La última cena con sombrero
La mitad de Marlango acaba de sacar un disco de piano en solitario
1. Frida. Es mi multiusos. Es mi oficina, quedo allí siempre con Leonor [Watling] para hablar del grupo. También voy a leer y tomar un café y a leer, o con mis hijos, porque hay un parque al lado (Calle San Gregorio, 8).
2. Flavia. Un restaurante italiano, a mí y a mi mujer nos encanta ese tipo de comida. Para mí, es insuperable una cena allí con una burrata, unos espaguetis arrabiata, una botella de vino Montepulciano y un tiramisú. Si estuviera condenado a muerte, pediría que esa fuera mi última cena (Calle Gil de Santivanes, 2).
3. Yoks. Colecciono sombreros, y cuando voy a Argentina o México, siempre compro uno aquí, porque sé que voy a dar muchas entrevistas,. El sombrero me lo tomo como un objeto de protección no de decoración. Me siento camuflado, es una cuestión de timidez (Calle de Hortaleza, 13).
4. La Magdalena de Proust. Cuando hago la compra, voy con mis hijos y les pretendo enseñar siempre la necesidad de cuidarse, de comer sano. Aquí hay productos orgánicos, naturales, ecológicos... Si te descuidas y solo vas a las grandes superficies, acabas comiendo pienso y sales refinadas (Calle de Regueros, 8).
5. Antonio Machado. También es donde compro alimento para el alma. En esta librería te recomiendan como hace la web de Amazon, solo que no es un algoritmo, sino una persona de carne y hueso, experta en literatura. Te educan como lector (Calle Fernando VI, 17).
6. Headbanger. Mi hijo mayor fue a clases de guitarra. La tienda es preciosa, es perfecta para hacer entrevistas, sobre todo si hay que tocar. Mis amigos guitarristas siempre van allí para la foto. Es más barato que ir a Nashville, pero el entorno es similar, con su pared de ladrillo y sus las vigas de madera. Es una tienda para coleccionistas de guitarras, que antes solo encontraba esos ejemplares antiguos, únicos o raros en internet (Calle de la Palma, 73).
7. Estudio 1. Con Marlango hemos grabado el último disco en Los Ángeles, y no supera a este sitio. Aquí me reencontré con el piano de mi vida. Lo había tocado por primera vez con Marlango en otro estudio que cerró, y lo volví a encontrar aquí 14 años más tarde. He grabado con él todo mi disco en solitario (Calle del Cobalto, 9).
8. La Sala Mirador. Tengo una vinculación familiar, porque es de Cristina Rota, la madre de mi mujer. Pero además es un sitio donde se respira la actuación. Alguna vez he puesto banda sonora a alguna obra allí (Calle del Dr. Fourquet, 31).
9. Sportivo. El dependiente siempre sabe lo que me va a quedar bien para una gira, una entrevista, etc. Para mí es una tarea ardua vestirme. Y allí me dan tranquilidad, porque me gusta la ropa de señor mayor y el dueño lo matiza, para que siempre vaya elegante (Calle Conde Duque, 20).
10. La Tintorería Vinoteca. Juan siempre me aconseja: "Tú que eres de garnacha tintorera no desestimes este Somontano..." Es educador. La tienda es preciosa y tiene vinos que no ves en ningún otro sitio. Su manera de entender el negocio es como la mía: artesanal. A mí no me interesan los vinos marqueses, o pagos, sino las bodegas que hacen dos mil botellas a mano. Si te masificas, es muy difícil mantener la calidad y el mimo de lo que estás haciendo. Me apasiona al mismo nivel que la música (Calle Gurtubay, 4).
Alejandro Pelayo (Santander, 1971) acaba de presentar su primer disco en solitario, La herida invisible: una colección de piezas para piano en las que sobrevuela su admiración por Erik Satie, Bach o Ryuichi Sakamoto. Mientras tanto, sigue girando todas las semanas por nuestra geografía y el extranjero junto a Leonor Watling y su banda, Marlango.
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