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Archivado el asesinato de un hombre en un cumpleaños por falta de pruebas

Los dos únicos investigados se acusaban mutuamente del crimen

La muerte de Carlos Enrique M. N. sigue siendo un misterio un año después. El Juzgado de Instrucción número 38 de Madrid ha sobreseído el caso. El auto concluye que no existen elementos suficientes que permitan imputar el homicidio a alguna persona concreta. Carlos Enrique, un ecuatoriano de 33 años, fue asesinado en la madrugada del 3 de abril de 2016 en un piso de Puente de Vallecas. Recibió 14 puñaladas durante el cumpleaños de otro compatriota que también resultó herido leve. Un día después, la policía detuvo a una tercera persona presente en la fiesta, O. J. P. M., que ha pasado más de tres meses en prisión preventiva.

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“No se puede determinar exactamente quién mató a Carlos Enrique. Ambos amigos se echan la culpa mutuamente y, además, hay indicios probatorios de que (el autor del crimen) podría ser cualquiera de los dos”, afirma Alfredo Arrién, abogado de O. J. P. M., que fue señalado inicialmente como el posible homicida. El auto, fechado el 28 de febrero, destaca “las numerosas contradicciones e interrogantes que se desprenden” de la instrucción. “No ha pasado nunca algo similar en España: un caso en el que hay un muerto, dos investigados, y que no exista elementos que puedan determinar quién es el culpable. Un auténtico bombazo”, recalca Arrién.

La resolución judicial sostiene, además, que el registro en el domicilio del investigado O. J. P. M., producido tan solo 24 horas después de los hechos, no puede ser tenido en cuenta por haberse realizado sin presencia de su letrado. Dicha diligencia fue declarada nula por el juez el mes pasado. “Esa decisión elimina los indicios probatorios de mi cliente como autor del asesinato. La policía entró en la vivienda sin autorización judicial y sin mi presencia”, reitera Arrién.

Una fiesta que acabó en tragedia

En la noche que sucedieron los hechos, la víctima compartía fiesta de cumpleaños con tres amigos. Uno de ellos argumenta que no presenció ninguna agresión ni discusión. Su declaración no es determinante porque abandonó la vivienda a las dos de la madrugada. Así lo certifican los otros dos asistentes, que se culpan mutuamente del asesinato. Uno de ellos, el hombre de 33 años que celebraba su cumpleaños, fue hallado junto al fallecido en estado de inconsciencia por la ingesta de alcohol. También presentaba varios cortes en una mano. En un primer momento la situación apuntaba a que estaba implicado en los hechos y que, incluso, podría haber sido el autor material del crimen. Luego, las pesquisas viraron hacia el otro acompañante, O. J. P. M., de 35 años y también de origen ecuatoriano. Ambos niegan su participación en el caso. Las contradicciones se mantienen en el auto, donde el herido por arma blanca asegura haber llamado hasta en tres ocasiones a los servicios de urgencias. En la primera llamada, a las 5.06 del domingo, aseguró no saber lo que había pasado pero que estaban todos sangrando.

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Cuando la policía llegó a la vivienda, un segundo piso de la avenida de Monte Igueldo, Carlos Enrique ya llevaba muerto varias horas, según los informes forenses. El herido les dice entonces que han sido agredidos por unos varones, pero que desconocía las identidades. Horas más tarde, manifestó que el fallecido y O. J. P. M. habían discutido y que vio cómo este último “venía con un cuchillo en la mano” y les atacó, lo que denunció a las autoridades. El cambio de versión, resalta el auto, resta credibilidad al testimonio, pero constituye “una importante acreditación de la autoría de los hechos”. O. J. P. M. declaró lo contrario: que cuando abandonó la casa, “se estaba produciendo una discusión” entre el fallecido y su amigo, que acabó herido en la mano.

Por si no fuese suficiente, el informe forense señala que el cuchillo presentado por la policía es “incompatible” con la herida que determinó la muerte de Carlos Enrique. Tampoco concuerda con dicho arma el corte que presentaba el amigo del difunto en su mano. “No se ha podido determinar ni individualizar ni el arma utilizada contra el fallecido ni contra el lesionado y también investigado”, reza la resolución judicial. El auto, sin embargo, no descarta ninguna hipótesis, desde la autoría de uno de los dos investigados o, incluso, de ambos.

Aumento de los homicidios en 2016

El de Carlos Enrique fue uno de los 38 homicidios que se registraron el año pasado en Madrid, ocho más que durante 2015, el año de menor criminalidad desde que hay estadísticas. La crónica negra regional estuvo marcada en 2016 por el triple crimen del bufete de abogados de Usera, aún sin esclarecer, y por las violentas reyertas entre bandas latinas, que causaron tres muertes. Otros tres homicidios correspondieron a casos de violencia de género.

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