Palestina echa raíces en Alcalá
Diez embajadores celebran en la ciudad cervantina el Día de la Tierra y reinvindican los territorios ocupados por Israel
El día que El Mehdi Khayat llegó al mundo en una aldea de Tadla, en el corazón del Atlas (Marruecos), a miles de kilómetros, el ejército israelí mataba a siete jóvenes palestinos en una jornada de huelga. Protestaban de forma pacífica por la ocupación de su país. Desde ese 30 de marzo de 1976, Palestina conmemora el Día de la Tierra, una jornada en la que reclama el territorio que debieron abandonar antes de emprender la diáspora y que hoy Israel sigue ocupando pese a las resoluciones de Naciones Unidas. En España viven 40.000 palestinos, más de 6.000 en Madrid. Algunos se han acercado este jueves hasta Alcalá de Henares para reivindicar su tierra en un acto lleno de sentimentalismo.
La voz atronadora de Khayat, un empresario marroquí muy ligado a la causa palestina, ha retumbado en la plaza de Cervantes, en el centro de la localidad, donde ha cantado Saludos para ti, un poema de Mahmud Darwish dedicado a la patria. Antes, formó parte del séquito que acompañaba al alcalde, Javier Rodríguez Palacios, y al embajador palestino en España, Musa Odeh. Con ellos, una decena de embajadores, desde el de Turquía al del Líbano pasando por los representantes de Arabia Saudí o Jordania. Todos ellos han participado activamente en la plantación de un olivo, símbolo de Palestina y acto central en el Día de la Tierra.
El lugar elegido para conmemorar el 41 aniversario de esta efeméride ha sido el Parque Romano de Forjas, una explanada en la confluencia de las calles Cuesta de Teatinos y Belvis del Jarama, a solo diez minutos de la estación de tren. Los vecinos se han asomado a los balcones y han aplaudido, desde la distancia, un evento en el que una treintena de asistentes no ha parado de hacerse fotos y ondear banderas palestinas. “Plantamos una resistencia pacífica contra quienes destruyen nuestras casas y confiscan nuestra tierra. Bajo la ocupación israelí no puede existir vida digna”, ha asegurado Musa Odeh antes de palear con ahínco. La misma determinación que mostró el año pasado durante el acto en la capital y en el que estuvo acompañado por la alcaldesa, Manuela Carmena.
Una obligación moral
“España tiene una obligación moral con el pueblo palestino. Alcalá apoya sus derechos legítimos. El camino es el entendimiento, y en esta ciudad tenemos el ejemplo porque convivieron las tres grandes religiones”, ha subrayado Rodríguez Palacios. El embajador, ataviado con una kufiyya (pañuelo palestino), le ha agradecido el gesto. No ha parado de sonreír. Luego, han descubierto juntos una placa para inmortalizar esta fecha histórica. En ella, unos versos de Mahmud Darwish, un poeta palestino fallecido en 2008 que describió en su obra el desgarro del exilio. Un vecino de Alcalá, donde vive una decena de palestinos, ha leído su poema Sobre esta tierra. A continuación, Mahmud Sobh, catedrático emérito de la Universidad Complutense, ha presentado su Romancero de Alcalá.
Sobh, de 80 años, ganó en 1974 el premio de poesía Vicente Alexaindre. Lleva más de medio siglo en Madrid, donde llegó para estudiar. Lo mismo le ocurre al periodista Jalil Sadaka, de 65 años, o al urólogo Salah Shihadeh, de 68. “Me enamoré y me quedé. Ahora tengo hijos y nietos que son españoles, pero de sangre palestina. Uno siempre lleva dentro su hogar, pero las raíces son más fuertes por la situación que se vive allí”, afirma Salah. El suyo es un mensaje de paz. El trasfondo: que se cumpla con el artículo 49 del cuarto Convenio de Ginebra (firmado en 2012) que, junto a la resolución 242 de Naciones Unidas, exige a Israel la retirada de los territorios ocupados. “Solo queremos una paz duradera y vivir en una tierra libre”, ha pregonado el embajador palestino antes de perderse por el castillo sobre el campo de heno, nombre árabe de Alcalá de Henares.
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