados a seis años de cárcel.
El casino lleva 18 años ubicado en los bajos del hotel Arts, en el puerto olímpico de Barcelona, una de las zonas de ocio nocturno y turísticas más emblemáticas de la ciudad. En la entrada piden primero el DNI. Es un filtro. Después toca el segundo, donde de nuevo hay que enseñar el documento de identidad. Ya con la “invitación diaria” en mano se pueden comprar fichas. Turistas, adolescentes o gente mayor caminan por la moqueta de color gris y negro a la una de la madrugada. Con seriedad, se juega a la ruleta, al Blackjack o a las tragaperras. Solo un trío de jóvenes lucen americana. Tejanos, polo y bamba es la vestimenta común.
Un grupo de mujeres hindús espera tomando un té a que sus maridos acaben. No muy lejos, una mujer china, con el bolso y la chaqueta en el regazo, no suelta una máquina tragaperras. Un hombre juega al Blackjack sin quitarse las gafas de sol. Todos ellos son observados y atendidos por decenas de empleados con pajarita blanca y camisa gris. Y cámaras, muchas cámaras de gran resolución que se controlan desde una sala central.
A Di solía estar en la zona de la cafetería. Las llamadas para pedirle dinero eran a cualquier hora: las cinco de la tarde, las ocho, las diez de la noche, las dos de la madrugada… También sumaba el trabajo de los “controladores”, personas que localizaban a compatriotas que lo habían perdido todo. “Ve a la zona donde está ‘Vendo Banca’, al lado de las escaleras, que hay un hombre chino, bajito, de la zona de Qing Ting, búscale y entrégales el dinero”, recoge una de las escuchas. A Di, de 40 años, dejaba el dinero siempre a través de terceros, para “no ensuciarse”, según denunció Xiangyang. Como aval, en ocasiones se quedaban con su documentación.
Él, según los Mossos, era el cabecilla de la red de préstamos que intentó matar a Xiangyang y sigue en prisión preventiva desde que le detuvieron el 10 de abril. Junto a Di di, Tong Yi y a Bing están acusados de la tentativa de homicidio, además de formar parte de la Banda de Fujian, considerada una organización criminal por la policía. Fuentes de la defensa exculpan a los hombres, y atribuyen la denuncia de Xiangyang a la competencia por el negocio. El Casino por ahora no ha tomado ninguna medida.
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