El movimiento político Lliures decide erigirse en partido político
Josep Antoni Fernández Teixidó y Roger Muntañola impulsan una formación contraria al proceso independentista
El movimiento político impulsado por el consejero y diputado convergente Antoni Fernández Teixidó y el exdiputado de Unió Roger Muntañola, Lliures, se convertirá en un partido político. Así lo ha decidido su conferencia preliminar, al que han asistido unas 400 personas. La nueva formación nace con el objetivo de concurrir a las próximas elecciones autonómicas con un programa de base liberal y humanista y contraria al proceso independentista de Carles Puigdemont.
La decisión de Lliures, que llevaba meses tratando de ganar apoyos y articular una base sólida, llega apenas dos semanas después que Unió anunciara su liquidación definitiva, forzada por el concurso de creditores en el que estaba inmerso. Lliures se ha aproximado a la formación socialcristiana y ha logrado captar a algunos de sus antiguos miembros, los más refractarios a posiciones independentistas. Hubo incluso reuniones con Josep Antoni Duran Lleida y Ramon Espadaler en busca de una posición común que ha sido imposible.
Fernández Teixidó piensa en crear un partido de estructura similar a la de Podemos, sin una pesada estructura orgánica. Una de las incógnitas es cómo se surtirá de los recursos necesarios para acudir a las próximas elecciones, en las que, pese a su defensa de "un catalanismo puesto al día", batallará con los votos de Ciudadanos y del PP y aquellos del Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCAT) que puedan desmarcarse del independentismo. Se trata de un caladero de votos complejo, en el que ha subido la formación naranja, se ha reducido la de los populares y ha desaparecido la que representaba Unió. De momento, se consideran necesarios unos recursos de 150.000 euros para armar una estructura de partido en los próximos seis meses.
En el eje ideológico, Lliures se presenta desacomplejadamente como liberal, pero rehuye el concepto "de derechas". Defiende el libre mercado, la propiedad privada, la reducción de impuestos de la Generalitat, la eliminación de trabas burocráticas y la colaboración público-privada en la sanidad. Explota así la antítesis de la "izquierdización" que, en opinión de sus impulsores, ha sufrido la política catalana en los últimos años. Denuncian que el PDeCAT ha virado en ese sentido para acercarse a ERC, a la vez que esa pulsión progresista se ha redoblado por la dependencia de la CUP, la formación anticapitalista que garantiza la estabilidad parlamentaria de Junts pel Sí.
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