El Niño Sáez, un conocido alunicero, muere tiroteado en el distrito de Latina

El homicidio se ha producido alrededor de las 11.30 en la calle de Laín Calvo, donde ha sido tiroteado. Sin embargo, ha seguido caminando hasta el número 24 de la calle de Juan Tornero, donde ha caído desfallecido. En ese momento, varios testigos han llamado a los servicios de urgencia. Los comunicantes ya hablaban de que la víctima estaba agonizando. 

Cuando ha llegado la primera ambulancia del Samur-Protección Civil, el Niño Sáez ha entrado en parada cardiorrespiratoria. Los facultativos le han apreciado dos heridas por arma de fuego en el cuello y otra en el hemitórax, por las que ha perdido gran cantidad de sangre, según un portavoz de Emergencias Madrid. Los facultativos del Samur han intentado reanimarle durante media hora, pero al final solo han podido certificar la muerte. Han dejado el cadáver a disposición de los agentes de Homicidios y del juzgado de guardia.

Nacido el 4 de diciembre de 1980 y vecino de Villaverde, todos sus antecedentes son por delitos contra el patrimonio (robo). Aunque se le considera sobre todo un experto alunicero (ladrón que empotra un vehículo contra un escaparate o nave industrial) y un as en reventar cajas fuertes, fuentes policiales aclaran que practicaba "todas las modalidades de robo": desde golpes con mazas a butrones pasando por alunizajes y atracos con fuerza.

Experto conductor y adicto al gimnasio, acumulaba unas 40 detenciones tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional. Siempre han estado relacionados con robos en establecimientos, en especial de telefonía y de artículos de lujo.

El Sáez, como también se le empezó a llamar con el paso de los años, lideraba desde el año 2000 un grupo dedicado a reventar cajas fuertes y de seguridad y robar coches de alta gama que actuaba no solo en Madrid sino también en Málaga, Murcia o Zamora. Iban a lo grande y los pillaron en 2005, cuando la Policía dio por desarticulada su banda. Se le acusó de poseer propiedades y dinero en efectivo que superaban los 50 millones de euros, entre ellas un bloque entero de cuatro alturas en la capital. Según los investigadores, además de aluniceros eran brokers e inversores inmobiliarios: todo el dinero que ganaban lo metían en viviendas o en Bolsa.