Lo que le faltaba a Glòries
La sospecha de corrupción sobre las obras del túnel es la puntilla a los retrasos
Solo le faltaba una sospecha de corrupción a la plaza de les Glòries, el cruce de las tres grandes arterias viarias de Barcelona (Diagonal, Gran Via y Meridiana). La aparición, la semana pasada, de las obras del túnel para soterrar la Gran Via en el listado de proyectos investigados en el caso del 3% —que investiga supuestos pagos de comisiones ilegales a Convergència a cambio de adjudicaciones de obra pública—, es la puntilla a los retrasos sobre la reforma de este enorme espacio.
Un túnel de complejísima ejecución para soterrar 25 metros la Gran Via (el trazado previsto inicialmente era mucho más superficial), cuyas obras comenzaron rozando el final del pasado mandato y llevan 18 meses de retraso, tal y como reveló este diario en octubre pasado. El proyecto afecta a uno de los accesos de la ciudad para 150.000 coches. La zona lleva tres años patas arriba. Y mientras, el Compromís de Glòries, un planeamiento consensuado entre vecinos y Ayuntamiento hace una década que contempla equipamientos de barrio y mil viviendas, está en gran parte todavía por hacer. Sí se han estrenado los nuevos Encants (57 millones de euros de coste) o el Museo del Diseño (65 millones).
Colau tendrá la auditoría del túnel en unas semanas
En octubre pasado, después de revelar este diario que las obras del túnel de Glòries llevan 18 meses de retraso, la CUP presentó una proposición en la comisión de Urbanismo que pedía auditar el proyecto. La propuesta salió adelante con los votos de los anticapitalistas, Barcelona en Comú, ERC, Ciutadans y PSC. CiU y el PP se abstuvieron.
Bimsa adjudicó en diciembre por 44.000 euros el estudio económico y técnico al Instituto Técnico de la Construcción (ITEC), explicó la dirección de la empresa municipal durante un Consejo de Administración celebrado hace unos días. Según fuentes municipales, el estudio estará listo “en unas semanas”.
El espacio —porque llamarle plaza, ahora, la verdad, cuesta— está dedicado, según el Nomenclator, “a las glorias cívicas y militares de Cataluña”. Donde el ingeniero Ildefons Cerdà imaginó a mediados del siglo XIX el centro de la ciudad. No lo es y lleva desde 2014 en obras. Tres años si se cuenta solo desde los trabajos de derribo del anillo viario construido durante el frenesí olímpico. Un proyecto que debería terminar con el tráfico de la Gran Via soterrado y el enorme espacio de la superficie convertido en una plaza, la Canòpia.
Las de Glòries son la mayor obra que hay en marcha en Barcelona. Por envergadura y por afectación ciudadana y en la movilidad. Desde los trabajos previos al derribo del tambor que comenzaron a finales de 2014 van gastados casi 30 millones de euros. Y la primera fase del túnel (entre las calles de Castillejos y Badajoz), ahora investigadas, fue adjudicada por 50 millones, aunque el presupuesto era de 88 y salió a concurso por 64.
El ejecutivo del ex alcalde Xavier Trias cuantificó la obra en un total de 170 millones. Pero está por ver si se realizará la segunda fase, entre Badajoz y Rambla del Poblenou. El actual ejecutivo de la alcaldesa Ada Colau no es partidario de alargar el túnel, pero la presión vecinal es muy grande y está por ver qué acaba decidiendo.
A todo ello hay que sumar los 42 millones que costará la Canopia (un 40% más de lo previsto), el futuro parque que culminará la intervención. Una zona verde que ocupará 12 hectáreas que comenzará a construirse durante el primer semestre de 2018, solapándose con las obras del túnel. No hay fecha de finalización.
Fuentes del actual ejecutivo y de anteriores lamentan lo que está ocurriendo con este nodo de comunicación de la ciudad. “El próximo mes de marzo se cumplen 10 años del Compromiso de Glòries y lo que motivaba el pacto, que eran los equipamientos y la zona verde, es lo único que no está terminado”, lamenta un concejal. “La reivindicación no pasaba por el túnel, durante el mandato de CiU nos vendieron que era imprescindible, tiraron el tambor, que era algo simbólico, y licitaron el túnel dos meses antes de las elecciones”, añade. Un ex cargo de la casa coincide en que el problema de Glòries es “que no se ha atendido el Compromiso”. Y recuerda que, si es cierto que el pacto con los vecinos se firmó en marzo de 2007, el replanteamiento de todo el conjunto se remonta al año 2003.
Sobre el túnel que ahora está en el punto de mira de la investigación judicial, estas voces coinciden en alertar de que desde hace años había señales de que quizás no era necesario. Y menos hacerlo tan complejo técnicamente, pasando por debajo de túneles ferroviarios, del metro y de grandes infraestructuras. La crisis redujo mucho el tráfico y ese hubiera sido el momento de replantear la movilidad, y más con la irrupción del tranvía, el sistema de bicicletas públicas (Bicing)…., apuntan.
Pero el gobierno del ex alcalde Xavier Trias —que años atrás había rechazado el túnel pero dio el sí a la obra en 2012— presentó el proyecto en octubre de 2014 y la inició dos meses antes de las municipales de 2015. Un túnel que el equipo de la alcaldesa Ada Colau se encontró ya adjudicado e iniciado. “Está todo listo para apretar el gatillo”, dijo el entonces teniente de alcalde de Hábitat Urbano, Antoni Vives —detenido el jueves y puesto en libertad el viernes—, en un acto en el que la plana mayor de Urbanismo subrayó que había dinero para hacerlo.
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