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Tribuna
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Decepción en la EMT con la “Gerencia del cambio”

El autor critica la gestión del equipo de Ahora Marid en la empresa municipal de transportes porque cree que no ha respondido a las expectativas de los trabajadores

Contra el PP todos estábamos de acuerdo. Las esperanzas iniciales de que la suma de izquierda en el Ayuntamiento posibilitara acuerdos laborales progresistas, ya se ha disipado totalmente.

Entendíamos por izquierda lo que en su día fueron los Ayuntamientos progresistas que crearon el Consorcio y que entendían la importancia del transporte público urbano. El folclore de un gerente que procede del mundo de la bicicleta, poniendo en paridad este tipo de transporte con la necesidad diaria de mover millones de personas por una ciudad compleja como Madrid, ya está generando tensiones innecesarias. Que conste que no estamos entrando en el debate del espacio disputado por la bicicleta al vehículo privado, eso es otra cosa.

Más allá de la pose propagandística, la situación de horarios, frecuencias y servicio en general no ha mejorado. El sistema de trabajo, los turnos partidos de 12 horas, los traslados forzosos de cochera para cubrir líneas que no se conocen, la deuda de 90.000 días libres, la presión sobre conductores que no pueden descansar durante su jornada, los retrocesos anunciados por la empresa en materia de igualdad y conciliación y decenas de ejemplos más, muestran el dudoso carácter de izquierda municipal de este Ayuntamiento.

Las agresiones que diariamente sufren los trabajadores van en aumento, y si esa realidad no se refleja en la estadística es porque los agredidos, insultados o maltratados, en muchos casos, ni siquiera redactan el parte de incidencia preceptivo. El servicio de prevención de la empresa niega la asistencia psicológica cuando es solicitada, aunque así lo recoge el protocolo de agresiones vigente; por lo general, se limita a dos días la baja por accidente laboral, aunque el médico de familia la amplíe y la empresa no se siente concernida y, por lo tanto, no se adhiere a la denuncia del trabajador, ni reclama daños o gastos al agresor.

La UGT no firmó el último convenio porque es uno de los más “tristes” de la historia de la EMT y, en una extraña complicidad entre la empresa y los “firmantes”, hemos sido excluidos sistemáticamente de los ámbitos de negociación, se nos niega información o no se recogen en las actas de las reuniones nuestras manifestaciones y denuncias. Recientemente, se ha rechazado el registro del convenio por supuestos errores, y el requerimiento en el que se precisan dichos errores no se nos ha facilitado a los sindicatos no firmantes. Oscurantismo, prepotencia y mala fe presiden el día a día de la EMT, con millones de euros ocultos a la negociación colectiva pactados fuera de Convenio.

El mérito de la lenta renovación de la flota y de la recuperación parcial de la plantilla es un logro político de amplio consenso; el ambiente irrespirable y los retrocesos en materia social y laboral tienen solo que ver con la soberbia de “los nuevos”. Los trabajadores y algunos sindicatos ya lo sabemos.

Juan José Castañeda Soriano es secretario general de UGT-EMT

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