Un Verdi muy ‘mapeado’
El ‘Réquiem’ del Auditori decepciona tanto en lo visual como en lo musical
La versión del Réquiem de Verdi en la temporada de la OBC, con un mapping proyectado sobre las paredes del Auditori como novedoso reclamo, prometía grandes emociones. Se anunciaba "con un reparto de primer orden" y con un trabajo visual concebido para trascender "el simple hecho del concierto", aprovechando "el uso de las nuevas tecnologías para dar una nueva dimensión a la interpretación" de la majestuosa partitura. Lamentablemente, no fue así y cabe hablar de monumental decepción ante una propuesta técnicamente irrelevante en el plano visual y, lo que es mucho peor, absolutamente mediocre en lo musical, con una dirección de Kazushi Ono áspera, desajustada, sin alma verdiana.
"Esto parece un piromusical de andar por casa", decía un abonado con horas de vuelo en las temporadas de la OBC. "Y las proyecciones no me dejaban concentrarme en la música", añadía al terminar el concierto. Unas filas más abajo, en el anfiteatro, una espectadora manifestaba una opinión positiva - "con las imágenes la obra me parece más atractiva y entrenida"- sobre el mapping concebido expresamente para las paredes de la sala Pau Casals del Auditori y desarrollado por la empresa Slidemedia. Para gustos, los colores.
Misa de Réquiem
De Giuseppe Verdi
Carmen Solís, Ana Ibarra, Bruno Ribeiro, Michele Pertusi. Orfeó Català. Cor Jove del Orfeó Catala. OBC
Director musical: Kazushi Ono
Auditori. Barcelona, 19 de mayo de 2017
La técnica del mapping, tan espectacular cuando se proyectan las imágenes en fachadas de edificios emblemáticos, puede ser un preciado aliado técnico en representaciones operísticas al aire libre. Pero en el interior del Auditori, el experimento no ha funcionado bien; algunas imágenes de la naturaleza, o de figuras geométricas abstractas, lograban crear por un instante una atmósfera capaz de potenciar el drama que encierra la música, pero la repitición constante, la pobre definición virtual y la irrelevancia artística dieron paso al tedio por su enojosa banalidad.
No ha funcionado la propuesta visual, coproducida por la OBC junto a la Sinfónica de Castilla y León y la Sinfònica de les Illes Balears, Ciutat de Palma, que la han programado en sus próximas temporadas. Pero en el caso barcelonés, lo más grave ha sido el mediocre resultado musical. Sólo la clase, la nobleza en el fraseo y el empaque vocal del bajo Michele Pertusi permite hablar de verdadero primer nivel en el plano de los solistas.
El rendimiento de la soprano Carmen Solís y la mezzosoprano Ana Ibarra fue irregular, con carencias, pero también con buenas cualidades en el plano expresivo que, por ejemplo, dieron fuerza al dificil Libera me final a cargo de la soprano y el coro. Peor le fueron las cosas al tenor Bruno Ribeiro, de voz potente y color atractivo, pero con técnica ruda y cierta tendencia a desafinar, lo que complicó las cosas al resto del equipo en momentos comprometidos.
La problemática concertación de Ono en la que es, sin duda, su peor actuación desde que asumió la titularidad de la OBC, también complicó las cosas a los solistas, al coro y a la orquesta, que sonó con aspereza, violencia y falta de equilibrio; la cuerda parecía desvanecerse por falta de consistencia. La entrega y el sentido musical, con detalles de conmovedora expresividad, del Orfeó Català y el Cor Jove del Orfeó Català, proporcionaron los mejores momentos de una fallida lectura que nada bueno añade al historial artístico de la OBC.
Los coros del Palau estrenaron su nueva etapa con Simon Hasley como titular el pasado mes de septiembre inagurando la temporada de Palau 100 precisamente con una versión del Réquiem verdiano. Lo hicieron junto a la Sinfónica de Londres, bajo la enérgica e inspirada dirección de Gianandrea Noseda, y con Michele Pertusi entre los solistas: fue una versión de mucha más grandeza, tensión dramática y fuerza espiritual en la que no necesitaron mapping alguno, solo calidad, altura artística y convicción en la grandeza de Verdi para trascender el simple concierto y transformarlo en un acontecimiento cultural.
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